Arturo Martínez Núñez
Febrero 11, 2005
Y cuando despertamos, Guerrero seguía ahí, pero el dinosaurio se retiraba herido. Varias son las lecciones que debemos analizar y asimilar de esta jornada histórica, en que el pueblo de Guerrero decidió dejar de vivir arrodillado. Son cientos las imágenes, sonidos, olores y sensaciones que se vienen a mi mente en estos casi tres meses acompañando a Zeferino a lo largo y ancho del estado. Intenté siempre mantener con el personaje una lejana cercanía para poder atestiguar a nivel de cancha, el fenómeno que significó la zetamanía. Ayudé en lo que pude y en lo que me solicitaron. Nunca quise ser parte de la corte que en cada sitio rodeaba, alababa, a veces asfixiaba y pocas veces ayudaba al líder. Otra cosa es el pueblo y capítulo aparte merece el equipo de trabajo.
Los medios. La mayoría de los medios de comunicación, locales y nacionales; impresos y electrónicos; jugaron un papel verdaderamente deleznable. El problema no son los soldados sino los generales. La mayoría de los reporteros y fotógrafos hicieron su trabajo profesionalmente, aunque al llegar a las mesas de redacción fuesen reconvenidos, censurados y mutilados. Muchos de ellos tienen que hacer mil piruetas financieras para poder llegar a fin de mes: trabajan para la radio, la tele y algún periódico; venden publireportajes y de ser necesario trabajan para la BBC (bodas, bautizos y confirmaciones). Es urgente dignificar los ingresos de los compañeros comunicadores porque esto sepultará de una vez y para siempre las lastimosas prácticas del cochupo y el “convenio”. Sin embargo, los supermapaches colorados, traídos de oriente y de poniente, no midieron que la gente terminó por sentirse insultada por la saturación de spots, inserciones y exclusivas.
Las encuestas. Las encuestas son un instrumento utilizado en los estudios de opinión y de mercado. Cuando se hacen en el ámbito político, se crea la siguiente analogía: candidato = producto; elector = cliente; voto = compra. Es muy fácil torcer el resultado de una muestra desde el cuestionario, pasando por el levantamiento, el análisis y finalmente la divulgación. En un estado tan dispar como Guerrero es complicado hacer un levantamiento confiable: hay centros urbanos grandes y modernos, y poblaciones remotas y marginadas. Mucha gente tuvo miedo de expresar su verdadera intención de voto o se la reservó. Esto es similar, aunque por opuestas razones, a lo que ocurre con los hábitos de consumo de los estratos sociales llamados A y A+. Es muy complicado que algún rico o muy rico, se tome la molestia de responder un cuestionario y gastar 10 o 15 minutos de su tiempo ante un entrevistador de gorrita que le pregunta sobre sus hábitos. En estos casos, las empresas tienen que recurrir a los regalos y promociones para conseguir que estos selectos clientes contesten sus preguntas. La diferencia en este caso, radica en que las compañías no tratan de engañar a nadie sino de obtener una radiografía lo más fiel posible del posicionamiento de su producto. Con todo, Zeferino apareció arriba en todas en todo momento y únicamente la publicada por Reforma la última semana, se salió extraña y sorpresivamente de la lógica de cualquier curva de probabilidad. Lo mismo le ocurrió a este diario en los pasados comicios de Sinaloa y Puebla.
El corporativismo. Esta dañina herencia posrevolucionaria ha quedado totalmente rebasada, por lo menos en lo que corresponde al ámbito electoral. La Güera Rodríguez Alcaine a nombre de la CTM; el SNTE Institucional y quién sabe cuántos sindicatos más (de transportistas, de turisteros, etc.), ofrecieron al candidato tricolor miles y miles de votos que jamás aparecieron. Llenaron el Centro de Convenciones infinidad de veces, dejaron a los pequeños sin clases varios días; llenaron el Zócalo de Chilpancingo y sin embargo, cada uno llegó a su casilla y en la soledad de la mampara dijo ¡basta ya de clientelismo!
La dádiva. ¿Cuánto habrá gastado el PRI en láminas de cartón, camisetas y sin fin de utilitarios? ¿Cuánto le redituó en votos? La gente ya no se chupa el dedo. Ya no cae. La gente ya sabe que los bultos de cemento y las despensas se compran con su propio dinero. Son, como dice Zeferino, migajas de nuestro propio pan. En Guerrero ya aprendimos, la gente se come la carnada pero no muerde el anzuelo.
El acarreo. Durante los tres meses de la campaña, camionetas y autobuses recorrieron el estado “acercando” gente a los actos políticos. El pináculo de esta usanza ocurrió el miércoles 2 de febrero cuando cientos de ancianos deambulaban deshidratados por el centro de Acapulco sin saber qué hacer ni a dónde ir y lo qué es peor ni a qué habían venido. En las notas de las plumas pagadas se mencionaban los miles y miles de personas que había en los actos de Astudillo. La famosa foto del candidato volteando hacia la cámara con las masas a su espalda parecían copia de un lugar a otro. Los estrategas del PRI siempre buscaron lugares cerrados donde las tomas de fotografía y de video, hicieran parecer las concentraciones más grandes de lo que en realidad eran. Sin embargo, al analizar los rostros de la gente, uno podía adivinar las gorras y playeras nuevas o los sombreros clonados con las siglas de la CNC o de alguna otra organización. A diferencia del pasado, cuando sólo se necesitaba aparentar multitudes teniendo de antemano los resultados definidos, hoy se necesita llenar las urnas además de las plazas.
El colonialismo. Dice la famosa canción de Tony, Nos la van a persignar, que “… en Guerrero mandan los guerrerenses, no nos tienen que venir a decir…” Mucho cuidado, no estoy promoviendo el chovinismo estúpido y anacrónico. En su momento defendí los derechos políticos de los ciudadanos no nacidos en Guerrero, pero avecindados y comprometidos con el estado. Lo que molesta, es que de uno y de otro lado, lleguen supuestos estrategas, delegados especiales y cazamapaches, que sólo enchandan el escenario, total ellos, sin importar el resultado de los comicios ni el estado en que queden las cosas, empacan sus maletas el 7 de febrero y regresan a sus lugares de origen. Lo mismo ocurre con los enviados especiales de los medios nacionales de comunicación. Llama especialmente la atención la pobreza académica y falta de rigor de los reportajes especiales, notas, columnas y artículos que se escribieron durante el proceso. Por supuesto que al día siguiente de la elección y ya con los resultados en la mano, todo mundo habló de zeta y del fenómeno Guerrero y, como la victoria tiene muchos padres, faltarán medallas y condecoraciones para colgar en los pechos de todos aquellos que hoy se sienten padres, salvadores o garantes de una victoria que únicamente le corresponde al pueblo de Guerrero. Ricardo Monreal contribuyó bastante, aunque también se empantanó con lo del zacatecano avión, pero de ninguna manera salvó la elección ni vino a rescatar nada. Quizás su mayor aportación fue la de jalar la marca de Víctor Hugo Islas, Comandante en Jefe del IV Batallón de Estercoleros de la República de Madrazo.
Para que exista la metrópoli, debe de existir la colonia, así que deberá quedar en manos de los guerrerenses decidir nuestro propio destino, lo mismo en la política que en la académica, en el periodismo y en todos los ámbitos de la vida estatal. Insisto, no significa aislar y rechazar a los sembradores y misioneros, pero sí, a los vendedores de espejitos y a las caravanas de merolicos.
La ignorancia electoral. Ahora menos que nunca me queda claro que es mucho lo que queda por hacer en materia de educación cívica y electoral. Ya no digamos a nivel popular, pero alarmantemente a nivel de dirigencia, es impresionante la dislexia o franca ignorancia en temas como leyes y códigos; conteos rápidos y encuestas de salida; secciones, municipios, casillas y distritos; padrón y listado nominal, por sólo mencionar algunos. Es ilustrativo como la mayoría de las y los luchadores por la democracia, estaban listos para cuidar casillas y perseguir mapaches. Y no es que el fraude ya no exista, faltaba más; el fraude se comete día a día en la entrega de dádivas, en el uso electorero a lo largo del año de los programas sociales, en la distritación mañosa, en la elección de las autoridades electorales, en la aprobación de leyes cargadas hacia la mayoría (que luego se vuelve minoría y es donde vienen los lamentos), etcétera. El robo de urnas, el ratón loco, la operación tamal y tantas y añejas prácticas que utilizó el régimen durante años, han sido relevados por modernas técnicas y “estrategias” varias de ellas reflejadas en el tristemente célebre Faro 2005. A los mapaches hoy se les llama secretarios de acción electoral y a los operadores, promotores. No ha cambiado el fondo pero sí la forma. Es hora de que los demócratas, cambien también los sistemas de defensa.
Poco a poco y con los números del computo final en la mano, irán saliendo los pelos de la burra y más claves, van algunos adelantos con los datos del PREP: hay cuatro distritos en los que se triplica el promedio de votos anulados; le aseguro que se imagina cuáles son: el 3 de Chilapa, el 11 de Tlapa, el 22 de Huamuxtitlán y el 25 de Chilapa. Estos cuatro distritos son de los más atrasados del estado y en tres de ellos ganó el PRI. Más aún, en el distrito 9 de Iguala y en el 22 de Huamuxtitlán, ambos ganados por el PRI, los votos nulos son más que la diferencia entre ganador y segundo lugar.
Llegué a la campaña por invitación expresa de Marco Morales y Julio Ortega. Ellos consideraron que una visión desde dentro de la campaña sería muy útil para los medios. Guerrero vive su propio centralismo autoritario. Con facilidad se piensa que Guerrero es Acapulco; a veces se incluye Chilpancingo, pero hasta ahí. Sin embargo, en cada región existen medios locales que son líderes y formadores de opinión. Los medios “estatales”, cuando llegan, lo hacen después del mediodía y ni hablemos de los “nacionales”. El objetivo fue crear un producto que pudiera servir a nivel estatal para proveer información sobre la campaña. Me integré a la caravana de manera permanente en Olinalá el 7 de diciembre del 2004. A partir de ese momento, atestigüe todos y cada uno de los eventos de la campaña de Zeferino Torreblanca. Antes de esta fecha había acudido a muchas giras pero de manera intermitente.
Al interior del equipo sólo encontré solidaridad, apoyo y sobre todas las cosas amistad. No es sencillo integrarse a un grupo que lleva ya varios años cohesionado y por lo tanto agradezco infinitamente a todos y cada uno de los miembros. Dice zeta, “yo me llevo los aplausos y ellos se llevan las mentadas…”. Desde aquí un abrazo solidario y afectuoso, porque las tareas de esta magnitud, no pueden ser obra de uno solo. Son el producto de muchas horas, días, meses y años de esfuerzo por parte de muchos hombres y mujeres que rodean a Zeferino y hacen que el día a día sea posible. Sé que necesariamente pasaré por alto a varios y no me lo perdonaré pero tengo que mencionar a algunos de ellos por su nombre. Agradezco a José Luis Torreblanca, Coca, piedra angular y mariscal de campo. Coca gesticula, vocifera, a veces mienta madres, pero es la referencia obligada. Coca lee los diarios, tarjetea, pasa información, recibe las peticiones e intenta contener a las damas de compañía que a toda costa luchan por un lugar en el estrado. Gracias por todo Coca. Gracias Teniente por su afecto y calidez. Gracias a Víctor por conducir al candidato a buen puerto. Gracias a Julio y a Paco (paco, paco, paco) encargados de que todo funcione antes y después de que zeta realice cada acto. Gracias a Radilla, a Roberto y a todos los muchachos de seguridad por confiar en un desconocido y por cuidarnos al niño. Gracias a Remedios, Ana María, Alejandro, Manuel, Pijarín, al minicomandante Víctor y a todos los de la avanzada que tapizaron, colgaron y pintaron de amarillo gran parte del estado. Gracias Nava y Javier. Gracias a Magaly y a Carmen que desde la oficina eran a veces el único contacto con el mundo real. Gracias a Fernando Medina, hermano, aquí estamos, como horcón de en medio.
Decía al principio que muchas imágenes llenan mi cabeza y mi corazón como las marchas de Atoyac, el acto en Hutziltepec, el encuentro con los amuzgos en Guadalupe Victoria, la noche mágica de San Mateo y las guapas mujeres de Zacapuato, pero si tuviera que quedarme con una imagen, esa sería la de una tarde de diciembre cruzando la montaña por la carretera Tlapa-Marquelia regresando a la costa después de una exitosa gira. Poco a poco la caravana de autos se ha hecho pequeña y de repente nos encontramos sólo cuatro camionetas, en medio de la hermosa inmensidad de la montaña; hace frío y las nubes quedan por debajo de nosotros. Parece un sueño un hermoso y dulce sueño… El 7 de febrero todos despertamos y nos pellizcamos para comprobar que era cierto, que habíamos ganado, que todos habíamos ganado incluso los que no obtuvieron la mayoría, porque esta nueva oportunidad que nos hemos obsequiado resultará en un mejor estado para todos. Los priístas tienen el inmenso reto de cambiar y mejorar. Los casi 450 mil guerrerenses que optaron por Astudillo son bienvenidos y necesarios en este proyecto.
Los guerrerenses dimos cátedra de civismo. Hoy es viernes. Parece que las elecciones fueron hace mil años. El estado no se incendió ni chocaron los trenes ni nos fuimos a los tribunales ni nada de nada. El único y gran ganador de esta contienda ha sido el heroico pueblo de Guerrero. Enhorabuena.