EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Las consecuencias políticas de las elecciones europeas

Gaspard Estrada

Mayo 29, 2019

 

El pasado fin de semana, los europeos fueron a las urnas para elegir a sus 751 representantes en el Parlamento Europeo. Esta elección tenía una importancia particular porque se trataba de la primera elección después del referéndum aprobando el Brexit en el Reino Unido, en 2016, del resultado histórico de Marine Le Pen en las elecciones presidenciales francesas (35 por ciento de los votos en la segunda vuelta), de la llegada al poder de un gobierno abiertamente racista y xenófobo en Italia, y de manera más general del aumento de las voces anti integracionistas en el seno de la Unión Europea. En buena parte de los países, contrariamente a lo que pudo haber sucedido en el pasado, la disputa política de la elección giró en torno a los asuntos europeos ya sea a favor o en contra. En Francia, el presidente Emmanuel Macron decidió implicarse de lleno en la campaña y sucedió lo mismo en algunos otros países. Además de aparecer en la propaganda electoral de su partido, En Marche!, instó a los ministros de su gobierno a participar activamente en la campaña, ya sea en actos públicos o convocando a los medios de comunicación a darle espacio en sus noticieros a la campaña electoral. Asimismo, en Italia, el viceprimer ministro y líder político de la coalición de los extremos actualmente en el poder, Matteo Salvini, hizo de esta elección un referéndum sobre sus políticas contra la Comisión Europea, ya sea en materia de seguridad, inmigración, así como sobre la política económica de la UE de manera más general. En el Reino Unido, un país totalmente inmerso en los dilemas post electorales ligados al Brexit y a sus implicaciones políticas y económicas, la campaña de las elecciones europeas sólo contribuyó a reforzar esta disyuntiva, ya sea dentro de la opinión pública o dentro de las élites de los partidos.
Paradójicamente, el aumento de las tensiones políticas ligadas al aumento del euroescepticismo en la región contribuyó a interesar y a movilizar a los ciudadanos, algo que tradicionalmente no sucedía en este tipo de elección. Desde las primeras elecciones europeas, en 1979, la tasa de participación no había dejado de disminuir, pasando de poco más del 60 por ciento al 42 por ciento de participación en 2014, cuando se llevaron a cabo las elecciones anteriores. En esta ocasión, poco más del 50 por ciento de los europeos fueron a las urnas para votar por sus representantes en el parlamento europeo, lo cual en sí mismo es una buena noticia. Por otro lado, como se vaticinaba en las encuestas de opinión, los partidos nacionalistas y de extrema derecha se consolidaron en algunos países, como Francia o Italia. El Rassemblement National, el partido de la ex candidata presidencial Marine Le Pen llegó en primer lugar, frente al partido La République en Marche! (LREM) del presidente Emmanuel Macron. En Italia, la Lega de Matteo Salvini obtuvo más de 34 por ciento de los votos, lo que le permitió consolidarse como el líder de la coalición actualmente en el poder.
Sin embargo, estos resultados ocultaron dos dinámicas muy interesantes en esta elección. La primera tiene que ver con el crecimiento sustancial de los partidos verdes, y por el otro de los centristas, impulsados en buena medida por el buen resultado del partido de Emmanuel Macron, a pesar de no llegar en primer lugar en Francia. La segunda está ligada al cambio político provocado por estos resultados: por primera vez, el partido popular europeo, de derecha, y el partido socialista europeo, de izquierda, no dispondrán de más del 50 por ciento de los escaños del parlamento. La fragmentación del parlamento podría paradójicamente, cambiar la correlación de fuerzas en la composición de la próxima Comisión Europea. Durante los últimos 20 años, los conservadores siempre han logrado imponerse en las principales negociaciones políticas de la Unión. Con los resultados de este domingo, por primera vez se vislumbra una posibilidad de que las fuerzas progresistas, abarcando un frente amplio que iría de la izquierda de Podemos en España hasta los liberales de Macron e incluyendo a los verdes alemanes puedan construir una nueva mayoría política en la Unión, que sea pro-europea pero que también integre la dimensión social en su mandato. Esperemos que así sea.

Twitter: @Gaspard_Estrada

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.