EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La reforma energética (II)

Fernando Lasso Echeverría

Marzo 06, 2018

Como ya se mencionó en el artículo anterior, la reforma energética no es más que la culminación del perverso plan neoliberal transexenal, implementado paulatinamente por Carlos Salinas de Gortari y su grupo durante su gobierno y las administraciones que lo siguieron, para despojar al país de Pemex, como ya se hizo antes con la CFE; este proyecto corresponde a las necesidades geoenergéticas de Estados Unidos, y con este saqueo disfrazado se intenta avalar la seguridad nacional de ese país, garantizando su abastecimiento de gas y de petróleo a largo plazo, y por supuesto, que muchos funcionarios y ex funcionarios hagan un meganegocio. Con esta abusiva reforma, Pemex perdió su condición de organismo público –lo cual era un escollo para la “modernidad” de la paraestatal– y la convirtieron en empresa productiva del Estado, denominación plasmada en la reforma, que le permite al gobierno vender o liquidar a la empresa con toda libertad, independientemente que, desde que empezó el periodo neoliberal gubernamental durante el sexenio de Salinas de Gortari, su gobierno y los que lo siguieron –de acuerdo con el plan transexenal trazado– se propusieron minimizar el papel de Pemex, tanto simbólica como políticamente, y desde luego también desde el punto de vista económico.
Para imponer esta reforma, llevada a cabo por el gobierno de Peña Nieto mediante un verdadero abuso de poder –y las complicidad de las cámaras– para deshacerse de Pemex en favor de las compañías petroleras extranjeras, se argumentaron muchos motivos para justificar la entrega total o parcial de la empresa petrolera mexicana, mismos que de acuerdo con la opinión de sólidos expertos con una preparación técnica inmejorable, son absolutamente falsos y los han rebatido en numerosos foros, y publicado en diversos textos como el de Reforma para el saqueo: Foro petrolero y Nación. Ediciones Proceso 2014; La quiebra de Pemex y la reforma energética del periodista Víctor Ronquillo. L.D. Books. 2017; capítulo 9 del libro Distopía mexicana de Lorenzo Meyer. Penguin Random House Grupo Editorial 2016.
Dentro de la relación de falsedades manejadas por quienes defienden la reforma energética y la privatización de Pemex, están las siguientes: que Pemex está quebrado; que Pemex Refinación no es rentable; que se carece de tecnología y recursos para la inversión en la industria petrolera; que levantar una refinería cuesta 15 mil millones de dólares, cifra sumamente onerosa para Pemex y que no compensaría la inversión; que con la “modernización” (privatización) de Pemex, la tasa del crecimiento del PIB del país subiría al 5%; que se generarían 500 mil empleos a corto plazo, si la industria petrolera se capitaliza en forma intensiva al aceptar su traspaso a empresas petroleras extranjeras; que la única refinería de Pemex, que muestra utilidades es la de Deer Park ubicada en Texas, y en la cual Pemex es socia al 50% con la petrolera Shell desde la época de Salinas; que con la aplicación de la reforma nuestro país será algo así como un oasis de crecimiento acelerado, sustentable e igualador de la riqueza entre la población.
Diversos expertos en la materia han echado por tierra todo lo anterior, punto por punto, exponiendo lo siguiente: la quiebra de Pemex ha sido provocada artificialmente, por los diversos gobiernos neoliberales, a partir del periodo de Carlos Salinas, con la finalidad de que los mismos que la venden, la compren barata, en sociedad con petroleras extranjeras; la refinación no es rentable, porque las refinerías han sido convertidas en chatarra quitándoles su presupuesto para su conservación y renovación, y por ello, funcionan al 40% de su capacidad; Pemex no tiene recursos para su mantenimiento y modernización, porque desde hace varios sexenios, los gobiernos neoliberales –a través de la SHCP– le han quitado el 100% de sus ganancias para ocuparlas en el gasto corriente; hacer una refinería nueva cuesta en realidad 5, mil no 15 mil millones de dólares; la tasa de crecimiento del PIB del país, apenas roza el 2% hasta la fecha, y el desempleo en el sector energético ha aumentado tanto, que ha disminuido a menos 0, el PIB de diversos estados petroleros como Tabasco y Campeche, ante la queja inútil de cientos de trabajadores expertos despedidos; que las utilidades de la Refinería Deer Park, que ascienden a 2 mil millones de dólares, se manejan con tanta opacidad que no se sabe en realidad en donde paran (¿en paraísos fiscales quizá?… ¿a favor de quienes?); que los indicadores económicos del país andan por los suelos comparados con los que el país tenía en 2012 y siguen cayendo mes con mes.
Y efectivamente, con la reforma energética nuestros gobernantes no sólo buscan el beneficio de las grandes petroleras foráneas, sino también el suyo propio, asociándose con ellas, o comprando directamente algunas zonas petroleras supuestamente inexploradas; por ejemplo, entre otros ex funcionarios que ya se asociaron a petroleras extranjeras como Vicente Fox y Luis Téllez, está el cuñado de don Carlitos: Jerónimo Gerard, quien compró ya una zona petrolera “inexplorada” a Pemex, cuando José Antonio González Anaya, el concuño del mismo personaje, fungía como director general de esa empresa… Y qué creen que sucedió… ¡lotería! a corto plazo, “la familia” “descubrió” un súper yacimiento petrolero de 2 mil millones de barriles, venero que seguramente estaba ya perfectamente detectado por la paraestatal desde hace años, pero lo estaban escondiendo a la opinión pública para vendérselo al mencionado ex presidente o bien a un buen postor, disminuyendo con ello a propósito las reservas probadas de la compañía petrolera del Estado, para contribuir a aparentar su falta de rentabilidad y su quiebra. ¿Cuántos mantos petroleros, actualmente conocidos por Pemex, estarán como secreto de Estado para apropiárselos algún mexicanísimo funcionario, o venderlos a las empresas petroleras extranjeras? Sólo funcionarios de alto nivel del gobierno lo saben, y seguramente también el gobierno norteamericano, el que por medio de su tecnología –como sus satélites espías por ejemplo– logran tener perfectamente “mapeados” todos los recursos estratégicos en el mundo.
Por otro lado, al despojo del petróleo, mediante la invasión de grandes empresas extranjeras permitida por nuestros gobiernos, se agrega el envenenamiento de los mantos freáticos –peor que el que producen las codiciosas empresas mineras trasnacionales– por la explotación de combustibles no convencionales, que no se pueden producir, transportar y refinar con los métodos tradicionales, porque están albergados en rocas porosas y permeables, hecho que obliga al uso de tecnologías de reciente introducción para lograrlo, y que causan un terrible impacto ambiental adverso en su producción, al envenenar irreversiblemente los mantos freáticos y los acuíferos cercanos; entre ellas, está el llamado fracking, que es una nueva técnica para explotar yacimientos de gas natural, que hasta fechas recientes eran inaccesibles, y que en diversas regiones de Estados Unidos donde se practica, está produciendo –desde que se implantó– uno de los desastres ambientales más grandes de toda su historia, que a su vez han provocado numerosas e inútiles manifestaciones de protesta pública.
El fracking es descrito por los expertos de la siguiente manera: es la perforación con tubos metálicos de un agujero de 4 mil metros de profundidad en la superficie terrestre, y luego, otro tanto en forma horizontal, mismos que ya instalados se vuelan con explosivos, que por cierto, en las regiones de Estados Unidos donde se practica esta técnica, se afirma que han causado sismos regionales de intensidad variable. Una vez que se ha hecho la perforación, se mete a 5 mil atmósferas de presión (que según los mismos peritos, es una presión excesiva) una mezcla de agua –29 millones de litros por tubo– arena y un coctel de 600 productos químicos altamente tóxicos, que provoca que aflore el gas en pequeña burbujas metidas en el mineral de pizarra llamado técnicamente “esquisto”, que no puede ser extraído de otra forma. Otro efecto secundario indeseable de las explosiones provocadas, es que el metano se filtra –a través de las grietas de las fallas provocadas con los explosivos– hasta los mantos acuíferos que alimentan a los pozos, los embalses, los lagos y los ríos, matando a la fauna existente e inutilizando el agua para consumo humano.
Según el libro Reforma Energética: el poder duro y consensuado para imponerla de Rocío Vargas y Manuel Bartlett, que salió a la luz pública en diciembre de 2016, en México, desde 2015 ya existen en la Sierra Norte de Puebla 233 pozos, producidos con fracking, 47 en Coahuila, 182 en Nuevo León, 13 en Tabasco, 100 en Tamaulipas y 349 en Veracruz. Sin ánimos de alarmar, me pregunto: ¿tendrá relación este tipo de perforaciones con explosivos, a 4 mil metros de profundidad, con el epicentro del último sismo ocurrido en septiembre? Hasta donde recuerdo, nunca había habido un epicentro telúrico en el centro del país; la población de Cuernavaca presumía que en su ciudad no se sentían los temblores, sin embargo, el sismo mencionado –con epicentro en los límites de Morelos con Puebla– fue un movimiento telúrico fuertísimo para los morelenses, así como para el sur de la Ciudad de México, lugar en donde tampoco los sismos afectaban notablemente a las construcciones… Este sismo ¿sería consecuencia del fracking practicado en Puebla y Veracruz?
Obviamente las empresas petroleras negarán cualquier posibilidad al respecto, pero otra situación alarmante está bien clara: esta técnica requiere de mucha agua y nuestro gobierno pretende, con la aprobación fast track de la nueva Ley general del agua en las cámaras, entregar este vital líquido a petroleras, mineras y empresas privadas ya funcionando en el país, sobre todo cerveceras –como está sucediendo en Baja California–, refresqueras y embotelladoras de agua: a las primeras para aplicar técnicas de explotación que sin agua no se podrían realizar como el multicitado fracking: ambas industrias envenenan el líquido (mantos freáticos y corrientes de agua) con tóxicos químicos, que lo inutilizan y vuelven áridas e improductivas las tierras colindantes y requieren millones de galones de agua para funcionar, a lo cual hay que agregar el riesgo de sismos regionales y los cánceres que producen estos tóxicos en el ser humano, que se expone al riesgo manipulando o ingiriendo esta agua envenenada; agua que se les quitará a las poblaciones que se encuentren en la región ocupada, y que para sobrevivir tendrán que comprar a las embotelladoras el agua que consuman, y la que requieran para su producción agrícola, Es decir, el gobierno, con esta nueva Ley que está a punto de aprobarse en las cámaras, le está quitando a la población sus derechos humanos y los constitucionales que tiene sobre este líquido indispensable para la vida, y creará graves conflictos populares, que serán reprimidos con fuerza pública de toda índole, o guardias blancas de las mismas empresas perfectamente legalizadas, para cumplir esta defensa de los intereses empresariales extranjeros.
¿Por qué se impone en nuestro país una técnica nueva tan perjudicial y dañina para la población, el medio ambiente y el propio planeta? Y la respuesta es que para esas compañías la explotación de material energético es prioritaria sobre cualquier cosa, porque significa riqueza y poder; es decir, nuevamente se impone la codicia y la mezquindad de grandes empresas, sobre los intereses fundamentales de poblaciones enteras, lamentablemente coludidas con empresarios y funcionarios nacionales que están también en este criminal negocio. En Francia y 12 países europeos más, así como en varios estados de la Unión Americana, el fracking está prohibido. En cambio, cada vez más frecuentemente, grandes regiones de países subdesarrollados como el nuestro, están siendo inutilizadas para la existencia del ser humano, la fauna y la flora, por compañías petroleras y mineras extranjeras, que envenenan el medio ambiente, acaban con los mantos freáticos y las corrientes de agua y concomitantemente con la vida de la región. El agua se está acabando por múltiples motivos y la población está creciendo; se calcula que para el año 2030 habrá ya enfrentamientos armados en el mundo, peleando fuentes de abastecimiento de este líquido indispensable para la vida. Nuestro planeta tiene capacidad suficiente para albergar 6 mil millones de humanos y actualmente ya somos más de 7 mil 500 en todo el orbe, con presencia de ambiciosas compañías mineras, forestales, petroleras y otras, acabando con el medio ambiente. Ya hay una sobrepoblación importante, que seguirá incrementándose con el tiempo, y conforme vaya creciendo, dará mayores problemas sociales y económicos regionales y mundiales.
Por otro lado, está la pretendida explotación de petróleo en aguas profundas del Golfo de México, también con técnicas y tecnología recientes que tienen el grave riesgo de fallar, como sucedió recientemente en aguas territoriales de Estados Unidos, en el mismo Golfo de México, que provocó durante muchos meses, fugas masivas de petróleo contaminando miles de millas marinas que afectaron la fauna en detrimento de la industria pesquera mexicana y estadunidense, pues murieron miles de peces y los que sobrevivieron huyeron de las aguas contaminadas, acabando con la vida marina en la zona durante muchos años; se afectó el turismo costero de varios estados norteamericanos por las playas llenas de petróleo, y mató (o hizo huir de la región) a cientos de aves marinas que no tenían que comer; y todo, para hacer más ricos a grupúsculos de multimillonarios, que no se conforman nunca con los capitales acumulados por ellos, afectando irreversiblemente a la naturaleza, al planeta entero y a la vida misma.
Lo cierto pues, es que la entrega del petróleo nacionalizado al gran capital privado mundial, por medio de la reforma energética se hizo en contra de la opinión pública nacional, pues nuestro gobierno, en forma arbitraria, se negó siempre a someter la decisión a consulta popular, a pesar de que lo demandaban más de millón y medio de firmas de ciudadanos reunidas en todo el país y enviadas a las cámaras.
* Presidente de Guerrero Cultural Siglo XXI AC.