EL-SUR

Sábado 04 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Lea Ypi y las variaciones de la libertad

Adán Ramírez Serret

Marzo 08, 2024

La libertad siempre es limitada. La humanidad ha luchado los últimos años por conseguirla, pero lograrlo como sociedad sigue siendo muy complicado, acaso imposible. Vemos la esclavitud del pasado Imperio Romano como el infierno, los feudos de la Edad Media con terror tecnológico o al Imperio Azteca como salvajes por la forma en que hacían sacrificios humanos. Sin embargo, los habitantes de esas épocas veían su mundo normal; jamás se preguntaban si eran libres o no, o si serían felices siendo libres en otra sociedad. Nosotros nos consideramos libres, pero ¿lo somos o acaso nuestra época será vista con miedo debido a nuestra desigualdad bajo los ojos de la humanidad del futuro? Decía un maestro muy querido de la universidad: “Somos libres hasta cierto punto, tampoco es que yo pueda hacer un threesome en mi cubículo”. La libertad, pareciera, es una percepción de nuestra realidad más que un hecho. Es la sensación que se va convirtiendo en certeza cuando se lee Libre: el desafío de crecer en el fin de la historia de Lea Ypi (Tirana, Albania, 1979). La novela se sumerge en la Albania de los años ochenta, en efecto, se vivía lo que Francis Fukuyama entendió como el fin de la historia, y que luego tan sólo vendría capitalismo feroz sin ninguna ideología.
Albania es un país que se encuentra en el mar Mediterráneo, arriba de Grecia. En su historia moderna fue invadido por Italia y liberado de ella por Enver Hoxha, quien hizo una república popular socialista en el país. La novela es en realidad la vida de Lea Ypi, quien es académica y economista, y que al contar su biografía hace literatura. Esto me recuerda mucho Anatomía de un instante, de Javier Cercas, quien durante mucho tiempo quiso escribir una novela sobre un hecho histórico español, pero que se dio cuenta que no se podía escribir ficción sobre una mentira, que la novela en realidad debía ser un libro de historia porque lo contado por el Estado hasta entonces, eran puras mentiras.
Así, Lea Ypi cuenta su historia y se lee como una novela; relata que, en algún momento de su vida, se percató que todo lo que le habían dicho era una mentira. “Mis padres me revelaron la verdad, su verdad. Me dijeron que mi país había sido una cárcel a cielo abierto durante casi medio siglo”. Esto es una brutal revelación, pues la novela comienza cuando la narradora es una niña, en su escuela les transmiten la ideología comunista, en donde Stalin es un héroe y el político Enver Hoxha deja de serlo y se convierte en familia de todos y le dicen “tío” y hay fotos suyas por todos lados. La niña se sorprende cuando al salir de la escuela ve que el monumento con la figura de Stalin no tiene cabeza. Más adelante se encuentra un grupo de gente y no sabe si es una fiesta o vienen de un partido. Cuando llega a su casa le cuenta a su familia lo que acaba de ver y ellos se asustan mucho, y ella les pregunta la razón, pero ellos titubean, y le dicen que por nada, que tan sólo eran hooligans y que son peligrosos. Que ya no se acerque a ellos.
Sus padres son misteriosos, nunca hablan de política y le dicen que es una coincidencia que un enemigo del Estado, un político anterior, lleve el mismo apellido que ella. Para el lector es claro que ella vive bajo un estado de represión comunista, pero el relato es el de una niña que vive en una serie de cosas misteriosas, pero disfruta la escuela, a sus compañeros y maestras, a sus padres y vecinos, vive en paz y su felicidad es incuestionable. Es la reflexión profunda de esta autobiografía que se vuelve una novela al contener tantas ficciones que son asumidas como verdades. La Albania comunista era una sociedad tranquila que vivía en su propio mundo, uno donde los objetos más valiosos que una familia podía tener era una lata vacía de Coca Cola, es lo que se mostraba en la sala, pues todas las casas eran exactamente iguales, la misma comida, los mismos muebles, van a las mismas escuelas, nadie tiene ni más ni menos; es una sociedad completamente igualitaria. Algo completamente imposible en una sociedad capitalista, por profunda desgracia. Es cierto, la historia está censurada, limitada al discurso del estado y la gente debe olvidar su ascendencia; la narradora, por ejemplo, pertenece a una familia que era privilegiada y eso la segmenta de la sociedad. Pero al final, su vida seguía y aprendía y jugaba y disfrutaba. Dice la novela: “Cuando por fin llegó la libertad fue como si te sirvieran comida congelada. Masticamos poco, tragamos rápido y nos quedamos con hambre”.
Le Ypi, Libre: el desafío de crecer en el fin de la historia, Barcelona, Anagrama, 2023. 257 páginas.