EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Las primaveras sí hacen verano

Ana Cecilia Terrazas

Marzo 20, 2021

 

Dice la Real Academia Española que la primavera es lo primero, “lo que se ve primero”; estación del año que comienza en el equinoccio y termina en el solsticio de verano; fragmento temporal entre marzo y mayo (esto, si se mira desde el hemisferio boreal, desde el norte del planeta).
En el llamado imaginario colectivo, la primavera es época vinculada a las flores, al Sol, a los coros cantores de pájaros enamorados poblando la tierra con aún más pajarillos. Es momento de cursilerías, melcocha hecha sabia vegetal: época de verdores.
La primavera trae algo de lluvia, mucha luz y puede referirse a lo ingenuo o primerizo. De regreso con el diccionario y sus definiciones, es el “tiempo en que algo está en su mayor vigor y hermosura”.
Pero así como varía la época de primavera dependiendo de la ubicación geográfico-espacial en donde estemos paradas y parados sobre la Tierra, también puede variar ese vigor y hermosura según lo podamos o queramos ver, colocar, considerar, abrazar.
Hay quien considera que la primavera de su vida es la juventud y cuando ésta pasa ya no puede retornar. Y hay quienes consideran que la primavera de su vida ocurre cada día, cuando amanece. Otros más piensan que justo sucede cuando se cobra conciencia de las cosas importantes, de lo relevante, de la sabiduría que brinda la experiencia.
Es decir, la dimensión primaveral de la vida se da cuando nosotros queremos, mejor aún, cuando nos damos cuenta que puede ser.
En el momento en que nos rendimos a la metáfora iniciática de ese Sol iluminador, cobran más sentido los amaneceres soleados de la primavera, esos días coloreados de canto y hermosura. Primaverear es verle con azoro lo verde al paisaje y querer caminar un poquito por ahí.
¿Por qué importa la primavera o siquiera detectarla? Astronómicamente hablando, ha sido fundamental como momento para apostarle a nuevos horizontes, llenar de esperanza el suelo en favor de una tierra más fértil que dará mejores cosechas.
Arqueológicamente, en algunas construcciones prehispánicas se asoma el Sol con gran precisión por diversos espacios o canales, como ocurre en la ventana de la Casa de las Siete Muñecas o Templo del Sol en el sitio maya meridense de Dzibilchaltún, en augurio de espléndidas cosechas.
En muchas partes de Ciudad de México la primavera es época de explosión del lila indescriptible de la jacaranda en flor. En el terreno inspiracional, creativo, artístico, que ha permeado los ámbitos culturales más recientes, la primavera resulta en obras emblemáticas:
Al compositor barroco Antonio Vivaldi, cuya música sacra es inigualable, más bien se le conoce popularmente por su concierto para orquesta y violín Las cuatro estaciones, del cual la estación Primavera es quizá la más elogiada de todas.
En pintura, La primavera de Sandro Boticelli, autor florentino del siglo XV, concentra la postal visualizada comúnmente al pensar en la alegoría de esta estación. La escena, llena de gracia femenina estilizada, gira en torno de Venus diosa del amor, pero también incorpora a Flora, a Cupido y a las tres gracias: belleza, encanto y fertilidad.
Tanto para la literatura como para la poesía, la primavera es fuente inagotable de inspiración. Así lo fue para la obra de William Shakespeare, de Emily Dickinson, de Antonio Machado y de Octavio Paz, quien escribió en su Primavera a la vista:

Pulida claridad de piedra diáfana,
lisa frente de estatua sin memoria:
cielo de invierno, espacio reflejado
en otro más profundo y más vacío.

El mar respira apenas, brilla apenas.
Se ha parado la luz entre los árboles,
ejército dormido. Los despierta
el viento con banderas de follajes.

Nace del mar, asalta la colina,
oleaje sin cuerpo que revienta
contra los eucaliptos amarillos
y se derrama en ecos por el llano.

El día abre los ojos y penetra
en una primavera anticipada.
Todo lo que mis manos tocan, vuela.
Está lleno de pájaros el mundo.

Filme emblemático y sumamente recomendable, es esta joya de 2003: Primavera, verano, otoño e invierno… primavera, del director coreano Kim Ki Duk*. La historia transita de forma poética entre estaciones y, por si no nos queda claro el mensaje figurado, se reitera que a cada invierno le sigue siempre, indefectiblemente, una primavera.

*https://www.youtube.com/watch?v=tG93pScGiLs

@anterrazas