EL-SUR

Martes 22 de Abril de 2025

Guerrero, México

Opinión

Las deportaciones como oportunidad

Jesús Mendoza Zaragoza

Febrero 03, 2025

El presidente Trump llegó, por segunda ocasión, al poder con la espada desenvainada. Es un guerrerista práctico. Con tal de darle grandeza a su país, está dispuesto a todo. En estos primeros días de su gobierno ha abierto varios frentes de guerra con los países que percibe como un peligro para la grandeza de Estados Unidos. Guerras comerciales, guerras racistas, guerras para anexarse de territorios que no le pertenecen, guerras culturales y, posiblemente, guerras militares. Con esta actitud guerrerista es previsible que Trum genere graves daños a su propio país y al mundo. Este es un mal signo de la actitud imperialista de la sociedad norteamericana, un signo de decadencia.
En cuanto a México, el presidente estadunidense ya está cumpliendo sus dos grandes amenazas. La más grave es la deportación masiva de mexicanos indocumentados y la otra es el alza de los aranceles para las exportaciones de productos hechos en México. Otra amenaza estaría en la intervención militar contra los cárteles de la droga mexicanos.
Esta situación puede derivar en una crisis en la relación entre los dos países, con efectos económicos, sobre todo, para la economía mexicana que mantiene una dependencia de la economía norteamericana. Las crisis requieren respuestas proporcionales a las mismas. ¿Acaso esta crisis no sería la ocasión para pensar en el futuro de México, reconociendo las condiciones que han dado lugar a la migración forzada de mexicanos al país del norte? ¿Por qué nuestros paisanos tienen que irse a Estados Unidos buscando los dólares que necesitan para enviar remesas a sus familias? Hay que pensar en las frágiles condiciones económicas de los trabajadores en México. También de los desempleados y quienes viven del comercio informal. La desigualdad social expulsa a nuestra gente hacia el país del norte. Otro factor que por hoy está obligando a muchos paisanos a refugiarse allá es el clima de inseguridad y violencia, y en Estados Unidos han encontrado asilo para proteger a sus familias.
El asunto está en que, para la población empobrecida, México no tiene las condiciones necesarias para que se queden. La pobreza extrema, la desigualdad social y la violencia han sido las causas de la migración forzada al país del norte. Por eso tenemos que pensar en un proceso de reconstrucción del país para que la gente no tenga que irse. Tenemos que pensar a nuestro México con un futuro digno para todos. Y lo podemos pensar en términos de derechos humanos en sus cuatro generaciones para que todos los mexicanos tengamos las oportunidades que necesitamos para una vida digna.
La primera generación de derechos humanos se refiere a los derechos civiles y políticos, como la libertad de expresión y el derecho al voto. La segunda generación incluye los derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo digno, a un espacio libre de violencia, a la salud y a la educación. La tercera generación se centra en los derechos colectivos, como el derecho al desarrollo y a un medio ambiente sano. Por último, la cuarta generación abarca los derechos digitales y tecnológicos, como la protección de datos personales y la libertad en internet.
La crisis provocada por Trump sería para nuestro país la oportunidad para reconstruirlo con la dignidad que todos necesitamos y merecemos, donde se garanticen de manera eficaz todos los derechos para todos, donde nadie tenga que emigrar de manera forzada porque carece de condiciones para vivir con dignidad. Si el Estado aspira a que se respete la soberanía del país, tiene que esforzarse por cuidar la dignidad de cada mexicano para que nadie se sienta obligado a irse.
De esta manera, podemos mirar la crisis que se avecina como una oportunidad para visualizar a México con mejores condiciones de vida para que nadie tenga que irse porque no encuentra las condiciones económicas y sociales que necesita para vivir con dignidad. Hay que pensar en el país, en su futuro y, al mismo tiempo, en cada mexicano. Que nadie tenga que irse porque no haya condiciones para vivir con dignidad. Que los gobiernos acepten y cumplan sus responsabilidades para que esto suceda. Hasta ahora no han planteado esta alternativa. Y que el pueblo haga otro tanto.