EL-SUR

Martes 14 de Enero de 2025

Guerrero, México

Opinión

LA REPÚBLICA DE LAS LETRAS

Humberto Musacchio

Septiembre 18, 2006

De nuevo contra el texto gratuito
Guillermo Bustamante Manilla, presidente de la Asociación Nacional de Padres de Familia, declaró que la Secretaría de Educación Pública debe dejar de producir los libros de texto gratuitos y exigió retirar el volumen Ciencias I, que es el texto de biología para primero de secundaria. De paso, el señor Bustamante demanda que también se supriman los libros de quinto y sexto años de primaria porque incluyen una educación sexual que contraviene la moral de los padres (de los padres del señor Bustamante). Don Guillermo, para quien es lo mismo “el bebé o cigoto”, no aclaró con qué títulos se sustituirían los textos oficiales que según su opinión deben suprimirse. Quizá tenía en mente libros como Eduquémonos para el amor. Desarrollo humano y sexualidad, editado por la misma UNPF, que lo vende a 99 pesotes el ejemplar. Lamentablemente, los problemas no son sólo de orden científico. Entre las manos piadosas de quienes elaboraron ese texto se metió la cola del Maligno, pues abundan en sus páginas las incitaciones a la autosatisfacción, la concupiscencia y el pecado nefando que tanto y tan bien combatió la Santa Inquisición.
¿El Señor de las Tinieblas en la UNPF?
No parece muy adecuado para las tiernas criaturas de primaria o secundaria un libro que de manera subrepticia quiere despertar en ellos el deseo sexual: “Un día en que un punto azul se encontraba brincando de letra en letra –dice en un capítulo que parece dictado por Luzbel– se encontró con un punto rosa”. Hasta ahí muy bien, pero luego una mano perversa escribió: “Parecía igual a él, pero estaba ubicado en un lugar diferente al que él conocía para los puntos, era de color diferente, hasta el diámetro parecía diferente” (!!!) ¿De qué se trata? De dañar irreversiblemente el funcionamiento cerebral de los púberes? ¿De llevarlos a revolcarse en el fangal de los bajos instintos? ¿Qué es eso de que el puntito rosa –por supuesto el de la chica– está ubicado en un lugar diferente, es un color distinto y “hasta el diámetro parecía diferente”? Con similar maldad, en otra parte, junto al dibujo de una pareja de jóvenes, figura un texto vergonzoso: “Ambos están están completos, pero ella tiene algo muy valioso que él no posee y al revés”. ¿Al revés de qué o de quién? ¿Se sugiere que uno de los dos es invertido? ¿Qué es lo valioso? ¿Acaso lo que se conoce como “el tesorito”? El señor Guillermo Bustamante debió leer esos textos, y si los leyó, estaba en la obligación de advertir que despedían un fuerte olor a azufre.
De la pérdida de valores morales
En un capítulo soezmente intitulado Entre el deseo y el amor, aparece un esquema de algo que los científicos y otros impíos llaman aparato reproductor femenino. Viene –¡Hágame favor!– con un ejercicio anexo: “Con la ayuda de la maestra dibujen en los lugares correspondientes el proceso de concepción y gestación de un bebé”. Se trata de una abierta invitación a la pornografía, a que los propios educandos sean autores de dibujitos cochinos. Para mayor escarnio de nuestros más caros valores, se indica a los escolapios que aquella cosa sucia tendrá que ejecutarse “con la ayuda de la maestra”, lo que supone que las aulas son un table dance o casa de strip tease y equipara términos como institutriz y meretriz. Tal vez se pretende que las honestas mentoras puedan ser confundidas con las llamadas sarapahuilas o miraplafones. Para terminar, permítaseme citar otra deshonesta proposición que se hace al adolescente lector: “Recuerda: el amor es como una fuente que para darse a los demás debe llenarte a ti primero”. No se requiere mucha malicia para entender que esta impúdica exaltación del amor propio pretende llevar a la juventud a postrarse ante los altares de Onán o, como dicen los abogados, a hacerse justicia por propia mano. ¿Qué espera el señor Guillermo Bustamante para renunciar?
Consuelo Sáizar: no al Conaculta
Consuelo Sáizar, directora del Fondo de Cultura Económica, ofreció una conferencia de prensa en la que con abundancia de números dio cuenta de su gestión y anunció la aparición de nuevas colecciones, como una llamada Biblioteca Universitaria de Bolsillo, con ejemplares muy baratos, de los que ya están en circulación los primeros títulos: Santa, de Federico Gamboa, La invención de América, de Edmundo O’Gorman, y La televisión es mala maestra, de Karl R. Popper. Alguien preguntó a la funcionaria si iba a ser presidenta de Conaculta, a lo que respondió que desde los 17 años es editora y que espera terminar la gestión que le corresponde en el Fondo de Cultura. En efecto, don Manuel Landerreche Obregón la nombró directora de Editorial Jus cuando ella tenía apenas 17 años. Tiempo después, Consuelo Sáizar se asoció con Gerardo Gally para fundar Hoja Casa Editorial y Raya en el Agua, donde estuvo hasta que fue designada directora general del FCE.
Breviario…
Héctor Vasconcelos dejó de ser asesor de la presidencia de Conaculta como “mínima protesta por la inadmisible intromisión del presidente de la República en todo el proceso electoral”. En su renuncia, el ex embajador en Dinamarca le expresa a Sari Bermúdez su “agradecimiento por todas las atenciones y la amistad que he recibido de su parte”. *** Se suprimió en el Palacio de Bellas Artes la función del 21 de septiembre de la ópera Carmen. La razón es que no pudieron iniciarse a tiempo los ensayos por falta de fondos. Sí se darán las funciones se los días 24, 26 y 28 de este mes. *** La Torre de Lulio, la librería de viejo que presta un invaluable servicio al área de la Condesa, sufrió graves daños por la granizada de agosto y la inundación consecuente. Con el fin de paliarlos, se realizará una subasta de libros y venta de obra plástica el jueves 28 en Tamaulipas 47. *** El espléndido catálogo de la exposición Resonancias, de Manuel Felguérez, que suponemos todavía está abierta al público en el Museo Nacional de Antropología, encontramos ensayos con mucha sustancia de Teresa del Conde y Luis Ignacio Sainz sobre la obra del pintor y escultor. Otros dos textos, uno de Felipe Solís y otro del propio Felguérez, hacen referencia a un aporte poco considerado del mismo artista: la monumental celosía del patio central del Museo.