Abelardo Martín M.
Diciembre 03, 2019
Hay un gesto que identifica y vuelve inconfundible a Andrés Manuel López Obrador: los brazos cruzados (gesto de inclusión, afecto, calidez, sencillez) y una ligera genuflexión (señal de veneración, respeto y el más grande de los sentimientos, la gratitud).
A lo largo de su amplia carrera política, hoy a un año de ejercer el cargo de presidente de la República, esa fotografía se reproduce en medios nacionales e internacionales. El gobierno que encabeza desde el primero de diciembre de 2018 cumplió exactamente un año este último domingo. La inquietud que asalta es ¿cuánto tiempo mide un año?
Pareciera una pregunta absurda si se mide sólo en tiempo, pero aun así cada caso merecería una respuesta diferente. Para un siglo, poco; para un segundo, mucho; en la vida de una persona también tiene una valoración diferente, todo depende, fundamentalmente, de su edad, pues no es lo mismo el primer año de vida que un año después de los 90. Todo depende.
Razonamiento similar podría aplicarse al primer año de vida del gobierno de AMLO, muy diferente del que se podría contabilizar de la 4T. Para este gobierno es poco y simultáneamente es mucho. Para los adversarios y enemigos de la 4T este aniversario es una eternidad y tienen prisa porque se acabe este gobierno, sea al finalizar su periodo de seis años, o como desean ardientemente que ocurriera antes.
El catálogo de resultados de gobierno, igualmente tiene dos caras, y ambas tienen contenidos cualitativos y cuantitativos. Todo depende. El balance cualitativo sobresale del cuantitativo, en especial, en el auxilio, o mejor dicho atención a los más necesitados y la búsqueda de un mayor equilibrio en la distribución o generación de riqueza. Flancos débiles sin duda los hay: la seguridad y la falta de crecimiento económico saltan a la vista.
Un año en el gobierno cumplió Andrés Manuel López Obrador, quien lo celebró a su manera, con un gran acto público en el zócalo de la Ciudad de México, en donde informó de sus logros y pendientes. Destacó en primer lugar el conjunto de reformas y nuevas leyes que ha promovido su gobierno y ya han sido aprobadas por el Congreso, entre otras la revocación de mandato y la consulta popular, la austeridad republicana, la extinción de dominio, la prohibición de devolución de impuestos, la clasificación del robo de combustibles, la evasión fiscal y el fraude electoral, como delitos graves; las nuevas leyes laboral, de salud, las de educación, y la institución de la Guardia Nacional. Con todo ello se ha configurado una nueva Constitución, dijo.
Se ha abatido la corrupción y se ha reducido el costo del gobierno, lo que permite financiar el presupuesto sin aumentar impuestos, ni los precios de los combustibles y sin endeudar al país. Se ha priorizado la recuperación del campo y se ha apoyado a pescadores; aumentó sustancialmente el salario mínimo y se han generado empleos. Todavía no ha habido crecimiento económico, explicó, pero existe una mejor distribución de la riqueza.
Aseguró que el Nuevo Aeropuerto Internacional de México se inaugurará el 21 de marzo de 2022, se revirtió la caída en la producción petrolera, se terminará en este año el Tren Ligero de Guadalajara y se continúa construyendo el de Toluca a la Ciudad de México. Ha crecido el turismo y pronto se aprobará en Estados Unidos y Canadá el nuevo tratado comercial.
Ya está llegando a la mitad de los hogares mexicanos cuando menos un programa para el bienestar y en los pueblos indígenas, el 95 por ciento de los hogares ya cuenta con al menos el apoyo de un programa de bienestar y pronto va a ser el 100 por ciento, detalló.
Resumió que de los cien compromisos que hizo con el pueblo de México al inicio de su mandato, a la fecha sólo once están pendientes.
Calculó que en el plazo de un año más estarán sentadas las bases para la construcción de una patria nueva, y ya no podrán revertirse los cambios para vivir en una sociedad mejor, más libre, justa, próspera, democrática, pacífica y fraterna.
Así es como ve su mandato el Presidente. A medida que su gobierno ha avanzado, también han arreciado las críticas de sus opositores, entre los que hay de toda laya, desde quienes nunca lo quisieron, otros que ven afectados sus intereses, y no faltan antiguos partidarios que se muestran desencantados o sorprendidos por el rumbo tomado. Hay también hechos reales que preocupan por lo que implican y porque sustentan algunas de las críticas, desde el estancamiento económico hasta la violencia criminal que no cede.
Todo ello es inevitable cuando se emprenden cambios profundos, que afectan estructuras y redes de poder económico y político, sobre todo en un país de tan profundas desigualdades e injusticias. Se ha sacudido la casa y ha salido algo más que polvo.
En Guerrero estuvo el Presidente el fin de semana previo al primer aniversario del inicio de su mandato. En Tlapa hizo una declaración que causó polémica: que ni la desaparición de los 43 de Ayotzinapa ni el reciente asesinato del defensor de derechos humanos, Arnulfo Cerón, pueden ser catalogados como crímenes de Estado, porque él como jefe de la institución no permitirá ninguna injusticia.
Mientras el Presidente hace su balance anual, en Guerrero hay un panorama variopinto. Por un lado, algunas cifras de violencia van a la baja, como secuestros y feminicidios, aunque persiste la actividad criminal en zonas del estado más descontrolados. Otros rubros van bien, como la actividad económica en general, el turismo y la minería. El gobernador Héctor Astudillo sabe bien la diferencia entre celebrar el primer año de cabeza de gobierno, respecto del momento que es avanzar hacia el quinto año de seis.
Así se aproxima el fin del año calendario. Ojalá que el próximo vaya mejor para el país y para el estado, para cada familia, distintos puntos de Guerrero se convierten en el mejor sitio para despedir el año viejo y recibir, con alegría, con optimismo, con esperanza, al nuevo. Así sea.