Anituy Rebolledo Ayerdi
Mayo 11, 2017
Armando Rivera Reguera
Alberto Delfín Fares del Río
Aprisionado el buceo
en su alegre fantasía,
de tesoros bajo el mar,
Beto Fares lo rubrica
Esa rara habilidad
de estar bajo la bahía,
al esteta de los mares
la historia lo ubicaría
Como todo buen delfín
o audaz pez que se desliza
con su magistral destreza…
Del Perro Largo, facundo,
es aventajado alumno,
¡del mejor buzo del mundo!.
Riverita, como lo conocen sus amigos de toda la vida, hermano del inolvidable Chanito Rivera, es sin duda el más punzante epigramista de Acapulco, guisándosele aparte como pulcro sonetista. Hoy su pluma reposa a causa de las secuelas de un serio problema neurológico. Lamentable en verdad. El propio Armando editó hace algún tiempo un cuadernillo mimeografiado con agudos dardos rimados (Colofón), provocando urticarias y soponcios entre los políticos “venadeados”. Ojalá que tales trabajos fueran rescatados e integrados en solo volumen, como ejemplo de tal ejercicio periodístico. Y en recuerdo, por supuesto, del más grande de tal género. No otro que nuestro Juan García Jiménez, de allá, del “bello nido de infinitas ilusiones”.
La SIPEA
La Sociedad Internacional de Poetas, Escritores y Artistas, AC, presidida por Leonado Flores Salas, publicó en 2004 una antología de sus aedas militantes, contenida en un cuadernillo de 71 páginas. Plumas acapulqueñas que hoy presentamos aquí, con la advertencia de que las damas poetas ya fueron reseñadas en este mismo espacio.
Armando Quezada Carmona
Acapulco de mi alma
Acapulco de mi alma
pongo a Dios como testigo
de que estás siempre conmigo
donde quiera que yo voy
Nada más cierro los ojos
y me llueven por manojos
los recuerdos más hermosos
de mi vida junto al mar
Amar, en las noches de luna
jugar, con el alma y la espuma
dar el alma entera y hacer primavera
a la orilla del mar
Ver como las olas, se acarician solas
por las ansias de amar,
ver como las estrellas, se desprenden del cielo
y forman un velo, de plata en el mar
Acapulco de mi alma
pongo a Dios como testigo
de que estás siempre conmigo
donde quiera que yo voy.
Marco Ignacio Cueva González
Eternamente gracias
Gracias, eternamente gracias,
a ese ser humano,
que sin pedir nada a cambio
ofrece su mano amiga.
¡Quién dice!
que esos seres ya no existen,
si hoy al igual que tú,
también yo lo he sentido
Gracias, eternamente gracias,
a ese ser que abre su corazón
y nos muestra el camino
de la fe y el amor;
y que, con el paso del tiempo,
convertido en experiencia,
nos refleja que si Dios nos dio la vida,
es para ser felices, no para pelear
Gracias, eternamente gracias,
gracias por ser así,
por poder decirte hoy,
que tú y yo estamos vivos,
que podemos pensar y sentir,
te amo, te amo…
Gracias, eternamente gracias,
a ese ser humano
que sin pedir nada a cambio
nos brinda su sonrisa
y esa su alma amiga,
Gracias, eternamente gracias a ti, por ser así.
Leonardo Flores Salas
Pensando
Pensando que mi vida se ha acabado
buscaba en el sinfín de mis recuerdos
la rosa que me diera su sonrisa
y el aroma sutil de tu presencia…
Más hice del pasado cruel recuento
recorriendo el camino del amor
y en la retrospectiva del silencio
hallé gozos y besos de pasión…
En mi párvulo mundo feliz;
candorosa mi infancia la viví
como alegre lo fue mi juventud
Si busqué los deleites placenteros
encontré lo que Dios me dio por suerte
una fiel y amorosa compañera.
Teo Hernández
Llegada la ocasión
Llegada la ocasión no quiero flores,
ni cirios que hagan triste ese momento;
de aquellos que yo amé, ningún lamento…
ni elogios ni reproches posteriores.
Que mi casa se vista de colores
y esté de más un moño negro al viento;
prefiero algún callado sentimiento,
que lutos, despedidas y clamores.
No tendré queja alguna en mi partida
si a sorbos de placer bebí la vida,
a veces con desliz, a veces diestro
Su marcha el tiempo va, rueda que rueda,
y acaso he de pedir, a quien se queda,
si me recuerda bien… un Padrenuestro.
Manuel S. Leyva Martínez
Vida y muerte
Después de la vida, sólo la muerte.
Acaso reencarnar… si hay otra vida…
Filosóficamente: ¿Qué es la vida?,
es simplemente nada, por la muerte.
Si anhelamos vivir…, viene la muerte,
si queremos morir…, nos sobra vida
y en esta disyuntiva: Muerte o Vida,
se termina el conflicto, con la muerte.
Por eso considero que la vida
hay que gozarla…, sin temer a la muerte
e intensamente, mientras haya vida
Como soy Bardo, pienso que la muerte
es en la poesía, nueva vida…
confieso que la adoro, ¡hasta la muerte!
José Luis Medina Manzanares
Aquí estuvo el amor
Aquí donde tú ves
en un lugar secreto
nació el amor
donde viviste alguna vez
Aquí donde yo sé
ardiendo está la llama
que en un momento inesperado
prendiste tú.
Aquí donde tú ves un cuerpo
has vivido por tiempo indefinido
aquí en donde tu mirada hizo su nido
en donde tu sonrisa es llave para entrar.
Aquí nació el amor.
Enrique Mendoza Torre (+)
Diana
La efigie de una diana
esculpida en fino mármol
se yergue ufana
sobre una fuerte columna,
que adorna una bella fuente de cristalinas aguas
Mujer con temple de acero
moldeada por la mente de los hombres
y escogida por el arte de los dioses.
Desde lejos destacan los pezones
que acaricia su blonda cabellera,
sus caderas son cuna y fortaleza
que resguardan lo más íntimo del sexo
que embellece su estampa y la distingue.
Sus muslos son espléndido horcones
y sostiene el templo de su cuerpo.
¡Qué lástima! que bajo el claro cielo
tan preciosa escultura femenina,
sea una quieta frialdad de monumento.
Julio Zenón Flores Salgado
Aroma desierto de una flor de lis
Voy a darte
una ciudad a modo
Con el cielo de caracoles
y un mar de gaviotas
Con un pueblo
de mariposas sembrado
Calles de fuego
y alcantarillas en tejados
con gatos que maúllen
Con un desfile
de silencios y voces
Y tiernas colegialas
mostrándonos la cara de la noche
Una raíz de imprudencia
un rifle que dispare ciervos
Edificios de viento
y banquete de vulvas
Balbuceos de lujuria
Niños en la calle
Y pájaros que duermen
sobre párpados de río
Una ciudad sin noche
eternamente diurna
De celofán celeste
Te voy a dar
una ciudad
eterna
(Julio es acapulqueño, periodista, poeta y escritor y no es miembro de SIPEA. Autor de la novela La chica Raleigh. Actualmente se desempeña como director municipal de Cultura.)
Antonio Salinas Bautista
El corazón en la raya
Desabrigados los pasajeros
meramente disgustados gritan atónitos
Al volante de esta discoteca móvil existen paranoicos
adueñados de las calles
Repentinamente el cuerpo es vapuleado
como címbalo en el vendaval
Los enamorados pierden distancia
y las paradas del autobús
son trampolines para el cachondeo
Mientras guardo parsimonia trepan cirqueros en las puertas;
los policías son maniquíes dentro de las vidrieras
He aquí mi viso muy corto, pero, insisto,
el viaje es animalesco
esto es solo
tanteo de mi episodio.
(Antonio Salinas (1979) es coautor del libro Acapulco en su tinta. Ha ganado en dos ocasiones el premio estatal María Luisa Ocampo (2006) y ha sido becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (2006-2008) Tampoco pertenece a la SIPEA.