Marcial Rodríguez Saldaña
Octubre 12, 2007
Es don Jesús Placido de más de 80 años, quien con cabeza y barba blanca, arrugas en el rostro quemado por el sol, manos
endurecidas por la tierra fértil del campo, ojos cansados por el tiempo pero que al platicar brillaban, como si en ese mismo
instante viviera la historia que contaba lúcidamente sin cortar palabras, de las vírgenes de la Natividad y El Rosario, quienes
desde hace más de cien años se encuentran el 5 de octubre en la comunidad de Texca, Guerrero.
El relato comienza, cuando en señal de amistad los creyentes de Tixtlancingo llevaron a la feria de Texca a la virgen del Rosario;
tan bien trataron a la virgen en Texca que al terminar la feria ya no se quiso regresar, de tanto que pesaba nadie pudo levantarla,
señal para que se quedara definitivamente; lo mismo ocurrió con la virgen de la Natividad cuando fue llevada a Tixtlancingo.
Es así que cada año, no se sabe exactamente desde cuándo, pero los ancianos que rondan en la centuria de años, platican que
cuando ellos nacieron ya existía la tradición de las vírgenes que se visitan en el mes de septiembre a Tixtlancingo y en octubre a
Texca.
Las vírgenes salen en procesión de los templos de cada pueblo, como a las 11 de la mañana, son cargadas por una sola persona,
y se van turnando uno por uno cada tramo de una longitud de 30 kilómetros, que es recorrido por los peregrinos a pie durante
casi seis horas; la virgen va acompañada de mujeres a quienes les llaman diputadas que son señoras que la cuidan en el camino,
va un campanero, llevan un petate para colocarla cuando se detienen y su estandarte al frente.
La primera parada de la virgen y los peregrinos en el tramo Tixtlancingo-Texca la realizan en la piedra del cohete, lugar en
donde al llegar hacen explotar un cohete cuyo eco se escucha en ambos pueblos en señal de que ya va en camino la virgen; la
segunda y última parada la realizan en las crucitas en donde junto a un encino hay una cruz sobre una piedra. Antes de la
peregrinación, los creyentes se previenen con agua y comida para todos en el trayecto, durante el recorrido se quema incienso
todo el tiempo para purificar el camino de la virgen.
Cargar las vírgenes en el camino es una devoción, según los pecados de cada quien, es el tiempo que las vírgenes permiten
llevarlas a cuestas, hay quienes sólo pueden dar uno o dos pasos en señal de que sus pecados son muchos y hay quienes las
llevan durante tramos largos en señal de que están libres de pecado.
A la virgen la esperan llenos de entusiasmo los texqueños a la entrada del pueblo, llega como a las 5 de la tarde, la alojan en una
casa en donde se le recibe con cantos y alabanzas, con la tradicional música de viento, para luego partir en compañía de una
multitud hacia el centro de pueblo; frente a la Comisaría Ejidal se coloca un arco adornado con papel de china, en el piso se
extienden flores para que exactamente bajo el arco se encuentren las dos vírgenes. La virgen del Rosario es sacada de la iglesia
de Texca para ir al encuentro con la virgen de la natividad.
La ceremonia comienza con la purificación de los estandartes de las vírgenes, de un lado y otro del arco se cruzan los estandartes
envueltos en incienso hasta que por fin la virgen del la Natividad cruza el arco y ahí es recibida por la virgen del Rosario, es
entonces cuando las dos vírgenes con los peregrinos emprenden el camino hacia el templo en donde entran y las colocan al
frente para que permanezcan juntas durante los cuatro días que dura la feria del pueblo.
Tanta es la fe en las vírgenes del Rosario y la Natividad que quienes desean un milagro llevan obsequios de oro que son
colocados en cordones que son parte de la indumentaria de las vírgenes; cuentan que alguien una vez quiso apropiarse de un
obsequio a la virgen, pero fue castigado a tal grado que no podía dormir y hasta que regresó el obsequio pudo hacerlo en paz.
A la ceremonia del encuentro de las vírgenes en Texca cada vez acude más gente, pues asisten visitantes de otras poblaciones
vecinas además de los habitantes de este histórico lugar en donde está sepultado el último resistente español el coronel Armijo,
que es un atractivo turístico como parte de la ruta histórica de la nación junto con la Providencia y el Veladero; sitio hermoso por
la plenitud de su naturaleza y en pleno desarrollo con el puente que se construye en Paso Texca, demanda hecha desde hace
muchos años.
Durante la estancia de la virgen en Texca, por las noches hacen procesiones alrededor de la iglesia que tiene una campana
enorme como si hubiese sido hecha para una catedral, así de grande también es la fe en las vírgenes del Rosario y de la
Natividad, cuyo relato en voz de don Jesús Plácido termina con voz pausada, allá en Loma Larga, con el olor a los arbustos del
campo, admirando los colores vivos de la multitud flores, escuchando el zizagueo de los árboles impulsados por el viento, al
arrullo del canto de las aves, añorando que alguien como él, lo siga contando durante los años porvenir.