EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Los 26 años del EZLN

Tryno Maldonado

Enero 03, 2020

En 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) realizó la toma de 38 municipios de Chiapas. Fue el origen de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (marez). Este año, el EZLN anunció la multiplicación de los marez después de años de arduo trabajo político y organizativo con la participación de mujeres, hombres, niños y ancianos –bases de apoyo zapatistas–, así como la creación de siete caracoles más. Los caracoles surgieron en 2003, después de que en 2001 los partidos políticos –de izquierda, centro y derecha– traicionaran los Acuerdos de San Andrés sobre derechos y cultura indígena, razón por la cual las y los zapatistas decidieron cerrar definitivamente todo diálogo y trato con el Estado mexicano y ejercer, en los hechos, su propio autogobierno en las Juntas de Buen Gobierno. Todo al margen de un Estado que invisibilizó a los pueblos indígenas y de la clase política entera que los traicionó.
En 2019, después de romper el cerco tras un año de asedio de grupos paramilitares y vuelos rasantes para infundir temor en las comunidades zapatistas, este diciembre que acaba de terminar tanto el Congreso Nacional Indígena (CNI) como el EZLN volvieron a convocar en sus territorios a una serie de actos artísticos, de diálogo y organizativos, abiertos e internos, a fin de definir no sólo los pasos a seguir para la articulación de los pueblos, organizaciones y redes que caminaron con ellos en el año más violento de la historia reciente de México, sino también como una invitación y una provocación a la imaginación artística y política en nuestros propios pueblos. Entre los eventos realizados estuvieron el Festival de Cine Puy ta Cuxlejaltic, el Primer Festival de Danza, el Foro en Defensa del Territorio y de la Madre Tierra, y el Segundo Encuentro de Mujeres que Luchan, al que acudieron más de 3 mil 300 mujeres de unos 50 países.
La Cuarta Asamblea entre el CNI y el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) tuvo lugar los días 18 y 19 de diciembre en el recién instaurado caracol Jacinto Canek, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. En las seis mesas de trabajo, análisis y discusión se dieron cita más de 400 representantes de los pueblos indígenas de México, de todo Abya Yala y de más allá, que viajaron desde sus territorios para hermanar sus luchas; por ejemplo, el pueblo mapuche, los pueblos indígenas de Ecuador, del Cauca en Colombia o el pueblo kurdo, por nombrar algunos. Entre las denuncias hechas por los delegados y concejales de los pueblos originarios mexicanos sobresale la constante la amenaza que están viviendo por una guerra declarada que aterroriza a sus comunidades. Una amenaza materializada en forma de Guardia Nacional y de grupos paramilitares que hacen los trabajos de avanzada para el despojo de sus territorios, recursos e incluso de sus cuerpos.
Tal fue el caso de Josué Bernardo Marcial Santos, Tío Bad, delegado del CIG, defensor del territorio y músico de Sayula, Veracruz, asesinado y encontrado descuartizado el 17 de diciembre, un día antes de que iniciara la Asamblea. Tío Bad tenía 24 años. Es el más reciente y lamentable homicidio de integrantes del Congreso Nacional Indígena en lo que va del presente sexenio, que estuvo manchado por la sangre de al menos 10 asesinatos. Hasta el día de hoy, Fredy García Ramírez, integrante del CNI por el Comité en Defensa de los Pueblos Indígenas de Oaxaca, sigue injustamente detenido.
Otras de las amenazas inminentes que ven los pueblos indígenas organizados y en resistencia del CNI son los megaproyectos del Tren Maya, el Corredor Transístmico y el Proyecto Integral Morelos, al que se opuso Samir Flores, defensor y delegado del CIG cuya resistencia le costó la vida en 2019. Pero también se mencionó en las mesas de trabajo el daño que están haciendo a los pueblos los programas asistenciales de este sexenio –como Sembrado Vida, al que las comunidades ya apodan “Sembrando Latas”–, pues la entrega directa del recurso ha hecho que prolifere el consumo de alcohol y desmovilice a los pueblos. Lo mismo está ocurriendo con el programa Jóvenes Construyendo el Futuro.
Otras veces esta guerra declarada contra los pueblos, a decir de ellos mismos, ha tenido lugar por medio del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). “Antes los megaproyectos y el despojo los partidos los imponían por la vía legal, pero hoy lo hacen por la vía ilegal”, indicó la Asamblea al referirse a las consultas a modo que no respetan siquiera las formas culturales de autoconsulta mandatadas por el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Los pueblos del CNI advirtieron: “El capitalismo es una promesa de muerte”. Pero coincidieron en que “en una guerra no sólo se resiste, también se pasa a la ofensiva”. Por eso el llamado es a hacer más y más grande esta “casa de los pueblos” que, junto con sus hermanos del EZLN, a cuyo llamado acudieron en 1996, han cumplido ya 24 años de existencia.