EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

LA POLÍTICA ES ASÍ

En la ruta del 2021

Ángel Aguirre Rivero

Agosto 23, 2019

Hace unos días leí las declaraciones del diputado Celestino Cesáreo, quien me califica como un profesional en la política, cosa que le agradezco. Sin embargo, no puedo coincidir con él cuando señala que estoy construyendo candidaturas en varios partidos.
Ciertamente, no puedo negar que me he reunido (y lo seguiré haciendo) con diversos actores de la política, de filiaciones distintas. También es cierto que a lo largo de mi vida construí alianzas y amistades que perduran, como se pudo apreciar en el proceso electoral de 2011.
Pero los tiempos cambian, así como las circunstancias. Hoy como exgobernador de mi estado me interesa conocer los proyectos para Guerrero de los diferentes actores políticos, su compromiso con el desarrollo, y su capacidad de conciliación.
Lo anterior, dista mucho de tener huevos en varias canastas. Hasta el día de hoy mi simpatía (sin ser miembro de este instituto) sigue siendo por el PRD. Soy hombre de gratitudes y esa institución me abrió las puertas para ser gobernador por segunda vez. Nunca lo voy a olvidar.
En este momento, nuestro trabajo está enfocado en el proceso de afiliación a través de la agrupación Izquierda Progresista Guerrerense (IPG). Tengo la firme convicción de que llegaremos al 2021 como uno de los partidos más competitivos en la entidad; aunque algunos no lo crean así, respeto sus puntos de vista.
Esta etapa previa al inicio del proceso de sucesión, debe servir a todos para reflexionar, para identificar al mejor perfil (sea hombre o mujer) que pueda encabezar los esfuerzos de Guerrero a partir del 2021.
Cuando he colocado sobre la agenda la pertinencia de construir alianzas, no simplifico esta idea a ir con un partido político como tanto se ha escrito, lo que he expresado, tiene que ver con la real politik, donde las fuerzas políticas de izquierda guerrerense no han logrado transitar por la ruta del acuerdo, ya sea por sus conflictos internos, o por irreconciliables diferencias en las cúpulas nacionales.
Tengo claro que cuando se promueven alianzas inviables (como lo mostró la elección del primero de julio de 2018), el ánimo de la militancia rebasa a las dirigencias, y los acuerdos que se suscriban deben tomar esto en cuenta.
Me parece más importante explorar el nombre o el hombre/mujer, sin determinar a qué partido político pertenezca; o venga de la sociedad civil.
Mi experiencia me dice que hoy la población vota en gran medida por la persona y no por el partido político. Que a través del voto expresan rechazo a los políticos que representan el estereotipo tradicional; también hay una alta dosis de evaluación al gobierno en turno.
En Acapulco y en Guerrero, la alternancia llegó para quedarse, y son ejemplo de que no hay triunfos ni derrotas que sean para siempre.
No creo en la política que promueve el exterminio del adversario, tampoco en aquellos que se ostentan con pureza ideológica o se asumen como portadores de la verdad; ni en la expresión voluntarista de un solo hombre para impulsar a algún candidato o candidata. Creo en la voluntad de la gente.
El mensaje que he enviado al perredismo de mi estado es que eviten dar un salto al vacío, que valoren muy bien si llevan candidato propio, alguien de otro instituto político o de la sociedad civil.
Hoy que algunos no le ven futuro al Sol Azteca, declinan bajo elementos falaces y con una fuerte carga de ambición política.
Que no se use como argumento para abandonar al PRD, bajo el pretexto de una supuesta alianza con el PRI que en los hechos no existe.
Hay que tener memoria de quiénes han sido los principales beneficiarios del PRD en los últimos años. Que no extrañe que pronto los veamos solicitando su incorporación al partido gobernante en el ámbito federal. Eso se llama traición y oportunismo, no los mueve el interés por la situación de Guerrero. Estoy cierto que pronto, les vendrá el arrepentimiento.
Tampoco se deben asustar algunos, cuando menciono al PRI en una posible alianza; el cual, reitero, es uno de los escenarios posibles. Hoy parece que se olvida que pocos alzaron la voz para inconformarse con la alianza con el PAN, siendo un partido conservador. Recuerdo algunos dirigentes perredistas haciendo campaña por Ricardo Anaya.
Congruencia para la sobrevivencia, reza un refrán; por lo que a mí toca, siempre me opuse a esa coalición y públicamente expresé mi apoyo por Andrés Manuel López Obrador.
En política nada está escrito y todos los días se escribe la historia. Así que no se deben adelantar vísperas en cualquier sentido.

Del anecdotario

Luego de concluir mi mandato como gobernador interino, recibí la invitación del entonces candidato a la Presidencia de la República, Francisco Labastida Ochoa, con quien nos unía una gran amistad:
–Ángel, quiero que te incorpores a mi campaña, dime dónde te gustaría ayudarme. Me expresó generosamente.
–¿Quieres estar aquí en mis oficinas centrales, ¿o prefieres que te responsabilice de alguna entidad?
–Gracias Paco, yo preferiría irme a algún estado, me gusta el trabajo de campo y pienso que te puedo ayudar más.
A los pocos días me comunicó que fungiría como coordinador de los estados de Veracruz, Puebla y Oaxaca.
De inmediato me trasladé a estas entidades, y sólo en Oaxaca me enfrenté a un gobernador, autoritario y neurótico como José Murat Casab.
Al recibirme Murat me ofreció una cena y al siguiente día me invitó a desayunar en la Casa de Gobierno de esa entidad.
Llegué puntual a mi cita y “el señor gobernador” no bajaba de sus aposentos.
Hasta que un ayudante se acercó a decirme: –Dice el gobernador que vaya usted desayunando y en un rato se incorpora.
–¡Ah caray!, (me dije), pues yo no voy a desayunar solo. Así que le pedí a mi amigo y colaborador Armando Añorve que me acompañara.
Las tlayudas, el tasajo, las dobladitas y el pan oaxaqueño no pudieron faltar. El desayuno fue espléndido.
Ya casi concluyendo “el señor gobernador” se incorporó.
–¿Qué pasó hermano?, discúlpame, pero yo casi no desayuno…
–No te preocupes, (le contesté).
Cuando Murat Casab bajó, Armando El Pocho, prudentemente se puso de pie para dejarnos solos.
Murat lo tomó del hombro para decirle: –¿A dónde vas amigo?, no te asustes, ¿qué nunca haz desayunado con dos gobernadores?
Vi que sólo pidió fruta y un jugo, y me impactó atestiguar cómo fumaba entre sorbos de café, jugo y fruta.
A punto de reírme, observé cómo llamó a un ayudante para decirle: –Oye tú cabrón, ¿y los cigarros que traje de Estados Unidos? No los vi en mi recámara.
–Señor, están en su oficina
–Puta madre… ¡Cómo serán de pendejos!
–¿Verdad hermano?
Me quedé callado.
–¡Vámonos!, exclamó el gobernador, tomó su auto y yo a su lado.
–Acompáñame a una reunión con empresarios.
–Claro gobernador.
En el trayecto, se acercó un niño a venderle unos chicles y dudó en comprárselos: –Es que no traigo cambio, (me dijo).
–¿Tú traes cambio Ángel?
–No, tampoco.
–Es que traigo puros de a 500, (prosiguió Murat).
–Pues dáselos. (Le dije).
–A ver chamaco, dame la caja de chicles.
Y el niño se la entregó a cambio de los 500 pesos.
Un taxista observaba la escena, Murat lo volteó a ver y le dijo: ¿qui’hubo cabrón?, ¿quieres unos chicles? Y le aventó algunas cajitas.
–¿Te das cuenta cómo me quieren, hermano?
Nuevamente aguanté la risa.
En el trayecto fue muy directo: –Mira Ángel aquí no es necesario que vengas, todo lo tengo bajo control.
–Perfecto, gobernador. Le contesté.
A los pocos días, en un evento de Labastida en Oaxaca, “el señor gobernador” confundió al candidato priísta en su discurso y le dijo Vicente Fox. Seguramente porque sabía que íbamos a perder.
Ahí sí, me ganó la risa ante el ‘resbalón’ discursivo.
La vida es así…