EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Ley y conflicto

Jorge Camacho Peñaloza

Abril 16, 2021

 

La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser.
José Ortega y Gasset.

Los procesos electorales siempre generan la agitación de las aspiraciones de quienes pretenden asumir una responsabilidad en el servicio público, en la responsabilidad pública, en los asuntos del poder político, en la cosa pública, entran en un estado de determinación y de proyección de su visión de sociedad que muchas veces coinciden y otras más se confrontan por lo que toda esa fuerza de querer hacer y convencer fehacientemente tiene que encontrar un cauce en las instituciones , reglas y leyes, a fin de que no se desborden y generen fricciones violentas que afectan a la sociedad y en la vida de las personas.
Este estado de determinación y fuerza de querer hacer y convencer se catapulta por la acción de los partidos, de los militantes y simpatizantes en donde se genera todo un movimiento por alcanzar las candidaturas que genera también encuentros y desencuentros que deben ser canalizados a través de los consensos y reglas internas que no siempre son capaces de contener la disciplina tanto de los aspirantes como de los militantes y simpatizantes dándose rupturas y fracturas que llegan a ser determinantes en la competitividad de los partidos y candidatos.
En los procesos electorales, en la sociedad también brotan fuertes emociones derivado de las aspiraciones, enojos, simpatías del electorado hacia los candidatos y lo que representan, del carisma de estos últimos, sus propuestas y compromisos, las pasiones colectivas se inclinan hacia uno u otro candidato con tanta intensidad que muchas veces se pierde de vista que un proceso electoral, la política y la democracia, además de ser un medio para nombrar dirigentes de la sociedad, un procedimiento para la transferencia pacífica del poder, un recurso de legitimidad, más allá de todo esto tienen como propósito la cohesión de la sociedad, que no se fracture de manera irreversible por todas esas pasiones y desencuentros.
Los procesos internos de elección de candidatos en los diferentes partidos y coaliciones que están participando por los que acabamos de pasar en Guerrero han sido nada fáciles, por ejemplo, hemos visto cómo precisamente en el partido de más reciente creación de mayor nivel competitivo, Morena, se han generado los desencuentros y conflictos más fuertes de todos los registrados, porque como dice su fundador, Andrés Manuel López Obrador, más que un partido es un movimiento que aglutinó, en el que hizo confluir, a todos los que creyeron en su diagnóstico y propuesta de visión centrada básicamente en que el principal mal del país era la corrupción, lo que importaba era generar un movimiento que llegara a una catarsis el 2 de julio del 2018 sin ataduras sin disciplina sin organización ni estructuras que impidieran la llegada de la gente a las urnas; hoy posterior a esa fecha el movimiento que culminó en esa fecha con la victoria de López Obrador parece que continúa sin ser un partido político y de ahí sus graves problemas de división y confrontación al interior sí del movimiento en el que no existe identidad disciplina ni compromiso por la democracia, pero ahora, por lo que se está viendo, con lo que sucede con la candidatura de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura del estado parece ser que las pasiones y la confrontación interna ha desbordado a Morena y ahora se ha trasladado a la confrontación entre el partido y el candidato con las instituciones electorales del país.
En medio de esta agitación de aspiraciones siempre habrá quienes las sienten truncadas por no alcanzar las anheladas candidaturas, sean al interior de sus partidos o en la competencia entre estos; es un momento en el que quienes se encuentran en esta situación deben estar conscientes de que no es la sociedad la culpable de la frustración de sus aspiraciones y que en caso de que así sea deben acudir a la ley y a las instituciones pero nunca la violencia. Tenemos que confiar en las instituciones que tienen como principal razón de ser precisamente la de canalizar el conflicto por las vías pacíficas sustentadas en un marco jurídico claro, en una cultura de obediencia, consentimiento y credibilidad hacia la ley y las instituciones, y en profundos y amplios consensos sociales por el mantenimiento del orden, la paz y la legalidad, por eso no dudemos de que a estas alturas de la democracia y vida institucional en el país y en el estado, las próximas elecciones se van a llevar a cabo precisamente por mandato de ley, la que al final se impondrá al conflicto.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A toda la paisanada que le va a uno y a otro partido, que la democracia no es un palenque sino un santuario de la libertad y la pluralidad.