Abelardo Martín M.
Noviembre 02, 2021
Independientemente de la historia personal de la nueva gobernadora, Evelyn Salgado Pineda, la llegada del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), significa la culminación de un largo y costoso proceso de lucha en los que muchos líderes icónicos de la izquierda guerrerense, incluido por supuesto el actual senador Félix Salgado Macedonio, trabajaron y lucharon hasta lograr que la “izquierda” se empodere en Guerrero, uno de los estados con mayores rezagos sociales, no obstante la abundante riqueza natural con que cuenta.
A la actual gobernadora, como ocurre frecuentemente en la vida, la gubernatura le cayó del cielo, de forma inesperada, fruto de un sinnúmero de circunstancias favorables que hoy se mantienen. Es decir, para los creyentes en la astrología, tanto en su momento personal, como en el del estado, los astros están alineados y ella cuenta, hoy por hoy, de todos los apoyos, con todas las oportunidades y se necesitaría, de verdad, no entenderlo para equivocarse, cometer errores, en especial el tan característico de la soberbia, pero tan común en quienes piensan que son merecedores de éxito y fortuna.
La gobernadora Salgado Pineda inició su gobierno con el pie derecho. Unos cuantos días después de la protesta de ley, recibió la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien puso a su disposición “a todo el gabinete” para lograr que Guerrero salga de la miseria de la mayoría de sus habitantes, para lograr que la corrupción no sólo se combata, sino que desaparezca.
La propia mandataria habló de “perfecta coordinación con el gabinete” federal, es decir que su propia juventud o trayectoria político-administrativa será apoyada, ya desde el principio, por todos los recursos federales. Obviamente cuenta también con el respaldo de las autoridades estatales y de la mayoría de los municipios en donde Morena ocupa ya las posiciones de gobierno.
Como el anuncio publicitario, la actual gobernadora “no sabe (menos puede) fallar”. Tiene todo a su favor, a su disposición. Ella misma enumeró las prioridades: seguridad, bienestar, salud e infraestructura social. Omitió argumentar que si salud y educación de calidad están a disposición de todos los guerrerenses en poco tiempo logrará la justicia social, la salud, la seguridad y el progreso. Ella recibe un estado cuya descomposición y ausencia de gobierno ha sido ejemplo (malo, por supuesto) a nivel nacional. En seguridad ha sido ícono de la violencia, por lo que colocar este problema a la cabeza, refleja preocupación, aunque su estrategia este enfocada a las causas, no a las manifestaciones.
Luego de tomar posesión, arropada por el secretario de Marina, José Rafael Ojeda Durán, representante del presidente López Obrador, así como por funcionarios y legisladores federales, gobernadores estatales y otras autoridades, la gobernadora Evelyn Salgado recibió un respaldo mayúsculo cuando el siguiente fin de semana el presidente de la República hizo una larga gira por la entidad, a la que lo acompañaron secretarios de Estado y altos funcionarios de su administración. Todo el gabinete, dijeron las versiones oficiales.
En diversos eventos, el mandatario anunció muchos apoyos para el estado y la región, entre ellos la entrega de recursos directos a los municipios de la Montaña, para aplicarse en las prioridades que definan las comunidades; dijo que se impulsará la obra pública, en particular el programa Pavimentación de Caminos Rurales a Cabeceras Municipales y prometió que se integrará un plan de bienestar para esa zona que tiene un gran rezago.
Luego en la capital Chilpancingo, detalló el Plan de Apoyo a Guerrero, el cual contempla la ampliación de programas sociales, como Sembrando Vida, entrega de fertilizantes gratuitos, mejoramiento de planteles escolares, cobertura de salud, construcción de sucursales del Banco del Bienestar y de cuarteles de la Guardia Nacional, entre otras acciones urgentes e inaplazables. No puede omitirse el compromiso reafirmado por López Obrador, en esta ocasión, de esclarecer los hechos de Iguala en que desaparecieron normalistas de Ayotzinapa y la promesa de no descansar hasta lograrlo.
Además de las visitas, discursos y programas apoyados por los gobiernos federal, estatal y municipales, hay acciones en marcha que ya pueden constatarse y que parecía estaban ya en los archivos del olvido, como el hecho de que está a punto de cumplirse la mudanza, anunciada al principio del gobierno de López Obrador, de la Secretaría de Salud federal a su nueva sede ya prácticamente lista en Acapulco.
Los caminos rurales se comenzarán en breve, e incluso luego de la gira presidencial, el pasado fin de semana la gobernadora estuvo en Oaxaca, acompañada del gobernador de la entidad vecina, para conocer de cerca la operación del programa en que participan los municipios y comunidades de ese estado, para aplicarlo cuanto antes en la Montaña.
En Guerrero, el respaldo de la Federación es fundamental para un gobierno estatal exitoso, pues lamentablemente nuestra entidad depende en más del 90 por ciento de los recursos federales para su gestión y su presupuesto. Así que, en ese sentido, hemos tenido un estupendo arranque. Sin embargo, es tanto el rezago y tan compleja la problemática estatal, que esa condición no será suficiente.
El desarrollo estatal requerirá generar localmente inversiones y crear empleo, para detonar una dinámica de progreso y bienestar. En esa perspectiva, el tema más urgente es abatir la violencia criminal que previamente a la transmisión del poder estatal y en las siguientes semanas se ha manifestado de forma descontrolada. Desde los incendios como el del Baby’O, el emblemático centro nocturno, hasta los recientes en locales de la central de Abastos, o los ataques que han producido muertos y heridos a unidades de transporte urbano en el puerto, o los atentados mortales a otros gremios, como el reciente en que fue asesinado el colega fotoperiodista Alfredo Cardoso Echeverría, también en Acapulco, son más que preocupantes. Ningún país, ningún estado o región, puede asimilar la criminalidad como un fenómeno normal en la vida cotidiana, pues tarde o temprano acaba por afectar la estabilidad económica y política. Ese reto, como otros muchos, tendrá que abordar y resolver en plazos perentorios el gobierno de Evelyn Salgado, a riesgo de repetir los usos del pasado y que muchas historias se repitan.
Rubro preponderante, sin duda, es el de la comunicación institucional, pues ella sabe, mejor que nadie, que lo importante es el papel y el fortalecimiento institucional y el abandono de los moldes de información personal que son insuficientes y muy desgastantes. Los gobiernos exitosos, desafortunadamente los ejemplos son sobre todo extranjeros, deben parte de sus resultados a la difusión del trabajo de la sociedad a través de sus gobernantes y no, como ha ocurrido en México siempre, que los funcionarios se asumen como los protagonistas del trabajo de la sociedad. Todo un arte, pero están de su lado su humildad, su modestia y la gran oportunidad de cambiar el destino de su estado, de sus habitantes y contribuir al engrandecimiento de México.