EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Las elecciones regionales, advertencia para la clase política francesa

Gaspard Estrada

Diciembre 16, 2015

Los resultados de la segunda vuelta de las elecciones regionales en Francia, el pasado domingo, evidenciaron la profunda transformación del panorama político de este país, de cara a la elección presidencial que tendrá lugar en el 2017. Si bien el partido de extrema derecha Frente Nacional (FN) no obtuvo ninguna región, es de notarse que nunca este partido había obtenido tantos votos: 6.8 millones (equivalente al 28% del total nacional). Es decir, más votos que durante la elección presidencial del 2002, cuando Jean-Marie Le Pen, el fundador del FN, llegó a la segunda vuelta con 6.1 millones de votos. Más aún, en la primera vuelta, el partido de extrema derecha obtuvo el primer lugar en seis de las trece regiones en disputa, lo cual despertó una gran polémica en la sociedad francesa y más particularmente en la clase política. ¿Cómo entender que un partido con ideas abiertamente racistas, que plantea la salida de Francia de la Unión Europea y de la zona del euro, pueda obtener tantos votos?
En primer lugar, la elección en 2012 del socialista François Hollande como presidente de la República, marcó un parteaguas en la historia política de Francia. En efecto, nunca durante la Quinta República, el Partido Socialista (PS) había conquistado la mayoría de los cargos de elección popular, ya sea a nivel local, regional o nacional. Por vez primera, el Senado, la Cámara de Diputados y la Presidencia estaban controlados por la izquierda. Sin embargo, paralelamente a este hecho, los resultados de las encuestas de opinión mostraban una realidad muy diferente a la expresada en las urnas: es decir, los valores de los franceses frente a temas tan sensibles como la inmigración, la seguridad, el miedo a la pérdida del empleo, se habían ido progresivamente hacia la derecha. Concretamente, ese cambio en la percepción de los ciudadanos frente a estos temas de sociedad ha provocado que las agendas promovidas por la extrema derecha (rechazo a la inmigración, voluntad de aplicar políticas policiales de “mano dura” contra los infractores…) tengan cada vez más adeptos. Este hecho puede explicar por qué el FN ha crecido tanto durante los últimos años, hasta obtener los resultados antes mencionados el pasado domingo.
En segundo lugar, la estrategia empleada por los partidos políticos para combatir públicamente al FN (en particular por la derecha, encarnada por el Partido Los Republicanos) no ha sido exitosa. Desde mediados de los años 2000, y a raíz del terremoto político causado por la llegada a la segunda vuelta presidencial de Jean-Marie Le Pen, la clase política –y en particular, los integrantes de la derecha republicana– se ha preguntado cómo evitar un crecimiento electoral del FN. Contrariamente a la opinión del ex presidente Jacques Chirac, que quería atacar las ideas y los proyectos del FN, Nicolás Sarkozy decidió por el contrario legitimar el discurso de la extrema derecha, al retomar ideas y propuestas del FN. En 2007, esta estrategia le fue útil para obtener votos de simpatizantes de este partido. Sin embargo, la falta de acciones gubernamentales para estos votantes, y sobre todo la falta de resultados económicos, provocaron que estos electores migren de nueva cuenta hacia el FN. En resumen, hubo una decepción de una buena franja del electorado de derecha. Lo cual impidió que Sarkozy sea reelecto en 2012. Por el lado de la izquierda, la existencia del FN fue percibida, en los años 1980 y 1990, como una oportunidad estratégica de poder dividir el electorado de derecha. Sin embargo, lo que podía ser considerado en aquel entonces, en el plano de una estrategia electoral, un activo, se ha vuelto un dolor de cabeza para los partidos de izquierda. En efecto, la falta de resultados económicos y sociales durante los últimos treinta años ha provocado que muchos obreros, desempleados y miembros de las clases de escasos recursos, que anteriormente votaban por el partido socialista o comunista, decidan dar su voto al FN. Lo que explica que en zonas donde el PS era hegemónico, el FN tenga resultados muy importantes hoy en día.
En resumen, el FN, si bien no ha logrado hasta el día de hoy implantarse territorialmente, sí ha reconfigurado el sistema de partidos de Francia. Tanto la crisis migratoria de 2015, como los atentados de enero al semanario satírico Charlie Hebdó y de noviembre en diversos sitios públicos de París, han contribuido a cristalizar al FN frente a la opinión pública. Por ende, el tripartidismo del sistema político francés es un hecho. Esperemos que en 2017 el FN no se transforme en la principal fuerza política de este país.

* Analista Político del Observa-torio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

@Gaspard_Estrada