EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

López Obrador en Guerrero

Arturo Martínez Núñez

Diciembre 05, 2017

Durante cuatro días, Andrés Manuel López Obrador visitó Guerrero por enésima ocasión. Hacia las once de la mañana del jueves 30, López Obrador aparece por la puerta de llegadas del aeropuerto de Acapulco, cargando un maletín pequeño y enfundado en una chamarra obscura. Lo acompaña únicamente César Yáñez, su eterno escudero y responsable de la comunicación social. Nadie más. No hay ayudantes ni asesores ni guaruras.
AMLO sale al estacionamiento del aeropuerto y recibe el golpe del trópico. Da la impresión de que disfruta enormemente del calor y la humedad que deben de recordarle a su tierra natal. Se siente en casa en Guerrero. Saluda a los que ya lo esperan. Se toma fotos con los taxistas y maleteros y con todo aquel que le pide una foto. Aborda su camioneta blanca y emprende el camino hacia San Marcos. Antes de llegar a la puerta de oro de la Costa Chica, hace una parada técnica en la gasolinera donde nuevamente los empleados de la estación de servicio y los policías le piden fotos y selfies. Andrés Manuel López Obrador es quizás el personaje público más reconocido de México. La gente reacciona sorprendida cuando de pronto se lo encuentra en el baño de la gasolinera de San Marcos. No pueden creer que ande solo, sin aparato, sin guaruras, sin una corte de achichincles. Solo él, César Yáñez y su chofer de muchos años.
A lo largo de cuatro días, en 12 eventos distintos, la estructura de los actos será básicamente la misma: bienvenida muy breve, palabras de Felix Salgado Macedonio, palabras de López Obrador. El discurso será también muy parecido en todos lados.
Andrés Manuel repite su mantra. Se refiere a la encuesta del Reforma que lo pone 2 a 1 de sus adversarios. Dice que “no les funcionó su estrategia” de intentar poner a Meade compitiendo cerca del puntero. “La mafia no tiene llenadera”. “En cuanto triunfe nuestro movimiento vamos a cancelar la mal llamada reforma educativa”. “Vamos a revisar las llamadas reformas estructurales”. “Vamos a vender el avión que costó 7,500 millones de pesos, más los 1,000 millones que costó el hangar”. “Vamos a dar becas para los ninis eso nos va a costar 110 mil millones de pesos al año”. “Precios de garantía para los productos del campo”. “Créditos a la palabra”. “Fertilizante muy barato”.
López Obrador hace un fuerte llamado a los que pretenden candidaturas. Los manda a trabajar. Les recuerda que en Morena no llegan a las candidaturas los más lambiscones sino los que tienen trabajo con la gente. Hace un llamado a la unidad y a dejar las peleas y las grillas intestinas.
El mitin acaba después de poco más de una hora y López Obrador parte rumbo a Técpan. En el camino comerá a bordo de la camioneta. En la Costa Grande arremete contra la compra del voto, “eso que dan (las dádivas) es pan para hoy y hambre para mañana”. “El Plan de Morena es muy sencillo y consiste en acabar con la corrupción”. “El pueblo tiene derecho a la justicia”. “Vamos a convertir Los Pinos en un centro para la recreación y la cultura”. “Se acabaron los privilegios para los gobernantes”. Y de nuevo el llamado a la inclusión “Morena no tiene dueño. Morena es un instrumento de lucha del pueblo. Bienvenidos los panistas, priistas y perredistas”.
En Coyuca, ya de noche, lo espera la reunión más concurrida del día. Los aspirantes a uno u otro cargo compiten por mostrar al líder su incipiente musculatura. Parecen ignorar que Andrés Manuel repudia esas prácticas clientelares y corporativistas. AMLO resume lo que será el tema de la campaña: “Él (Meade) quiere continuidad y yo quiero el cambio del modelo económico”.
El segundo día de la gira inicia a las 11:00 en Xochistlahuaca en el corazón de la nación del Ñomdaa. López Obrador ofrece “vamos a dar 10 vacas y un toro a cada ejido” “vamos a apoyar la agricultura de ciclo corto, también la producción de frutales y maderables”. En la cascada que hay en la carretera entre Ometepc y Xochistlahuaca, detiene su vehículo y se baja a grabar su mensaje para redes. César Yáñez ahora hace de camarógrafo, productor y apuntador. Es asombroso como López Obrador marca agenda nacional desde sus redes sociales, armado únicamente con un teléfono celular.
En el Salón Paradisse de Ometepec a reventar, se dan cita ciudadanos sin partido, militantes de Morena, del PT y, marcadamente, del PRD. Esta es una constante en toda la gira: la presencia de personas que por años han apoyado al PRD. También, decenas de dirigentes y ex dirigentes de este partido. Dicen no temer ser expulsados por su partido ni sentirse traidores. “Traidores son los que están negociando con la derecha…” me dice un renombrado dirigente, “que nos expulsen a todos, se van a quedar con el puro cascarón…”
Andrés Manuel para a comer en Marquelia. Conoce la mayoría de los restaurantes de carretera del país. Nuevamente las fotos interminables de la gente que se sorprende al encontrarlo como a un paisano más.
En San Luis Acatlán, lo recibe la CRAC (Policía Comunitaria) y al mismo tiempo la Policía Municipal en una suerte de ceremonia policial ecuménica. López Obrador dice que los soldados, los marinos y los policías también son pueblo y que apoyan su lucha. Ciertamente a lo largo de la gira, al pasar por los cientos de retenes de soldados, policías federales, estatales, municipales y comunitarios, el personal lo saluda con sorpresa, con respeto.
En San Luis Acatlán, Andrés Manuel propone cobertura nacional de internet a través de la red de la CFE, “gratuito en las plazas públicas, escuelas y hospitales”. Sugiere reconstruir la carretera Tlapa-Marquelia de concreto como “una verdadera autopista gratuita y que permita conectar a Puebla con la Costa Chica”.
El sábado inicia el tercer día de la gira. López Obrador no da signos de cansancio. Lleva años en esta dinámica de hacer gira al menos cuatro días por semana todas las semanas del año. Es acaso la única persona que ha recorrido absolutamente todos los municipios del país, muchos de ellos varias veces. Conoce las carreteras, conoce los caminos, conoce México a profundidad y como él dice, “a ras de suelo”.
En Quechultenango, en el acto más flojo de la gira se puede apreciar con claridad el espinazo del movimiento: la militancia histórica de la izquierda desde antes de que existiera el PRD; los colaboradores de los dirigentes, los profesionales del partido, los dirigentes y militantes del PT que aparecen organizados en cada plaza, los aspirantes a las candidaturas y los seguidores de Félix Salgado de toda la vida.
Andrés Manuel, como hemos dicho, anda en su vehículo únicamente con su chofer, con César Yañez y con los dirigentes de los estados que visita. No hay avanzada, no hay escoltas. No hay vehículos blindados. Hay una cola larga de efusivos personajes locales que persiguen la camioneta del líder arriesgando la vida en cada curva.
Mismo mensaje en cada plaza. Como mantra. Mismos chistes, mismo discurso acaso modificado ligeramente con los temas de coyuntura. “Si acabamos con la corrupción iniciaremos el renacimiento de México”
Andrés Manuel viaja de Quechultenango a Tixtla por la carretera que pasa por El Troncón. Llega por donde nadie lo espera. Le gusta conocer nuevas rutas y caminos por los que ni los locales se atreven.
En Tixtla, rinde homenaje a Vicente Guerrero y a Ignacio Manuel Altamirano. Aquí lo acompañan los familiares de Ranferi Hernández asesinado salvajemente muy cerca de allí. Habla de la reconciliación necesaria tras los crímenes de la delincuencia.
Antes de llegar a Huitzuco, se detiene a comer en Zumpango. Sabe que la especialidad es el chile güacho que disfruta con hambre. Afuera no hay camionetas esperando. Andrés Manuel incluso evita que lo acompañen aquellos que no son de su círculo íntimo. Sin embargo es muy amable con las decenas de personas que le piden foto tras foto.
En Huitzuco lo reciben políticos de Tepecoacuilco, de Apango, de Copalillo y de Iguala. López Obrador no se cansa. A diferencia del resto de la comitiva que ya muestra signos de agotamiento.
A las 07:00 sale de Iguala hacia Coyuca de Catalán. Un viaje largo, sinuoso y peligroso. Para en el mirador antes de Arcelia. Estira las piernas y graba mensaje. Para en la Cabeza de Lázaro Cárdenas que está antes de llegar a Tlapehuala. Se toma fotos, graba un nuevo mensaje. Los autos se detienen. Pitan. Saludan. En Coyuca de Catalán, Andrés reitera los principios que lo guían “No mentir, no robar no traicionar”, “Me pueden llamar peje pero no soy lagarto”. Más militantes del PRD en el acto. No están arriba en el presídium, están abajo entre el público. Saben que no es su momento para figurar. Pero con López Obrador están los militantes de la izquierda, que no quepan dudas.
En Teloloapan, la caravana serpentea por las estrechas calles. Se pierden los guías. Será necesario ajustar la logística. El equipo local no está lo suficientemente calibrado.
Para el último punto de la gira, López Obrador decide no bajar a Iguala para luego subir nuevamente a Taxco, sino cruzar a través de Ixcateopan, pasando por Pachivia y Chichila. Estos son caminos que muchos de los guerrerenses ni siquiera conocen. Pero a él le gusta conocer cada rincón del país. El tramo de Ixcateopan a Taxco es muy hermoso, atravesando el bosque a una temperatura cercana a los 10 grados luego de venir de la Tierra Caliente.
En Taxco lo reciben en un atestado salón Rivers. Reconozco gente con la que hemos coincidido en distintas aventuras electorales y políticas. Puedo percibir un ambiente similar a la campaña de Zeferino Torreblanca en el 2004: en este movimiento están todos y de todos los colores. No hay rencores ni disputas estériles. El objetivo es uno y sólo uno: la victoria de López Obrador en el 2018.
Ay de aquellos que intenten anteponer su agenda personal a la lucha mayor. Es momento de pensar en el bosque y no en los arboles. Lo que está en juego es la reconstrucción nacional. Lo que está en juego es la transformación y la reconciliación de México. No hay espacio para las peleas callejeras por una presidencia municipal una diputación o una regiduría. La pelea es por el cambio verdadero y no por las ambiciones personales.
Al final del acto, López Obrador emprende su camino de regreso a la Ciudad de México. Atrás deja un Guerrero inquieto y listo para la batalla. Ya regresará como candidato a la Presidencia, dice emocionado, y luego, como presidente de la República… Esperaremos.

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