EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Las lecciones de un gobierno en crisis

Federico Vite

Septiembre 28, 2021

(Primera de dos partes)

T rilogía de la crisis, de Petros Márkaris, reúne las novelas Con el agua al cuello (2010), Liquidación final (2011), y Pan, educación y libertad (2012). Estas piezas fueron traducidas del griego al español por Ersi Marina Samará Spiliotopulu. Aparecieron en la editorial Tusquets y su recepción, en México, fue discreta. La saga protagonizada por el detective Kostas Jaritos (personaje que apareció también en Noticias de la noche y Defensa cerrada) hurga en los problemas económicos de la Grecia actual.
En abril de 2010 cayeron las bolsas mercantiles de varios países europeos; una agencia de calificación de riesgo valoró la deuda soberana griega en el nivel de títulos especulativos y consideró que era “altamente impagable”. Grecia quedó sin acceso a los mercados para poder financiarse, necesitaba créditos de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El Estado griego solicitó un rescate financiero. Recibió un plan de ayuda internacional por un monto de 110 mil millones de euros, prestados por catorce estados de la eurozona, representados por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI. Desde mayo de 2010, el Estado implementó un ajuste macroeconómico para acceder a la “asistencia financiera” de la Troika. Este programa consiste en recortes en el gasto y el empleo del sector público, desregulación del sector privado, aumento de impuestos, privatizaciones y cambios estructurales para reorganizar al Estado. El problema esencial de todo el desastre fue la falsificación de datos macroeconómicos para inflar el crecimiento de Grecia. Es decir, la mentira financiera retardó el colapso. Estos hechos los usa Márkaris en Con el agua hasta el cuello para darle sustento adecuado al relato policiaco. Logra una crítica social desde y para la literatura.
El comisario Kostas trabaja en la policía de Atenas. Está casado con Adrianí, adicta a la televisión, especialistas en refranes y buena cocinera. Las discusiones con ella son constantes, pero el matrimonio es completamente realista, sin excesos de miel ni cursilería. Tienen una hija: Katerina. En las primeras novelas, la muchacha era estudiante de derecho; posteriormente, abogada. El novio, novelas después el marido, es Fanis, un médico. Jaritos lee únicamente diccionarios. El jefe del comisario es Guikas y sus ayudantes Dermitzakis, Vlasópulos y Kula, especialista en búsquedas cibernéticas. Como usted nota, Jaritos no tiene nada del otro mundo; posee un afinado sentido común. Gracias a su expertis resuelve los casos policiales.
En una entrevista que la reportera Mariluz Ferreiro hizo a Márkaris en 2015, publicada en el periódico La Voz de Galicia, el escritor griego afirmó que la generación del Politécnico tiene una gran responsabilidad en la crisis económica actual de Grecia. “Después de la caída de la dictadura llegó el Pasok, que era un partido nuevo. Sus líderes no tenían que ver con la guerra civil ni con el periodo de posguerra. La gente dijo:‘No tienen responsabilidades, votemos por ellos’. Pero instauraron un sistema de corrupción y de clientelismo. El asesino de mi libro Paz, educación y libertad está basado en una persona real”. Esa persona que fungió como modelo para el novelista aún vive. “Viene muy a menudo a esta cafetería (Poems and Crimes, en Atenas). Cuando se publicó el libro, gente de la generación de la Politécnica lo llamó y le dijo: ‘Márkaris ha escrito sobre ti y te ha convertido en un asesino’. Entonces él se puso en contacto con mi editor y este le dijo que tenía carta abierta en esta cafetería. El político le dio las gracias. Una tarde, hace unos meses, él estaba sentado aquí, en esta cafetería, hablando con unos amigos. Se acercó a mí, me abrazó y me dijo ‘muchas gracias por todo’. Me conmovió. Porque él es una víctima de su generación, la generación de la Politécnica, que acabó siendo un desastre. Es así. Lo siento. Soy escritor, no político, tengo que decirlo”.
“Escribir sobre la crisis es agotador. Todo el mundo en Grecia tiene a alguien en su familia que está sufriendo, a alguien que está en el paro, a alguien que tenía una pensión de 800 euros y ahora es de 400, como mi propia hermana. No es fácil escribir sobre cosas que te afectan personalmente. He escrito tres (y el epílogo Hasta aquí hemos llegado) novelas sobre la crisis y son suficientes. Estoy cansado. Ahora voy a escribir sobre otras cosas”, señaló Márkaris y esa aseveración nos conduce peligrosamente a un hecho irrefutable ¿cómo se escribe acerca de una crisis económica sin caer en los viejos trucos de la miseria, el drama y la cursilería? ¿Cómo se le da la vuelta a eso? (a manera de paréntesis, pienso, por ejemplo, que todo lo ocurrido en torno a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa es una herida abierta. Hablar de esa herida es exhaustivo y aterrador. ¿Qué se puede hacer con eso? Seguir exigiendo justicia). Márkaris escribe acerca de una crisis económica mirando de manera exhaustiva la realidad. ¿Qué observó?
En Con el agua hasta el cuello nos recuerda que los bancos y los banqueros siempre son los más odiados y una forma de catarsis es precisamente matar a un banquero, en especial, porque son odiosos, por lo menos así los representa en el primer libro de la trilogía. El asesino decapita a sus víctimas y deja cerca de ellos la letra D en una hoja en blanco. Márkaris muestra la ebullición de un pueblo molesto con la decisión de sus gobernantes y más aún con los beneficiarios del préstamo que les da la Unión Europea: los banqueros y el sector privado.
El autor describe la ofensa y la vergüenza que experimenta un país con un pasado glorioso y un presente horrendo. Usa todos los recursos narrativos para erguir una crítica: el relato policiaco está plenamente sustentado con el panorama social. La mendicidad, la pobreza y el abuso de los multimillonarios confirman el malestar generalizado de una sociedad que se siente engañada. Grecia, para continuar en la Unión Europea, empeñó el alma. Los empleados del Estado no tienen vacaciones, se les redujo el salario y se mantuvo la misma cantidad de trabajo. ¿Cuál es el futuro de un país así?
El capítulo inaugural de Liquidación final, el segundo piso de esta trilogía, arranca con un suicidio colectivo. Cuatro mujeres maduras ponen fin a su vida, ya no tienen servicio médico ni dinero. No tienen familia. “Nos dimos cuenta de que somos una carga para el Estado, para los médicos, para las farmacias, para la sociedad entera”, signa la carta de las suicidas. “Arranco el motor y un poco más adelante giro a la izquierda, para salir a la calle Tebas y de allí, a Petru Rali. Pasamos por delante de unos cubos de basura. Dos negros, metidos en los cubos hasta la cintura, buscan comida con desespero”, así arranca el segundo caso relacionado con la crisis económica. La válvula de escape que Márkaris nos dio en Con el agua hasta el cuello se difumina y emerge el otro daño, el terrible: la miseria imperante.