Tlachinollan
Noviembre 15, 2016
Como mamás y papás hemos luchado mucho para que llegaran (los comisionados de la CIDH) a México. Tuvimos que hacer marchas y plantones para exigirle al gobierno que le diera todas las facilidades al mecanismo especial de seguimiento. Nuestra lucha no ha sido en vano, porque ahora están con nosotros. Queremos decirles que como madres no perdemos la fe ni perdemos la esperanza de volver a ver a nuestros hijos. De volver abrazarlos, de tenerlos a nuestro lado y poder decirles lo que hemos hecho por ellos.
Les pido que pongan todo lo que está de su parte para encontrar a nuestros hijos. Es mucho el dolor el que nos atormenta. Hay momentos que sentimos morirnos, que ya no soportamos tanto sufrimiento. Pero aquí estamos de pie, firmes, con la esperanza de encontrarlos. Nuestro corazón nos dice que están vivos. Uno como madre siente lo que le pasa a un hijo, lo que sufre. Por eso sufrimos más, porque no podemos encontrarlos y eso es culpa del gobierno que no quiere buscarlos, ni quiere investigar a todos los policías y militares que participaron.
Como madres y padres no nos detendremos ni nos cansaremos hasta encontrar a nuestros hijos. Hasta que se sepa la verdad de lo que ocurrió en Iguala y se castigue a los responsables de ese acto cobarde. Sólo queremos saber la verdad. La verdad es la que necesitamos para encontrar a nuestros hijos. Agradecemos a todos los que están aquí, porque no nos han abandonado, por estar siempre a nuestro lado. Sólo les pedimos que no nos dejen y que pongamos nuestra parte para encontrar lo que más queremos, a nuestros hijos.
Con esa voz que sale del corazón, que expresa el dolor, la indignación y la esperanza de los padres y madres de los 43, los integrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Enrique Gil Botero, coordinador del mecanismos especial de seguimiento; James Cavallaro, presidente de la CIDH y Paulo Abrao, secretario ejecutivo de la Comisión, fueron recibidos con collares de flor de cempasúchil en la entrada de la Normal Rural de Ayotzinapa. La colocación de las cadenas y el abrazo cargado de esperanza es lo que más conmovió a los visitantes distinguidos.
Este recibimiento condensa toda la esperanza que depositan los padres y madres de familia en este mecanismo especial de seguimiento, que será presidido por el mismo relator para México, Enrique Gil. Fueron días muy tortuosos por la forma como la procuradora abordó el caso de Tomás Zerón de Lucio. Hubo el compromiso de investigar y entregar los resultados desde el mes de agosto. Este incumplimiento obligó a los papás y mamás a romper el diálogo con la entonces procuradora Arely Gómez. También tuvieron que dar la batalla con la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, que con su equipo más cercano se empecinaron en circunscribir el nuevo mecanismo de seguimiento a la entrega de informes periódicos sobre los avances de las investigaciones, sin contemplar el trabajo in situ del equipo. Fue en la misma sede de la CIDH en Washington, donde los papás y mamás lograron que el mecanismo se diseñara como un instrumento internacional eficaz para dar con el paradero de los 43 estudiantes.
El plan de trabajo que los comisionados presentaron en su primera visita es muy relevante para los familiares de los 43, porque plantea cuatro visitas oficiales durante un año y cuatro visitas del equipo técnico. Además se tienen programadas tres audiencias públicas en los períodos de sesiones de la CIDH y tres reuniones de trabajo de las medidas cautelares MC 409-14. Es un planteamiento integral que busca dar la centralidad a los familiares de las 43 personas desaparecidas, para que sean realmente escuchados y que sus preocupaciones sean atendidas con prontitud y respeto por las autoridades estatales.
Queda muy claro que las visitas del equipo técnico son para reunirse con los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos y demás víctimas, así como sus representantes. También podrá realizar reuniones con organismos internacionales y con organizaciones de la sociedad civil. De igual manera sostendrá reuniones de alto nivel con representantes de las instituciones estatales. Podrán acceder de forma oportuna y sin restricciones a toda la información documental vinculada con el caso Ayotzinapa. La CIDH podrá contar con el apoyo de especialistas de otras disciplinas para dar cumplimiento a los objetivos del mecanismo. De igual forma podrá emitir reportes, informes o comunicados de prensa cuando lo considere necesario.
Algo que se tiene que resaltar en esta nueva etapa de trabajo es lo que enfatizó el presidente de la CIDH, James Cavallaro, en la primera rueda de prensa, “El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) demostró que los cuerpos de los 43 estudiantes no fueron incinerados en el basurero de Cocula, y es necesario seguir en todas las líneas factibles de investigación actualmente en desarrollo”. Por su parte, Enrique Gil Botero, coordinador del mecanismo especial de seguimiento, fue muy enfático al decir que “el segundo informe del GIEI es muy preciso en el análisis de los problemas que tuvo la investigación y las recomendaciones para resolverlos… Abarca desde las limitaciones y obstrucciones que enfrentó la investigación, la ausencia de medios tecnológicos en las búsquedas de los desparecidos, la falta de atención adecuada a los familiares, la revictimización, y las deficiencias de los informes médicos realizados a las personas detenidas tras las denuncias de haber sido torturadas”.
Por parte de la CIDH y de los familiares de los estudiantes desaparecidos, asesinados y heridos está muy bien definida la postura y la estrategia a seguir. El objetivo que se comparte es que a través del seguimiento a las medidas cautelares y la implementación de las recomendaciones del GIEI planteadas en sus dos informes, se pueda dar con el paradero de los 43 estudiantes desaparecidos. Las autoridades mexicanas tienen otra prueba de fuego: ¿se comprometen con las víctimas y se llega a la verdad, o se protege a los responsables y se mantienen incólumes las estructuras estatales corroídas por la corrupción y la impunidad? El gran desafío está en demostrar en los hechos que se atenderán las líneas de investigación planteadas por el GIEI y deben impulsar el proceso de búsqueda con la incorporación de la tecnología Lidar, atendiendo los planteamientos de los familiares que implica ampliar otros polígonos señalados por el GIEI.
Los testimonios de los papás y mamás que compartieron con los comisionados de la CIDH, muestran la grandeza de su corazón, la fortaleza de su espíritu y su gran amor por la vida y por la verdad. En medio de tantas adversidades con el gobierno y con las cuestiones familiares relacionadas con la sobrevivencia, los papás y mamás recobran energías y se reaniman con la llegada del nuevo equipo. Han depositado toda su confianza en ellos, por ello les han pedido que no los abandonen. Que sus visitas no sean tan prolongadas, que sean sus interlocutores ante las autoridades y que ayuden a impulsar las búsquedas en vida, porque mientras no haya pruebas científicas que demuestren lo contrario, su corazón sigue latiendo con fuerza porque siente que están vivos.
“Ya va a llegar la Navidad y ya pasaron otras fechas de sus cumpleaños y seguimos sin saber nada de ellos. Ese vacío que hay en el corazón se ha agrandado porque cada minuto que pasa es un minuto de tortura, de puro dolor, de muchas lágrimas por su ausencia. Son momentos de desesperación, de mucha tristeza, de no querer saber nada de este mundo. Sin embargo, con la llegada de ustedes como que esa oscuridad se aleja y podemos ver la luz. Nos da consuelo saber que hay gente buena que se pone de nuestro lado, que le duele lo que nosotros sufrimos. Por eso les agradecemos mucho que nos visiten y nos informen cómo van a trabajar. Como papás y mamás cuenten con todo nuestro apoyo. Sepan que nosotros haremos e iremos dónde sea necesario. Les confieso que me siento animada y orgullosa de que llegue este mecanismo, por eso les digo que cuenten conmigo. Que no descansaré hasta encontrar con ustedes la verdad. Esa verdad que tanto necesitamos para que este país cambie, para que ya no haya gobiernos que nos engañen, que se alíen con la delincuencia organizada. Para que sus policías y militares dejen de tratar a nuestros hijos como delincuentes”.
“Esta es la última carta que vamos a tener con ustedes. Tenemos la confianza que con su presencia y compromiso nos van ayudar a encontrar la verdad. Nos jugaremos todo con tal de encontrarlos. Sacaré todas mis fuerzas para topar con la verdad. No regresaré a casa si no se esclarecen estos hechos. No podré regresar con mi familia sin poder decirles dónde está nuestro hijo. Ni yo mismo me perdonaría esta traición. Aquí seguiré en la escuela de mi hijo esperando que llegue a su salón de clase, porque así fue su sueño”.
El abrazo cariñoso de los comisionados y sus palabras llenas de esperanza hicieron que retumbara con más fuerza su clamor ¡Vivos los queremos!