EL-SUR

Martes 15 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Opinión

La vacunación

Silvestre Pacheco León

Febrero 08, 2021

 

El ingenio y la capacidad para reírse de uno mismo en tiempos de tanta incertidumbre hablan bien del espíritu mexicano, capaz de burlarse de todo.
En el chiste reciente que circula en las redes sociales aparece la pregunta ¿Qué país del mundo está registrando a sus ciudadanos para vacunarse en una página que está caída para recibir una vacuna que no ha sido adquirida?
La respuesta se ve en un mapamundi en blanco y negro en el recuadro donde el único país que resalta es México pintado de rojo para mover a risa, aunque, por cierto, todos sabemos que no estamos tan mal en el mundo en nuestra estrategia para combatir la pandemia y en los contratos para adquirir las vacunas.
Las vacunas son medicamentos biológicos para producir anticuerpos en las personas sanas para protegerlas contra el contagio, por eso se celebra la celeridad con la que se han producido y estamos pendientes de su distribución y aplicación para que cese el sufrimiento y la pérdida de vidas humanas.
Curioso pero en el 2021 se están cumpliendo 140 años desde que el francés Luis Pasteur, descubridor de la vacuna contra la rabia, llamó vacuna al método inmunizador como reconocimiento al aporte del médico inglés Edgard Jenner que en 1796 descubrió la propia contra la viruela.
Pero más allá del conocimiento que tengamos sobre la historia de la medicina, la esperanza de recibir la vacuna como una oportunidad de inmunización explica el afán por registrarse en la página indicada por el gobierno a pesar de la dificultad para acceder a ella, y también del retraso que se observa en el suministro de nuestros pedidos.
Mientras tanto transcurre el plazo para la segunda toma de quienes ocupando un lugar en la llamada primera línea de contagio, ya recibieron la primera dosis y están en el plazo para la segunda.
La narrativa ahora es de lo que sucede en el proceso de vacunación, donde lo más notable ya poco tiene que ver con la eficacia del método de aplicación tan criticado por los opositores al gobierno quienes califican como un exceso la cantidad de personas que integra las brigadas de vacunadores porque apenas dos personas de las 12 están habilitadas para vacunar, y aunque sabemos que no vale compararnos en ese campo con Estados Unidos, no deja de sorprendernos que en un alarde de su poderío los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de aquel país, anunciaron en diciembre que sus 145 centros de distribución estarían en posibilidad de entregar en todo el país 20 millones de dosis durante ese mes, 30 millones en enero y 50 millones en febrero de la producción de Pfizer BioNTech, vacunas norteamericana y alemana, respectivamente que ya han recibido.
Para no sentirnos abrumados por lo que sucede en el país más poderoso de la tierra mejor nos comparamos con el régimen anterior del nuestro que según el subdirector Hugo López Gatell registraba un 20 por ciento de desperdicio de vacunas en sus campañas, mientras que en la iniciada contra el coronavirus la eficiencia observada es de casi el cien por ciento, cuestión que debe reconocérsele a esta nueva administración que ahora se maneja con tal transparencia que es imposible de ocultar hasta la mínima impostura de sus funcionarios.
Aquí no deja de ser importante hacer notar la información que en su momento llamó la atención sobre la eficacia en el tratamiento hospitalario del coronavirus comparando el resultado obtenido en los hospitales públicos y los privados.
De acuerdo con una investigación publicada en la prensa los hospitales privados tenían una tasa de mortalidad mucho menor que la ocurrida en los hospitales públicos, sobre todo frente a los datos del IMSS y del ISSSTE, pues mientras en los primeros era del 4 por ciento, en el resto se tenía una cifra de casi el 19 y el 16 por ciento, respectivamente.
Un razonamiento ligero del hecho anterior que se publicó en octubre del 2020 en la prensa nacional, podía leerse interpretando que en el sector privado se concentra la eficacia médica, pero conociendo los hechos sabemos que lo curioso del caso radica en que muchas veces son los mismos médicos quienes atienden pacientes en uno y otro lugar, lo cual nos remite a la triste realidad de que en los hospitales públicos los médicos hacen milagros curando a pesar de tantas privaciones a las que por fortuna están acostumbrados. Por eso en el cambio de régimen es el pueblo quien ha salido ganando con la revolución que se observa en la atención a la salud con lo cual nos impusimos a la doctrina del capitalismo que alienta la privatización de la medicina para que sea un privilegio solo de quien tenga dinero para pagarla.
Y es que desde la aparición de las redes sociales ahora se conoce hasta el mínimo detalle lo que sucede en derredor, por eso ahora estamos al tanto de lo que se dice en la opinión pública que debate sobre las ventajas, riesgos e inconvenientes de la inmunización, pues aunque no se crea, el “sospechosismo” que hemos heredado también del antiguo régimen ha hecho presa de no pocas mentalidades que se aferran a las afirmaciones más descabelladas y escandalosas, creíbles para algunos porque contienen medias verdades y medias mentiras que refuerzan el peso de lo que se afirma.
Pesa en el ánimo de algunas personas lo dicho en broma sobre supuestas segundas intenciones de los dueños de las vacunas que serían perjudiciales para quienes las reciban, llevado a posturas radicales en contra de vacunarse, creyendo en que es real el riesgo de que a través de ella puedan ser adoctrinados o sometidos a la voluntad de quienes la inoculen, como en las películas de ficción.
La veracidad del dicho radica en que los países que las están produciendo son igualmente del régimen socialista y también del capitalista lo cual, de ser cierto, nos dejará tal y como estamos porque eventualmente recibiremos las vacunas de los dos.
La media verdad es que aún no han sido determinantes las investigaciones de los organismos internacionales encargados de averiguar si el coronavirus fue un invento de un laboratorio que trabajó ex profeso para contaminar a la humanidad o el descubrimiento de un virus que se originó en un mercado de la ciudad china de Wuhan cuyo vector es el murciélago, un animal que ya ha sido señalado en la historia como asociado a otra clase de virus que afectan al sistema respiratorio.
La media mentira en la guerra comercial que sostienen las potencias económicas de China y Estados Unidos, que esa sí es real, se dice que la primera habría diseñado una estrategia para dominar al mundo mediante la pandemia, enriqueciéndose con las ganancias que le produciría la venta del antídoto, pero si eso fuera verdad tampoco se entiende que con todas las ventajas China se hubiera tardado tanto en obtener su tres vacunas que pronto estarán en el mercado ( CanSino, Sinovac, Sinopharm) con la facilidad de que se pueden manejar en refrigeradores convencionales.
Lo positivo de todo es que nos acercamos a la fecha inminente de la vacunación que será de aplicación voluntaria, seguros de que con ello se pondrá límite a las muertes y al sufrimiento que tantas personas han padecido.