EL-SUR

Martes 30 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Las flores del 2004

Jorge Zepeda Patterson

Enero 03, 2005

 

 

 

 

 

 

El 2004 fue un gran año para Hugo Sánchez. El Pichichi ganó dos veces el campeonato de futbol con Los Pumas y lleva un paso firme para lograr su ambición de añadir a su condición de mejor jugador mexicano que haya existido, y el de mejor entrenador. Enhorabuena.

Por desgracia, el resto de los mexicanos no podrá decir lo mismo. El 2004 fue pródigo en problemas. La inseguridad pública siguió siendo el principal dolor de cabeza para las familias. La economía tuvo un ligero repunte, pero insuficiente para aliviar los enormes rezagos en el nivel de vida los mexicanos. Y de política mejor ni hablamos. Con los videos y los pleitos entre poderes y entre partidos, los mexicanos asistimos a los noticieros con el mismo morbo con el que iba el pueblo romano al circo, pero con la diferencia de que en lugar de gladiadores y leones, los que hacen el espectáculo son los que deciden los destinos de la vida nacional.

En resumen, 2004 no es un año para coleccionar remembranzas ni momentos kodak. Sin embargo, con espíritu optimista y forzando una visión en rosa, propongo una exploración de los sucesos rescatables, con el objeto de empezar el 2005 de mejor ánimo. Como diría un personaje de la película Belleza Americana, “no debemos subestimar el poder de la negación”. Con el mismo espíritu evasivo, sugiero olvidar los malos momentos y extrapolar algunas perlas redimibles del año pasado.

La mejor quizá tiene que ver con la indestructible generosidad de nuestros paisanos. El año pasado se rompió el récord en el monto de las remesas enviadas por la población mexicana que vive y trabaja en Estados Unidos. En 2003 la cifra había llegado a 13 mil 200 millones de dólares, que ya era un récord, pero este año se estima que concluirá con un monto sin precedentes de 15 mil a 16 mil millones de dólares. En realidad, el fenómeno migratorio tiene beneficios por partida doble. Primero, porque esos 12 millones de mexicanos que trabajan allá constituirían una presión insoportable para la economía mexicana, de por sí incapaz de ofrecer empleo a los que se quedaron. Y segundo, lejos de convertirse en una “carga”, nuestros paisanos envían un verdadero tanque de oxígeno para regiones atrasadas del campo. Sin esos recursos, hay poblaciones enteras para las cuales la situación resultaría totalmente inviable. La vida nos muestra, una vez más, que justamente los que menos tienen son los que dan más. Es admirable la lealtad, la generosidad, de esos millones de mexicanos expulsados de su tierra por la pobreza y la falta de oportunidades. Sólo eso hace de 2004 un año memorable.

El petróleo también hizo lo suyo. Gracias a los incrementos del precio del barril el pasado otoño, el ingreso por venta al exterior terminará por encima de los 21 mil millones de dólares. Una riqueza inesperada que aliviará las arcas oficiales. Así pues la tierra y los paisanos han hecho del año que termina un buen período.

Otra buena noticia fue el desenmascaramiento de Pro Vida. De repente el gobierno tuvo a bien experimentar la súbita revelación de que Serrano Limón y su organización anti abortista eran unos farsantes –lo cual era sabido desde hace tiempo por activistas y ONG´s del sector asistencial. El problema no es que Pro Vida sostenga tesis conservadoras sobre la vida, la mujer y la religión –son tan respetables como las de cualquier otro grupo de mexicanos– el problema es que es una institución que ha sido utilizada para calumniar y hostilizar a los que piensan distinto a ellos, y ha sido financiada profusamente por fondos oficiales. En los primeros años del gobierno foxista, buena parte de los recursos asistenciales orientados a la mujer fueron desviados de una multitud de organizaciones y canalizados a Pro Vida. Serrano se convirtió en el millonario de los activistas sociales del país. Gracias a estos cuantiosos recursos emprendió actividades para presionar a las autoridades a introducir el rezo en las escuelas y para atacar las campañas de educación sexual. En un momento dado resultó que la Secretaría de Salud estaba invirtiendo a favor del uso del condón y, al mismo tiempo financiando a Pro Vida para que las atacara, todo con recursos públicos. Finalmente, las autoridades tomaron conocimiento de las irregularidades de Pro Vida –desviación de recursos, incumplimiento de responsabilidades, deficiente atención en sus clínicas– e iniciaron una averiguación en contra de los responsables.

Así pues, el 2004 no careció de novedades en positivo. Es bueno que una mujer más haya llegado a una gubernatura –Amalia García, en Zacatecas– y que Carlos Loret de Mola se esté convirtiendo en la nueva cara noticiosa de Televisa. Lo primero tiene que ver con la urgente necesidad de pluralizar el poder y propiciar el equilibrio de género; lo segundo, con la exigencia de contar con periodistas honestos y capaces en las posiciones decisivas en la formación de opinión pública en México.

Desde luego es un balance parcial. Se necesita una visión sesgada para encontrar flores en ese páramo espinoso que fue el 2004. El 2005 no pinta muy distinto; habrá que estar atentos para distinguir y gozar las frondas en los próximos meses.

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