EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Los desafíos de Lula al salir de la cárcel

Gaspard Estrada

Noviembre 21, 2019

 

Hace poco más de 10 días, el ex presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, salió de la sede de la policía federal en la ciudad de Curitiba, donde se encontraba preso desde hace 581 días. Si bien se trata de la consecuencia de una decisión de la Suprema Corte de Justicia de ese país, que consolidó la jurisprudencia presente en la Constitución, la cual considera que una persona condenada no puede ser declarada culpable (y por lo tanto encarcelada) hasta que se terminen de juzgar todos los procesos en curso, sus consecuencias fueron eminentemente políticas.
La salida de prisión del principal líder político del país cambia la correlación de fuerzas en Brasil, que hasta ahora era ampliamente favorable al gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro. Con una oposición desarticulada, sin capacidad de convocatoria más allá de las acciones de resistencia a las medidas implantadas por el gobierno con el beneplácito del congreso, el presidente de Brasil tenía manga ancha para destilar su discurso de odio hacia las minorías, las personas ligadas a la izquierda y a la cultura, y de manera más general hacia cualquier pensamiento alternativo al suyo. Ahora, las cosas serán diferentes. También lo serán para Lula, que no goza al día de hoy de derechos políticos, de tal manera que no podría ser candidato en las elecciones presidenciales de 2022. De hecho, varios miembros del poder judicial ligados al ex juez Sergio Moro han dejado entrever su voluntad de condenar al ex presidente por otros supuestos delitos, para intentar conseguir que Lula regrese a la cárcel. De tal suerte que se trata de una libertad precaria para Lula.
Sin embargo, a pesar de esta situación, el simple hecho que el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) esté en capacidad de salir a las calles y hacer política, cambia el clima político en el país. Cuando la justicia lo encarceló, el 7 de abril de 2018, la derecha, la extrema derecha y los sectores conservadores pensaron que habían conseguido lo que siempre habían deseado: ponerle un punto final a la trayectoria del mayor líder político de izquierda de América Latina. Con la salida de prisión de Lula, este plan se frustró. Lula volvió a la arena política, y hará todo para obtener que se reconozca su inocencia, lo que le permitiría, en caso de conseguirlo, la capacidad de regresar al ruedo político por la puerta grande.
El cuadro político brasileño en este momento se encuentra fuertemente polarizado. La aprobación del presidente Bolsonaro se dividió por dos desde su investidura presidencial, el primero de enero, llegando a nivel inéditos de impopularidad para un presidente en su primer año de mandato.
El lunes, Jair Bolsonaro anunció su desvinculación del partido que lo postuló a la presidencia de la República, el Partido Social Liberal (PSL). De los 52 diputados que fueron electos en octubre de 2018 por esta agremiación, entre 20 y 30 se marcharían junto con el actual ocupante del palacio del Planalto, sede de la presidencia de la República. En un congreso particularmente fragmentado –más de 30 partidos coexisten en la Cámara de Diputados–, la iniciativa política de Bolsonaro es de muy alto riesgo. Al día de hoy, este último no dispone de una coalición estable de gobierno, que le permita votar los proyectos de ley de su interés, así como votar los presupuestos año con año.
Si esta situación se mantiene, está claro que Lula y la oposición tendrán un entorno más favorable, en particular si la economía no da muestras de mejoría, como ha sido el caso desde el principio del año. Es por eso que Lula ha concentrado sus críticas a Bolsonaro en la agenda económica, en vez de darle espacio a la ideología en sus discursos. Entre más se vislumbre en la sociedad que Lula es capaz de generar respuestas a la crisis económica engendrada por la extrema derecha, más posibilidades tendrá de reverter este cuadro desolar para Brasil.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada