Humberto Musacchio
Junio 26, 2006
Las obras de Remedios Varo
Una sobrina de Remedios Varo, Beatriz Varo Jiménez, recibió como herencia un cuadro de la tía que vendió en medio millón de dólares. Alguien le dijo que había más obras que podía reclamar y seguramente le brillaron los ojitos, sobre todo cuando se enteró de que el señor Walter Gruen, quien había vivido varios años con doña Remedios, contaba con una colección de 38 obras valuada en unos 15 millones de dólares. Aparecieron por ahí unos abogados dispuestísimos a tomar el caso y demandaron para su representada la propiedad de dicha colección, misma que Gruen decidió donar a la nación. La jueza decimotercera de lo familiar en el Distrito Federal, María Margarita Gallegos López, condenó al INBA a entregar a Beatriz Varo las 38 obras de Remedios porque, ignorante de la legislación autoral, cree que la posesión de los derechos morales, que efectivamente corresponden a la sobrina, implica que también dispone de los derechos patrimoniales, lo que de ser cierto dejaría en la indefensión a los poseedores de obras artísticas, pues bastaría que los herederos de un creador reclamaran como suya una obra para que ésta efectivamente lo fuera, lo que obligaría a quien tiene cuadros, grabados, dibujos o esculturas a probar que posee las obras “a justo título”, si se me permite la expresión.
Protestan juristas por el caso Varo
Ya entonces, los directores de seminarios de la Facultad de Derecho de la UNAM y los presidentes de colegios de profesores del mismo plantel firmaron un documento (12 de abril de 2005) en el que expresan su condena al fallo de la jueza María Margarita Gallegos. “La resolución –dicen los juristas—ofende no sólo por su pobre valoración jurídica y el bajo nivel de interpretación de la legislación aplicable, sino sobre todo por su injusticia y ausencia de sentido valorativo”. La sentencia mencionada, agregan los especialistas, lesiona el derecho de autor y “representa un severo daño a la cultura nacional y perjudica no sólo a nuestras instituciones culturales, sino a todos los mexicanos que son, por ministerio de ley, los auténticos beneficiarios de la obra legalmente adquirida por el Instituto Nacional de Bellas Artes”, por lo que se insta a las autoridades correspondientes “a reconsiderar el estado jurídico así producido y a revertirlo conforme a la integridad de nuestro sistema jurídico, de manera en que prevalezcan los derechos sociales, la integridad de la cultural nacional y se mantenga intacto nuestro patrimonio colectivo”. Entre los firmantes están Ignacio Burgoa Orihuela, Jorge Moreno Collado, Horacio Castellanos Coutiño, Margarita María Guerra y Tejada, Sara Bialostosky, César Benedicto Callejas, Pedro Noguerón Consuegra, Baltazar Cavazos Flores, Alfonso Muñoz de Cote y otras eminencias del derecho. Ahora que el caso vuelve a las páginas de los diarios, resulta conveniente difundir estos y otros antecedentes.
Elecciones, partidos, alternancia
Las elecciones no son un fenómeno nuevo ni se remontan a la Grecia clásica, pues datan de épocas anteriores los antecedentes de monarcas impuestos por la voluntad popular, que podía expresarse por aclamación o por las armas, que es otra forma de votar. En México las primeras elecciones generales ocurrieron en 1812, cuando había que elegir representantes a Cortes. La palabra “partidos” hacía referencia a las grandes corrientes de opinión y en nuestra primera república federal las logias masónicas, que daban cohesión orgánica a las identidades políticas, hicieron el papel de partidos y fue entonces cuando a la logia del rito escocés se le llamaba “partido aristocrático” y la yorkina recibió nombres como “partido popular” y, en tono burlón, “partido guadalupano”. A lo sumo, los partidos en su forma moderna no tienen más de 130 años de vida. Surgieron en Europa en el último cuarto del siglo XIX y en México brotaron después de la revolución, pues antes se trataba de meros clubes, grupos con afinidad que se reunían para apoyar candidatos y que desaparecían una vez pasados los comicios, en los que por cierto se introdujo el voto universal durante la Presidencia de Franciso I. Madero. La alternancia en el poder es todavía más joven, pues la conocimos los mexicanos en el año 2000.
La Unión Liberal y los “científicos”
“Partido Científico” o “partido de los tlaxcaltecas” fue el nombre que recibió un grupo con gran influencia en el porfiriato. Francisco Bulnes lo describió como “un coche completo que sólo tiene cuatro asientos que ocupan José Ives Limantour, D. Roberto Núñez, D. Miguel Macedo y D. Joaquín D. Casasús; y cuando la tarde se encuentra despejada, se llevan a D. Rosendo Pineda en el pescante”. Es posible que el origen del término se encuentre en una sentencia de Justo Sierra, según la cual, el gobierno debía estar formado por hombres de ciencia. Andrés Molina Enríquez, en su libro La revolución agraria en México, remonta su origen a la época en que Manuel Romero Rubio llegó a la Secretaría de Gobernación. Por su parte, Limantour afirma en sus Apuntes que el grupo era una reminiscencia de la Unión Liberal (ver), agrupación surgida en 1892 a iniciativa de algunos amigos de Romero Rubio, Mariano Escobedo y Guillermo Prieto entre ellos, para dotar de una nueva plataforma política a Porfirio Díaz.
Breviario…
Ayer dirigió Zuohuang Chen su último concierto al frente de la Orquesta Filarmónica de la UNAM. Se va después de cuatro años de trabajo y otros tantos discos. Gabriel Chmura, candidato a sucederlo, no cuenta con apoyo de los atrilistas. *** Otro que también está por marcharse es Enrique Diemecke, director de la Orquesta Sinfónica Nacional, quien informó que ya tiene ofertas para dirigir en otros países. *** Declaró el presidente Vicente Fox, después de la derrota futbolera ante Argentina, que quienes “rechazan esta manera de jugar de los mexicanos, me parece que no están con México”, como si los bien pagados pateadores fueran los depositarios del único patriotismo posible. Que sea menos. *** Una asesora “de cultura” del ayuntamiento panista de Querétaro propuso el linchamiento de Hugo Gutiérrez Vega, poeta, ensayista, actor, académico y diplomático que debe enorgullecernos a todos los mexicanos.