EL-SUR

Viernes 08 de Noviembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

La ruta de la desigualdad

Silvestre Pacheco León

Enero 23, 2023

El debate sobre la desigualdad económica y social entre los seres humanos suele olvidar que su origen es humano y terrenal, producto del desarrollo de las fuerzas productivas y el paso de la sociedad de comunismo primitivo donde todo era común y solo se trabajaba para obtener lo necesario, a la producción de excedente y el esclavismo que trajo como consecuencia el intercambio de mercancías donde el poder del más fuerte comenzó a sobreponerse a los demás hasta legalizar y normalizar esa situación que creó la sociedad feudal y luego el capitalismo que conocemos, donde la privatización de los medios de producción obliga a la masa de trabajadores a tener un patrón que los contrata por un salario de sobrevivencia, creando un ejército de reserva que presiona a la baja en los salarios porque los puestos de trabajo son siempre menores a la demanda de empleo.
Y así como la desigualdad económica creció y se ha fortalecido con el uso de la fuerza y el apoyo de la religión y el desarrollo del entramado político y jurídico, nunca han faltado personas que se oponen a ella y buscan la manera de explicar que siendo la desigualdad un producto social, también puede encontrarse una ruta que revierta esa situación que mantiene en tensión y sufrimiento a millones de seres humanos.
Durante muchos años, dicen los informes de organismos que se especializan en esos estudios como la Oxfam, los gobiernos neoliberales siguieron la política de reducir los impuestos a las grandes empresas con la equivocada idea de que eso permitiría a la clase patronal derramar parte de sus beneficios a favor de los trabajadores, pero eso nunca sucedió porque la riqueza mal habida parece ser un mal tan grande que se vuelve adicta y busca alimentar su voracidad quitándole el bocado a quien tiene enfrente sin ningún miramiento ni remordimiento, como sucede con los patrones adscritos al Seguro Social que registran a sus empleados con ingresos de salario mínimo para pagar menos impuestos aunque las consecuencias las pague el trabajador a la hora de jubilarse, percibiendo menos de lo que devengó como jubilación.
Los patrones tienen mil argucias para evadir su responsabilidad con los trabajadores pero también con el gobierno porque han creado una estructura jurídica que les favorece en todo, por eso durante mucho tiempo pudieron entregar facturas falsas para justificar gastos y ampararse para no pagar impuestos o pagar abogados para gestionar que se los devolvieran.
El outsourcing que es otro mecanismo ideado para birlar a los trabajadores robándoles su antigüedad, utilidades y aguinaldo, se legalizó durante toda la época neoliberal sin ningún pudor de la clase empresarial, hasta que hace poco se legisló para prohibir que las grandes empresas subcontraten su fuerza laboral.
La creciente riqueza de los de arriba no derramó los beneficios que se esperaban abajo. “Como si la riqueza fuera contagiosa” según las palabras del presidente de la República, o como la afirmación que se hacía en tiempos del alemanismo de que primero había que hacer el pastel para luego repartirlo.
Todo esto viene a cuento por el anuncio del próximo informe de la Oxfam y las críticas que ha recibido.
La Oxfam es un organismo global que se creó en Gran Bretaña a principios de los años 40 del siglo pasado. El origen de su nombre proviene de su nombre original, Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre (Oxford Commitee for Famine Relief).
Este organismo global con sede en Nairobi cuenta con delegados en 90 países y su objetivo es combatir la desigualdad y acabar con la pobreza y la injusticia.
En su último informe sobre la situación de desigualdad en nuestro país dice que ésta sigue creciendo y ahora la riqueza de los 4 millonarios más ricos de México representa el 9 por ciento del Producto Interno Bruto mientras que el número de pobres ha llegado a 50 millones.
El enorme crecimiento de la riqueza frente a la pobreza, dice la Oxfam, se produjo durante la pandemia, cuando el contagio y la muerte de millones de personas tenía como víctima a una población asustada que salía por necesidad a ganarse la vida o a buscar curar a sus enfermos.
La Oxfam critica al actual gobierno porque no ha avanzado en sus políticas de igualdad a que se ha comprometido como ya lo están haciendo, Chile y Colombia donde sus congresos han avanzado en la elaboración de leyes que contemplan el cobro de un impuesto especial a los grandes millonarios, insignificante en relación con sus fortunas, pero muy útil para comenzar a hacer justicia a las familias que por generaciones no han podido salir de la pobreza a pesar de enormes sacrificios.
Para la izquierda mexicana está claro que es el impuesto progresivo a las grandes fortunas la ruta a seguir en pos de la igualdad, que los millonarios aporten un porcentaje mínimo de su capital para que se destine a financiar la educación de todos los jóvenes mexicanos como una vía de emparejar el piso en el que actúan y de garantizar la paz con justicia que a todos nos conviene.
Pero el gobierno de la 4T parece que quiere agotar primero todo el margen que tiene esa política que busca la igualdad sin alterar la relación legal con la clase patronal, por eso se limita a reformas legales legítimas pero poco significativas frente a tanta desigualdad a la que hemos llegado.
Está bien la enérgica campaña contra la corrupción y la cancelación del derecho que tenían los grandes empresarios para obtener la devolución de sus impuestos.
No cabe duda que se está haciendo un excelente trabajo en el cobro de impuestos y en la recuperación del dinero robado porque así se ha asegurado el gasto del funcionamiento del gobierno y lo que implican los programas sociales. Pero eso sigue siendo insuficiente para garantizar un piso parejo para esos 50 millones de mexicanos que de acuerdo con las cifras oficiales están en la pobreza.
Aquellos gobiernos de Sud- américa que emergieron de la izquierda piensan como en México que la paz social es producto de la justicia y en esa aspiración han convencido a la mayoría en los congresos para que voten leyes en la ruta de recuperar para los pobres parte de lo que se les ha privado durante toda su existencia y porque es una manera de prevenir la violencia que es resultado de la desigualdad y de la injusticia.
México es una de las naciones más desiguales del mundo, la campeona en el continente, donde viven los hombres más ricos frente a la mitad de la población que son pobres, por eso urge continuar en la ruta por alcanzar la igualdad y elevarnos a potencia mundial como lo han soñado millones de compatriotas.