EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Los imperativos de Macron

Gaspard Estrada

Julio 05, 2017

En este mes de junio, el 16 y el 30 respectivamente, fallecieron dos personalidades, uno alemán, la otra francesa, fundamentales para la construcción de la Unión Europea, precisamente en un momento clave para su futuro. Tanto Helmut Kohl, canciller alemán de 1982 a 1998, antes y después de la reunificación alemana, como Simone Veil, sobreviviente de los campos de concentración nazis, ministra de Salud que protagonizó el histórico cambio de la legislación sobre el aborto en Francia en 1974, primer presidente del Parlamento Europeo (1979-1982), hicieron e hicieron mucho para edificar las instituciones comunitarias existentes hoy en día. Si bien se trata de noticias tristes, la conmemoración de estas muertes se transformó en actos políticos a favor de la integración europea. Pensamos, en particular, en los discursos de la canciller alemana, Angela Merkel, y del presidente francés, Emmanuel Macron, en el Parlamento Europeo durante el homenaje de cuerpo presente a Helmut Kohl el pasado 1 de julio.
Para Macron, la transformación de las instituciones de la Unión Europea (UE) constituye un elemento fundamental de su ambición política. Su vasta agenda de reformas políticas, económicas y sociales sólo puede entenderse y tener coherencia si se enmarca en el contexto europeo, dado el peso de la UE en la vida política y económica de sus países miembros, como Francia. Como lo hemos mencionado en este espacio, la llegada al poder de Macron fue el fruto del gran descontento de los franceses con su clase política, frente a la incapacidad de los gobiernos de izquierda como de derecha de encontrar respuestas al desempleo masivo, a la falta de crecimiento económico y a la más que escasa movilidad social. Estos bloqueos y tensiones en el seno de la sociedad, fruto en parte del sistema educativo francés (considerado desde fuera como igualitario, pero que en los hechos es uno de los más desiguales), siguen estando latentes en la opinión pública después de la elección del joven ex ministro de Economía el pasado 7 de mayo. Prueba de ello, las elecciones legislativas que se llevaron a cabo hace poco menos de un mes, fueron marcadas por un nivel de abstencionismo récord (casi 60 por ciento de ausentismo en las urnas). Ahora bien, los índices de popularidad, tanto del presidente como del primer ministro, son elevados y se encuentran estables (60 por ciento de aprobación para ambos en promedio). El principal problema para ellos reside en el poco tiempo del que dispondrán para poder generar una percepción concreta de cambio en la vida cotidiana de los franceses, en particular en el plano económico, en un contexto de disminución de gastos públicos por parte del gobierno central. Para ello, Macron está apostando a una serie de ambiciosas reformas del Estado, con el objetivo de hacerlo más eficiente. La duda que queda en el aire es si estas reformas institucionales serán suficientes para relanzar la economía y generar la percepción de cambio.
Por otro lado, el segundo imperativo del gobierno de Macron en el contexto de la UE será el de dar respuestas concretas al problema de la migración. Durante los últimos años, a raíz de la guerra en Siria, varios millones de personas han tenido que escapar de las zonas de conflicto para buscar refugio en Turquía, y más adelante en Europa. Esto se tradujo en un aumento exponencial del número de indocumentados en países como Grecia e Italia, que desde entonces han pedido ayuda financiera y humana al resto de los miembros de la UE, sin obtener respuestas a la altura. En ese entonces, el ex presidente francés, François Hollande, anunció que Francia recibiría a treinta mil refugiados, lo cual es muy poco para la realidad actual. Durante la campaña presidencial, Macron se comprometió a recibir a un número mayor de ellos, y sobre todo a darles mejores condiciones durante su estadía en Francia, ya sea para quedarse aquí o para volver a sus países de origen. Si bien este hecho desató una gran polémica en Francia, en particular entre los sectores más de derecha, es imprescindible que el gobierno francés tome cartas en el asunto para dar el ejemplo y mostrar que la transformación de la UE no se reducirá a un eslogan más de campaña electoral.
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada