EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

LA REPÚBLICA DE LAS LETRAS

Humberto Musacchio

Mayo 04, 2020

 

Óscar Chávez, voz emblemática

Durante el movimiento de 1968, Óscar Chávez desfiló con los estudiantes y más de una vez cantó en los mítines que se celebraban en la Ciudad Universitaria. En ese tiempo trabajaba en Radio UNAM y había actuado en Los caifanes. Después, durante una docena de años se presentó en un bar cantante del Paseo de la Reforma y aparecía de vez en cuando en la televisión. Estuvo al lado de los electricistas de la Tendencia Democrática y de otras movilizaciones populares. Cuando Luis Echeverría dio el golpe al Excélsior de Julio Scherer, Óscar compuso una canción de denuncia que lamentablemente no se difundió. Celebró la llegada de un socialismo democrático cuando triunfó la Unidad Popular chilena y se solidarizó con las protestas por el golpe de Estado de Pinochet. En los Festivales de Oposición, el periódico del Partido Comunista, participó más de una vez sin cobrar un centavo. En fin, que su voz y su conciencia acompañaron siempre las causas perdidas y también las ganadas. Su muerte duele, porque fue un compañero insobornable en nuestra larga cruzada por la democracia. Fue un artista amado por las multitudes, pero nunca perdió piso. Medido, respetuoso, cordial sin aspavientos, manejaba su bien ganada fama con la saludable modestia de quien sabe lo que vale. Se fue, pero nos quedan sus canciones y su alto ejemplo cívico.

Un artista completo

Nacido en la Ciudad de México en 1935, Óscar Chávez destacó como intérprete de canciones guardadas en el alma popular. Sabemos de sus éxitos como compositor (Por ti, el más conocido), pero poco se recuerda que contaba con una completa formación teatral, pues estudió en la Escuela de Arte Teatral del INBA, en la Academia de Seki Sano y en la UNAM. Actuó bajo la dirección de Héctor Mendoza, Pilar Souza, Juan José Gurrola, José Luis Ibáñez, Ludwik Margules y José Estrada. A su vez, dirigió las puestas en escena de Coloquio nocturno, de Durremat; Un hogar sólido y Ventura Allende, de Elena Garro; Almanaque de Juárez, de Carballido; y México 1900, inspirada en el editor Vanegas Arroyo. Además de Los caifanes, filme que le dio a ganar una Diosa de Plata y un Heraldo, trabajó en películas como La generala y Fuego lento, del realizador Juan Ibáñez; en El oficio más antiguo, de Luis Alcoriza; en Santa y Flor de durazno, de Emilio Gómez Muriel; Las cadenas del mal, de Díaz Morales y Las cautivas, de José Luis Ibáñez. En Radio Universidad actuó en unas 200 representaciones, conducido por Enrique Lizalde, y él mismo dirigió alrededor de 300 radioteatros. Es inconseguible un poemario suyo editado en 1980 que ojalá reedite ahora la Universidad Autónoma del Estado de México, misma que le confirió un doctorado honoris causa en 2016.

Edmundo Valadez y el Gabo

Miguel Ángel Sánchez de Armas, biógrafo de Edmundo Valadés, cuenta que éste le confesó con gran remordimiento que cuando Gabriel García Márquez era un desconocido le pidió publicar en la revista El Cuento un relato de Los funerales de la Mamá Grande y Edmundo no aceptó, pues creyó que podría ofender el sentimiento religioso del pueblo. “¡Imagínate!”, exclamó entre güisquis, “¡yo hubiera sido el primero en publicarlo en México!”. Pero no fue así y tocó a la Universidad Veracruzana, cuando era lo que fue, el honor de sacar a luz el citado libro cuyos derechos perdió luego. Años después, cuando las famas revoloteaban alrededor del colombiano, coincidió con Valadés en una comida en Cuer-navaca. Al saludar al de Guaymas, le dijo muy serio: “Veo que ha publicado usted un texto mío en El Cuento y Carmen lo anda buscando por aquello de los derechos”. Valadés, dice Sánchez de Armas, “sintió la muerte chiquita. ¡La feroz Carmen Balcells lo tenía en la mira! Estaba a punto de perder el sentido cuando se dio cuenta de que García Márquez estaba chanceando. Siempre se tuvieron aprecio.”
Murió David Garay Maldonado

Aquejado de un cáncer de pán-creas, el pasado 29 de abril falleció David Garay Maldonado, personaje que entre otros cargos se desempeñó como jefe de policía del Distrito Federal en la administración de Óscar Espinosa Villarreal y en puesto similar en el Estado de México, cuando el go-bernador era Enrique Peña Nieto. El deceso de Garay Maldonado ocurrió en circunstancias un tanto extrañas, pues voluntariamente abandonó el hospital donde estaba internado y su familia, al no saber de él, lo reportó como desaparecido. Era licenciado en Derecho por la UNAM, con maestría de Harvard y diplomado por la London School of Economics. Su imagen afable estaba muy lejos de la dureza que suponemos a todo jefe policiaco. Era un hombre culto, autor de obras jurídicas y articulista de la revista Siempre!, donde compartimos páginas.
Breviario…

Como un servicio a los funcionarios culturales, les informamos que el jueves de esta semana se cumplirán treinta años de la muerte de don Fernando Gamboa, pintor, funcionario cultural, presidente de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y el más grande promotor del arte mexicano. Se dice pronto. @@@ El gran Nacho Solares escribió que “Hay espejos tan mentirosos que nos hacen creer que nomás ellos envejecen”.