EL-SUR

Viernes 13 de Diciembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

La reforma del Congreso de la Unión

Marcial Rodríguez Saldaña

Septiembre 13, 2018

 

La Cuarta Transformación de México que implica construir la IV República, además de las políticas sociales, de revisión y cancelación de las reformas estructurales, de proyectos de desarrollo económico, de las políticas de austeridad, de transparencia y rendición de cuentas, el cambio de régimen debe incluir necesariamente la reforma del poder público, de los poderes tradicionales como el Ejecutivo y Judicial, de los órganos autónomos del Estado y del Poder Legislativo.
1.- En la elección presidencial de 1976 sólo se registró un candidato, el del PRI como partido hegemónico y aliados. Ante la falta de pluralismo en la Cámara de Diputados se aprobó la reforma política de 1977 que implicó entre otros aspectos la apertura para el registro de nuevos partidos políticos y la modificación del sistema tradicional de elección de legisladores federales bajo el sistema de mayoría relativa (MR) para incluir la representación proporcional (RP) creándose un modo de representación mixto con dominante de MR, lo cual se amplió a las legislaturas locales. El primer problema en la reconfiguración de la Cámara de Diputados consistió en que los 100 nuevos diputados de RP no fueron parte de los 300 de MR que ya existían, sino que fueron adicionales a estos para aumentar la cámara a 400 legisladores, ello con el fin de no mermar la representación que ya tenía el partido hegemónico; posteriormente en 1986 se aumentó a 200 diputados más de RP para integrar la cámara con los 500 miembros que mantiene a la fecha.
2.- En el caso del Senado de la República, un órgano clásico del federalismo que refleja la representación de los estados-entidades de la federación en el Congreso de la Unión –Poder Legislativo Federal–, a diferencia de los diputados que se eligen con base al número de habitantes, aquí había existido una representación igual –dos por cada entidad. El sistema electoral de mayoría relativa de elección de los senadores, en la etapa de partido hegemónico en donde no había elecciones libres y auténticas, facilitaba el control y dominio de la elección de los senadores y en consecuencia el control absoluto de este órgano de representación. Para dotar de pluralismo al Senado se incluyeron senadores de primera minoría y de representación proporcional –lo cual tergiversó la representación paritaria de los estados independientemente del número de habitantes.
3.- Las cámaras de Senadores y de Diputados –que conforman el Poder Legislativo nacional– han iniciado sus trabajos con una nueva mayoría que encabeza Morena, sus aliados PT y PES, más legisladores que se van adhiriendo. Además de las medidas de austeridad que son necesarias y del trabajo legislativo cotidiano mediante la presentación de iniciativas de ley y de puntos de acuerdo, deben construir una agenda que se corresponda con la Cuarta Transformación de México y la nueva República. Si bien es cierto que en la elección reciente se presentó una plataforma común con el candidato presidencial y que deben respaldar sus propuestas, también deben ejercer en forma independiente como órgano legislativo sus propias iniciativas que contribuyan al cambio de régimen.
4.- El Poder Legislativo debe promover su propia regeneración en esta Cuarta Transformación. Es indispensable plantear una transformación a fondo del antiguo régimen político, comenzando con el propio Congreso de la Unión. En la medida en que entraremos a una etapa de elecciones libres y auténticas es necesario revisar la propia conformación del Congreso, analizar la conveniencia de volver al Senado como órgano representativo del los estados-entidades de la federación que permita retomar el pacto federal, y suprimir los senadores de primera minoría y de representación proporcional que sólo sirven para colocar a las nomenclaturas de los partidos políticos; en el caso de la Cámara de Diputados disminuir su número tan cuantioso del 500 legisladores para reducirlo a 300 y modificar el sistema de elección de dominante de mayoría relativo a uno de equilibrio de 50 por ciento de MR y 50 por ciento de representación proporcional en donde a cada partido se le asignen las curules de RP que reflejen en su totalidad el porcentaje de votos obtenido en una elección. Todo lo anterior con el objeto de hacer más funcional y productivo el Congreso que debe constituirse como un parlamento abierto al pueblo, cuya transformación pasa indispensablemente por la instauración de la IV República.

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