Gaspard Estrada
Septiembre 28, 2016
El pasado lunes, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y Rodrigo Londoño Timochenko, el jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), hicieron historia. Después de más de 50 años de guerra, que causaron la muerte de más de 250 mil personas y el desplazamiento de 3 millones de colombianos (la mayor cifra del continente americano), ambas partes firmaron un acuerdo de paz en presencia de 15 jefes de Estado y de gobierno, así como del secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, de la OEA, Luis Almagro, del FMI, Christine Lagarde, de los presidentes del BID, José Alberto Moreno, del Banco Mundial, Jim Yong Kim, así como del secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, en la ciudad de Cartagena de Indias. Ahora, toca el turno a los colombianos, que se pronunciarán el próximo domingo en un plebiscito vinculante sobre la aprobación o no del acuerdo firmado el lunes.
Según las encuestas de opinión publicadas ayer por los principales medios colombianos, el “Sí” continúa encabezando las preferencias (entre 55% y 65% de las intenciones de voto), pero la tendencia es a la baja con relación al principio de septiembre. Los ex presidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana han estado recorriendo el territorio colombiano llamando a votar por el “No”, lo que ha tenido un cierto impacto en la opinión pública. Sin embargo, en la propaganda y la movilización, la campaña del “Sí” ha estado mucho más activa y presente en las calles y los medios, inclusive a través de la compra masiva de pautas de publicidad en radio y televisión. Sobre todo, es posible que la firma del acuerdo de paz del pasado lunes tenga un efecto psicológico sobre los electores indecisos o que no están seguros de votar el próximo domingo (se estima que el 50% de los colombianos no irá a las urnas), lo cual podría beneficiar al “Sí”. Pero, al no tener base de comparación para este hecho histórico, es difícil prevenir con precisión el resultado de la elección.
Por el contrario, lo que sí queda claro es que el camino por recorrer será todavía muy largo antes de alcanzar la paz, en caso de que el “Sí” obtenga la mayoría de los sufragios. Lo que los expertos llaman el “post conflicto” ya empieza a ser debatido en la sociedad colombiana, en particular lo que concierne a la llamada “justicia transicional”, es decir, la creación de una jurisdicción específica para juzgar crímenes perpetrados por militares, miembros de las FARC y fuerzas paramilitares. Para los que apoyan el “No”, la justicia transicional implicaría la “impunidad de las FARC-EP”, lo cual ha sido desmentido varias veces por el gobierno del presidente Santos. Sin embargo, no se puede descartar que ese tema continúe ocupando la agenda pública si el acuerdo es aprobado por el pueblo colombiano. Por otro lado, el tema de la participación de antiguos miembros de las FARC-EP en la vida política ha emergido con fuerza en el debate sobre el “post conflicto”. En efecto, hace 30 años, las FARC-EP habían creado una vitrina política, la Unión Patriótica (UP), que tenía como objetivo implantar territorialmente a esta fuerza política y militar. Sin embargo, los militantes de esa fuerza política no sólo fueron hostigados y amenazados por los grupos de poder (en particular en las zonas rurales), sino que más de 3 mil miembros de la UP fueron asesinados. Y si bien Colombia ha cambiado, el gobierno de Santos además ha querido dar muestras de que esta situación no se reproducirá. Para eso, varias acciones han sido incluidas en el acuerdo de paz, que van desde el financiamiento público de las campañas de ex militantes de las FARC hasta una garantía de que ocuparán posiciones en la Cámara de Representantes y en el Senado y un cierto nivel de protección para los candidatos. Falta ver cómo funcionará en la práctica esta nueva ley electoral. Si bien estos acuerdos son imperfectos y el “post conflicto” será arduo, todo indica que Colombia, después de haber vivido tantas frustraciones en el pasado, está a punto de entrar en una nueva etapa de su historia.
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.
Twitter: @Gaspard_Estrada