EL-SUR

Miércoles 17 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La radio para una Gen X

Ana Cecilia Terrazas

Febrero 20, 2021

AMERIZAJE

 

Mi homenaje personal a la radio que como medio de comunicación masiva cumple un centenario este año, tiene que ver con su potencial para arrojarme a mundos, épocas, trabajos y personas muy queridas. Estoy segura esto le sucede también a toda persona de la Generación X, así como a quienes nacieron mucho antes de fines los sesenta, y me encantaría escuchar vía Twitter cuál ha sido su vida con la radio.
Primero que nada debo decir que hubo tres tipos de radios presentes en mi vida: el de casa, el del automóvil en turno y el portátil o propio, símbolo de independencia y adultez (mi primer radio me lo regaló mi abuelo Fernando como a los ocho años y tenía forma de libro, idóneo para jugar al camuflaje radial).
A la escuela siempre nos acompañó, en el auto, el “minuto a minuto de Haste Haste, la hora de México”, del 1350 de AM.
La radio –preciso que en femenino se refiere al medio y en masculino al aparato– ha colaborado sustancialmente para mi despertar; a fines del bachillerato, cuando tuve acceso a un radio-reloj con alarma, el día comenzaba en automático colando suavemente su dosis de realidad cotidiana a través de noticiarios o músicas.
En la preadolescencia, La Pantera 590 de AM formó o deformó mi gusto musical, sintonizándome con lo que se escuchaba en el momento. A esa emisora le siguió tal vez Stereo 100 de FM, y mi escucha prolongada de puros hits de la época.
Poco después adopté la emisora que se escuchaba en casa a manera de rebeldía ante la estandarización cultural que notaba en el bachillerato: Jazz FM, entonces en el 104.1 de FM. Y era algo extraño para gente de 13 años (aunque había en la secundaria algún otro personaje que gustaba de Juan José Calatayud). Hasta la fecha, recuerdo y extraño al conductor ahí emblemático, Roberto Morales.
Ya en la universidad, en lo que los demás –seguro yo también– escuchaban Rock 101 y con ésta su lenguaje contestatario, su velocidad e imaginación para la resistencia y las rolas que nos hacen quienes hoy así bailamos, opté por sintonizar Dimensión 1380 de AM, con boleros, tríos y bambucos (como seguimiento a la pseudo postura contracultural del momento).
Me gustaba tanto la emisora –porque me recordaba a las canciones que escuchaban mis abuelitas y celebraban mis papás– que un día fui a hablar con gente de ahí y fue donde conocí a dos hacedores y amantes de la radio, que lamentablemente nos han dejado en los años recientes, con quienes muchos años después tuve la fortuna de trabajar: Jesús Flores y Escalante y Pablo Dueñas.
Los caminos del periodismo me llevaron a ser reportera de impresos desde un principio hasta que, un buen día, tuve la fortuna de comentar lo investigado sobre temas culturales, semanalmente, en la radio comercial a invitación de Pepe Cárdenas, entonces –como ahora– en Radio Fórmula, en el 103.3 de FM.
Pasó el tiempo y una querida amiga me preguntó si podía hacer algo cultural para su noticiario en el Instituto Mexicano de la Radio (Imer). Le dije que por supuesto y así entré a comentar poesía y actos poéticos los viernes en la tarde a través de Horizonte 107.9 de FM, la B Grande de México en el 1220, así como las 10 emisoras que entonces se enlazaban a su Sistema Nacional de Noticiarios (SNN). Al año de eso, un compañero de la universidad, probo funcionario y magnífico amigo, me invitó a una entrevista con la entonces directora del Imer para apoyarla tomando bajo mi cargo la dirección del SNN, por ahí de 2002. Siete años después me convocaron para ser la directora general de ese Instituto, cargo que dejé en julio de 2013. Más recientemente, desde abril de 2019, a propuesta del Consejo Ciudadano de Radio Educación y por así decidirlo las autoridades de esa emisora, soy la defensora de sus audiencias.
Así pues, digamos que debo a lo antedicho mi parcial pasión por toda la gente que se dedica a la radio con honestidad y profesionalismo sin soslayar que son las audiencias gracias a las cuales existe.
La radio me sabe a gloria, a sonidos, a música; me significa amistades inquebrantables, viajes a la memoria irrecuperable, retos y aprendizajes comunicacionales que nunca parecen acabar. ¡Que goce de un magnífico centenario la buena radio, tanto en México como en el mundo!

@anterrazas