Héctor Manuel Popoca Boone
Mayo 20, 2017
Para los periodistas veraces de México, en la hora de la indefensión
Se descuidó bien gobernar. Y de repente, el “Guerrero bronco”, tan de todos temido, ya estaba aquí y bien establecido; para quedarse por largo tiempo.
Eso ha sido provocado a partir de una estructura gubernativa viciada de tiempo atrás, que continúa hasta la fecha. En ella se generaron complicidades de la delincuencia organizada de metralla con las de cuello blanco gubernamental. De tal suerte que, con la corrupción y la impunidad en los tres poderes de gobierno estatal, sentaron sus reales. El deterioro del Estado de derecho ha sido grave. Eso imposibilita establecer programas y estrategias exitosas para reducir los niveles de violencia y delincuencia. No obstante, a pesar del terreno perdido, es posible aminorarlos. Pero debe existir verdadera voluntad política de los gobernantes para hacerlo. Empezando por hacer que la aplicación de la ley sea pareja para todos, que nadie esté por encima de ella y donde el gobierno y sus integrantes den el primer y principal ejemplo. Sin mediar fuero alguno.
Imperativo es rehacer las instituciones de seguridad de carácter estatal y municipales, para que sean honestas, capacitadas, bien remuneradas, adecuadamente equipadas y eficaces. Confiables para la gente. La seguridad pública de Guerrero no puede depender de la intervención constante y creciente del gobierno federal; ni mucho menos del auxilio de las fuerzas militares a cada momento.
La policía estatal y las municipales, son las más cercanas a la ciudadanía. Son los elementos claves para incrementar la seguridad pública; pero de nada sirven mientras los gobernantes paguen facturas económicas de campañas electorales obsequiando las corporaciones policiacas locales a los malosos. Se ha desdeñado por los sucesivos gobiernos estatales la importante participación ciudadana. No se ha buscado realmente su aporte de esfuerzo, tiempo, información y experiencia para generar mutua confianza y mejores resultados. Pero eso será imposible mientras el pueblo siga considerando a los policías, delincuentes en colusión con placa y arma. Con suma permisibilidad de los gobernantes.
En virtud de que México está integrado por muchos mosaicos, el estado de Guerrero debe contar con sus propias estrategias regionales y engarzarlas con las nacionales. En cada entidad federativa la naturaleza de las delincuencias y su forma de operar adquieren características propias. La idiosincrasia de la gente también cuenta.
Las nuevas estrategias de seguridad requieren de un presupuesto público sustantivo para hacerle frente a la delincuencia y sus altos grados de sofisticación en sus formas de equiparse y de actuar. El gobierno estatal no debe de estar esperanzado solamente en los fondos federales que se le transfieren. Menester es que eche mano de mayores recursos propios. Pero eso será imposible, mientras permanezca el vicio de los gobernantes de saquear las arcas públicas impunemente.
También los gobiernos, estatal y municipales, deben reorientar presupuestos públicos hoy dedicados a programas destinados al clientelismo político, a adquisiciones y acciones superfluas u obras públicas de relumbrón, para destinarlos a la transformación de la seguridad pública que es la prioridad de prioridades en estos tiempos. Eso cuesta dinero. El actual sistema de justicia estatal también está demasiado torcido y el propio gobierno sigue obstinado en no transformarlo realmente y para eso usa en forma contumaz la demagogia, la farsa y la mentira
PD1. Diputados locales del PRI: Nos extraña de sobremanera que no quieran legislar para penalizar mayormente el delito de extorsión. Esa postura de indiferencia es fuerte indicio que ustedes protegen, voluntaria o involuntariamente, a los extorsionadores de toda ralea.
PD2. ¿A qué fue verdaderamente Evodio a Colombia? Ya de por sí estamos bien hermanados en la exportación de pericos y pericazos hacia Estados Unidos.
PD3. Aberración y estupidez es pedir que los militares anden en los campus universitarios. Eso, solo con el gorila civil mexicano, Diaz Ordaz, o con el gorila militar chileno, Augusto Pinochet. Pobre Uagro en su alianza estratégica con el PRI.