EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Las aclaraciones necesarias

Humberto Musacchio

Julio 06, 2006

Desde hace algunas semanas el IFE anunció que en la jornada electoral realizaría un conteo rápido cuyos resultados daría a conocer a las 23 horas del mismo día de las elecciones. Dicho conteo había sido preparado por un comité de “científicos y técnicos”, incluiría más de 7 mil casillas y se había diseñado con una estratificación geográfica y socioeconómica tan meticulosa que con sólo una diferencia porcentual de 0.3 permitiría informar sobre el ganador de los comicios.
Las empresas encuestadoras operan con un margen de seguridad mucho menor, pues las muestras que realizan incluyen de 500 a mil casillas, lo que hace más limitada su estratificación. A las 8 de la noche del 2 de julio, las dos principales cadenas de televisión anunciaron que no darían a conocer los resultados de sus conteos porque lo cerrado de la diferencia entre los punteros no permitía dar al público un dato digno de confianza.
A las 23 horas, el consejero presidente del IFE apareció en televisión e hizo un anuncio similar, pues el conteo del IFE tampoco permitía anunciar al ganador, pues la diferencia entre ambos, suponemos, era menor a 0.3 por ciento. Para mayor confusión, otro conteo de salida que Excélsior atribuye a Mund Ameritas y que apareció el domingo en el Financial Times le daba a ventaja a López Obrador.
Lo curioso es que para ese momento, el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que debe transcribir acta por acta la votación de cada casilla, tenía a Felipe Calderón varios puntos porcentuales arriba, ventaja que antes de la media noche se había cerrado a menos de 2 puntos porcentuales y horas después a poco más de un punto, como extrañamente se mantuvo hasta el final. Cuando una elección es tan cerrada, es posible que un candidato se mantenga arriba a todo lo largo del conteo, pero no es probable en este caso porque eso implicaría que en todos los estados y en todos los distritos el hombre del Yunque habría ganado, lo que por supuesto no es cierto.
Por lo demás, si la tendencia en todas partes y a todas horas favorecía a la derecha, esa realidad debió reflejarse forzosamente en los conteos de salida, lo que al no ocurrir pone en duda los datos del PREP y permite suponer razonablemente que algo estaba mal en la información que ofrecía ese instrumento.
El recuento del PREP se cerró cuando faltaban por computarse menos de 2 por ciento de las casillas y se le otorgaba una ventaja de 400 mil votos al primo de Hildebrando. Pero ocurre que nadie nos dijo que estaban perdidos 3 millones de votos. Se hizo necesario que López Obrador preguntara dónde andaban para que sólo entonces Luis Carlos Ugalde respondiera que los tenía guardaditos en un “archivo de inconsistencias”, lo que bien pudo informar antes para evitar suspicacias.
Otra sorpresa está en los resultados de los dos partidos nuevos: Alternativa Socialdemócrata y Nueva Alianza, el Panal. El primero al parecer tendrá el 2 por ciento de la votación para contar con diputados y quedarse en el campo de los subsidios. Le irá todavía mejor al Panal, que tiene alrededor de 5 por ciento del total de votos para diputados, un resultado así no lo había obtenido ningún partido debutante desde que en 1979 el Partido Comunista recibió como 5.1 por ciento de los votos para diputados federales.
Lo curioso es que en 2000, Gilberto Rincón Gallardo, del Partido de la Rosa, fue el triunfador en el debate entre los candidatos a la Presidencia de la República, y sin embargo no pudo llegar al 2 por ciento de los votos. Tres años después, el partido de Patricia Mercado, con propuestas mucho más claras que ahora, tampoco llegó a la cifra mágica. Lo consigue ahora, pese a que su campaña fue apenas perceptible, sus propuestas más diluidas y su desempeño en el segundo debate estuvo lejos de ser plausible.
El Panal, por su parte, tenía como su rostro más conocido el de Roberto Campa, su candidato presidencial, y sin embargo éste no obtuvo ni uno por ciento de los votos. Sin embargo, sus candidatos a diputados, un conjunto de perfectos desconocidos, recibió la confianza de uno de cada veinte ciudadanos que no saben qué proponen porque no proponen nada, y aun así obtuvieron 5 por ciento de la votación. ¿Será?
Tan insólito éxito es todavía menos explicable si se atiende a que éstas han sido las elecciones más competidas de nuestra historia y, como se sabe, en los procesos polarizados las dos fuerzas en pugna tienden a absorber o de plano arrastran a las demás, como lo ilustran numerosos casos. Aquí no, y alguien debería explicarlo en forma convincente.
Por la fortuna que nos cuesta el sistema electoral, por la dilatada campaña de propaganda del gobierno federal a favor del PAN, por los muchos intentos de sacar del juego a López Obrador, por la impunidad de la propaganda goebbelsiana del PAN y por todas las suspicacias que se han despertado, el árbitro está obligado a hacer todas las aclaraciones exigibles y dar las respuestas necesarias. Los ciudadanos se lo merecen.