EL-SUR

Sábado 04 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

La partidocracia, el nuevo régimen / Zeferino, Félix y Chavarría, principales beneficiarios

Juan Angulo Osorio

Septiembre 02, 2007

 

Dos días después de que el secretario de Gobierno Amando Chavarría, por medio de su corriente anunció una “alianza
estratégica” con el gobernador Zeferino Torreblanca, el alcalde de Acapulco, Félix Salgado Macedonio hizo lo propio con la
diferencia de que éste incurrió en una gran mentira: dijo que nunca hubo un distanciamiento con el Ejecutivo del estado.
Chavarría y Salgado Macedonio han quemado las naves. El primero ha comprometido su futuro a Torreblanca, suponiendo que
éste apoyará sus aspiraciones a la gubernatura. El segundo dijo adiós a cualquier posibilidad de volver a ser candidato de algo,
pues de ahora en adelante nadie le va a creer nada, y solamente le apostará a terminar su gestión en el Ayuntamiento y a que no
lo fastidien cuando deje el cargo.
La decisión de los dos políticos más visibles del PRD de subordinarse a Torreblanca puede interpretarse como la confirmación de
que ya hay un nuevo régimen político en México: el de la partidocracia.
Este régimen es el que pretende consolidarse con la reforma electoral en curso, si se atiende a las observaciones hechas ya por
algunos analistas políticos tras el proyecto que se anunció el viernes en el Palacio de Minería de la ciudad de México. Al parecer
quedará intocado el poder de la televisión en los procesos electorales y, con él, el poder del dinero en la política. Serán
candidatos los que tengan dinero para contratar los carísimos spots televisivos, y las fuentes de estos recursos ya se saben
cuáles son. Entre otras, los gobernadores.
¿Quiénes son los únicos interesados en que no cambie la relación medios electrónicos-partidos? No ciertamente los ciudadanos,
sino precisamente los partidos. Serán candidatos aquellos que tengan el apoyo de las nomenklaturas partidistas, y éstas lo son
porque no solamente controlan las prerrogativas públicas, sino también las no públicas que pueden ser igual o más abundantes
que las primeras.
¿A los intereses de quién responde que se mantengan en su cargo como si nada los gobernadores de Oaxaca y Puebla? No,
ciertamente, a los intereses de los oaxaqueños y los poblanos, pero sí a los intereses del PRI, que encuentra allí una fuente de
recursos para sostener al aparato partidista y para aceitar la maquinaria electoral.
Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error, dijo en los 60 El Oso Garizurieta, tío por cierto de dos amiguísimos míos de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, César y Tito Briz Garizurieta, el primero un filósofo erudito que murió muy
joven, y el segundo un empresario que encabeza los exitosos restaurantes El Cardenal de la ciudad de México.
Parafraseando al Oso Garizurieta, corriente perredista que viva fuera del presupuesto se condenará a vivir en el error. Y es ésta
precisamente la máxima que aplicaron Armando Chavarría, para profundizar su sometimiento al gobernador; y Félix Salgado para
hacer las paces con Torreblanca y sugerir sin ningún rubor que alguien por allí había inventado que estaba distanciado del “señor
gobernador”.
Si Torreblanca, Chavarría y Salgado tienen diferencias en las tácticas o las estrategias para haer de Guerrero una entidad con
menos desigualdad social y mejor calidad de vida, eso no importa; tampoco si tienen o no un proyecto de transformaciones
democráticas.
Lo que importa es el partido. En este caso, que el PRD llegue unido a las elecciones de alcaldes y diputados locales del año
próximo. Si éste es un propósito entendible, la manera en que se pretende conseguir esa unidad obliga a la pregunta ¿qué PRD es
el que contenderá en las próximas elecciones?
Por lo visto hasta ahora, será el PRD del gobernador.

*****

En los 50 al presidente estadunidense Harry S. Truman le llegó la queja de las atrocidades que cometía contra el pueblo y sus
opositores en Nicaragua el dictador Anastacio Somoza. Y es que los crímenes de Estado de su colega nicaragüense contradecían
la política exterior de una nación que se ha jactado históricamente de sus instituciones democráticas; que después de la Segunda
Guerra Mundial se declaró defensora del “mundo libre” frente a la amenaza del comunismo.
“Somoza is a son of a bitch”, le dijeron a Truman, quien respondió: “Sí es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.
A los dirigentes del PRD en Guerrero muy bien se les pueden atribuir palabras similares, sin caer en el lenguaje prosaico de la
élite política estadunidense: en Guerrero hay un gobernador que traiciona a los más pobres del estado que votaron por él, que
está aliado a las fuerzas autoritarias y corruptas que vencimos ampliamente en las urnas, pero es nuestro gobernador.
El razonamiento es de un pragmatismo brutal. Quieren decir con eso que Torreblanca no va a poner el gobierno y sus recursos al
servicio de los priístas Ángel Aguirre o Fermín Alvarado o Héctor Astudillo; o del senador de Convergencia Luis Walton. No.
Torreblanca va a apoyar a Chavarría para la gubernatura, a Gloria Sierra para la alcaldía de Acapulco, a Sebastián de la Rosa para
la de Chilpancingo y a Félix Salgado para que no le pase nada cuando termine su gestión en el Ayuntamiento.
No importa si, ya en el gobierno, Chavarría aplica las mismas políticas que aplicaría Ángel Aguirre; si Gloria Sierra desaparece el
municipio libre y administra Acapulco como empleada del gobernador; si De la Rosa gobierna Chilpancingo –digo, es un decir–
con la intolerancia con que trata a sus adversarios políticos.
Lo que importan son las personas, no los proyectos de cambio democrático. Lo que importa es que EL PARTIDO –con
mayúsculas– pueda presumir sus estadísticas y decir que tiene “seis” gobernadores –por supuesto que incluyen a Torreblanca– y
más de 400 alcaldes. No importa si esos gobiernos están mejorando la vida de la gente; si están propiciando la participación de
los ciudadanos en la toma de decisiones; si defienden con dignidad ante los gobernadores la autonomía del municipio; y ante el
presidente, la soberanía de los estados que gobiernan.
Dirán algunos que estamos exagerando, pero ya está muy cuesta arriba que Chavarría, Sierra y De la Rosa puedan deslindarse de
las políticas del gobernador, que tantas veces y con tanto denuedo han defendido, a veces incluso con más fervor que el propio
Torreblanca. Mientras que está muy cuesta arriba asimismo que Félix Salgado pretenda deslindarse de nuevo del gobernador,
pues no faltarán quienes digan –con razón– que mañana se volverá a contentar con su amigo, le declarará de nuevo su lealtad
eterna y le echará la culpa a otros porque inventaron que está peleado con Zeferino.
La siguiente frase de Félix Salgado, dicha el lunes pasado en Acapulco, en el acto con Torreblanca en la entega de escrituras del
Fideicomiso Acapulco, pasará a la historia de la incongruencia política: “No queda ni siquiera ninguna nubecita ahí que pueda dar
pie a pensar que hubiera un distanciamiento entre el gobierno del estado y municipal, más bien todo lo contrario unidad y
fortaleza para el pueblo de Acapulco”.

*****

Los zeferinistas, y el propio gobernador no se cansan de decir en privado que los de El Sur somos “amarra-navajas”. Torreblanca
con mucha frecuencia dirige sus dardos hacia nosotros y siempre que puede nos acusa de “tergiversar la realidad y buscar
enfrentar a los unos con los otros”.
En los dos casos de ríspidos enfrentamientos recientes nosotros nos limitamos a publicar informaciones ciertas y con fuentes y
antecedentes que, además, las hacían verosímiles.
Por ejemplo, nosotros no redactamos el convenio mediante el cual el gobernador pretendía despojar al municipio del control de
la CAPAMA. Ese documento existe y aquí lo publicamos íntegramente. ¿Y quién nos filtró ese texto? Pues alguien cercano al
presidente municipal, para decir que éste no dejaría que el gobernador se apoderara de la CAPAMA para después privatizarla.
Además, las declaraciones del alcalde en defensa del municipio libre y en contra de asistir a actos públicos con el gobernador son
incontables. No inventamos aquí las primeras ni sugerimos a Salgado Macedonio nada, ni éste envió ninguna carta que
desmintiera la información que aquí publicábamos.
El otro caso, el de la entrega de la presea Sentimientos de la Nación que otorga el Congreso del Estado. Quien dijo con todas sus
letras que hubo una injerencia directa del gobernador en la decisión de los diputados del PRD no fue El Sur, sino el propio doctor
Pablo Sandoval Cruz.
Lo que pasa es que el gobernador quiere imponerse sobre todas las fuerzas políticas del estado sin gritos ni sombrerazos. Sin
“broncas” y sin “presiones”, como le dijo al líder de la CERP-CETEG Nicolás Chávez el miércoles pasado en Chilpancingo. Tiene
Torreblanca el sueño de todo autócrata: un pueblo obediente, políticos sometidos e instituciones subordinadas. Que no haya
debate y que todo se resuelva en lo oscurito. ¿Para qué tanto brinco estando el presupuesto a la mano para compartirlo? Tal es la
premisa de su gobierno.
La modernidad es la crítica, dijo Andrés Manuel López Obrador en su discurso en la inauguración del Décimo Congreso Nacional
del PRD que terminó hace 15 días. ¡Ufff! ¡Hace muchísimo tiempo de eso! Ya ni quien se acuerde de tal Congreso. Pues aquí el
gobernador que defiende y sostiene su partido es enemigo de la crítica y amigo de la unanimidad.
Si el PRD se quiere unir para ganar una mayoría de posiciones en las elecciones venideras, qué bueno. Pero que sus dirigentes no
nos echen la culpa a nosotros de sus distanciamientos, desencuentros y diferencias. Aquí solamente las consignamos. Y que
tampoco nos pidan que callemos porque la crítica le hace el juego al enemigo. El enemigo está en casa. Si hoy pretende presentar
otra cara es porque quiere imponer a sus candidatos en Acapulco y en el Congreso del Estado. Para eso quiere las alianzas con
Chavarría y para eso le servirá el sometimiento de Félix Salgado. Ya después verá qué hace. Si llegan a la Cámara Carlos Álvarez y
Armando Ríos Piter ¿creerá Chavarría que lo harán para subordinarse al diputado que él ponga del Polo Guerrerense de Izquierda?
No, será una fracción todavía más zeferinista que la actual. Y si Gloria Sierra llega al Ayuntamiento de Acapulco ¿creerá Chavarría
que toda esa fuerza política que acumularía Torreblanca sería para dársela a un político que no es de su grupo, por más lealtad y
subordinación que le haya mostrado?
En fin. Que el secretario de Gobierno y el alcalde de Acapulco optaron por reforzar sus compromisos con el poder. Decidieron
mirar hacia arriba en busca de fuerza política, protección y cobijo. No pasará mucho tiempo en que veamos qué opinan los de
abajo, incluidos aquí los militantes de base del PRD. A la clase política perredista no le importa a esta alturas ganar elecciones
como sea, incluso en medio de un gran abstencionismo. Ya veremos si los guerrerenses de a pie piensan lo mismo.

*****

Transcribo a continuación la siguiente carta en respuesta al editorial en el que anunciamos algunas medidas de austeridad para
afrontar el recrudecimiento de la hostilidad del gobernador del estado hacia nuestro periódico, con un comentario al final.
“Señor director:
Ojalá pudiera dar a conocer a la opinión pública estos modestos comentarios:
A lo largo de estos últimos años El Sur ha contribuido de manera significativa al avance democrático en el estado de Guerrero, y
es válido reconocer que lograr un proyecto que beneficie directa o indirectamente a las y los guerrerenses es el objetivo de toda
la sociedad incluido el gobierno, por lo que nos es difícil creer que haya una administración obstinada en estar en contra de un
periódico independiente, con objetivos claros como el de informar lo que se ve, se habla y se siente en el pulso de la población
que trabaja y camina en las calles a lo largo y ancho de la entidad.
Queremos hacerles saber a todos los que forman parte de El Sur que igual que muchas y muchos guerrerenses dentro y fuera del
estado, estaremos al pendiente de lo que vaya aconteciendo en cuanto a la situación crítica por la que esta pasando este
reconocido diario.
Por lo que toca a nosotros, creemos y compartimos lo que se escribe en el siguiente párrafo del texto editorial publicado el
miércoles: que el PRD “llegó al gobierno para ampliar las libertades democráticas y no para cercenarlas”. La contundencia del
triunfo en las urnas debería darnos para más, lo único que podemos decir es que estamos convencidos de que este es un
gobierno de transición democrática y que seguiremos luchando con todos los sectores de la población para que en un futuro no
muy lejano dicha transición sea para el bien del estado de Guerrero en un gobierno que se apegue totalmente a los principios y
postulados del PRD.
Nuestra más sincera y amplia solidaridad para que sigan en su quehacer de informar y seguir contribuyendo en este cambio
democrático que tanto anhelamos.
Atentamente
José Francisco García González, Francisco Javier Vergara Martínez, Raúl Suárez Martínez, Santos Manuel Alarcón Romero, Rocío
Ponce Alejandro, Norberto Refugio Chamú, integrantes del Comité Ejecutivo Estatal del PRD en Guerrero”.
Agradezco sinceramente esta muestra de solidaridad de un grupo de dirigentes estatales del PRD, que se unen a otras tantas que
hemos recibido por escrito y mediante llamadas telefónicas. Aquí seguiremos.
Pero por otro lado, no comparto la idea de que ya estemos en una etapa de transición democrática. Estamos en la alternancia.
Ustedes se colocan muy allá y yo muy acá. Casi casi estamos en el quítate tú, para ponerme yo. La transición democrática implica
nuevas instituciones, nuevas prácticas y nuevos liderazgos. A la clase política que se forjó después de la gran movilización
electoral de 1988 ya se le está llamando la generación del fracaso.
¿No incluirían ustedes en esa clase política a Zeferino, Félix, Chavarría, tres de los principales beneficiarios de aquella
insurrección cívica? ¿Pueden estos políticos ser los líderes de las nuevas instituciones democráticas que se requieren en Guerrero?
¿No se perfilan más bien como los nuevos caciques?