EL-SUR

Jueves 02 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Los lugares de recreación en mi pueblo

Silvestre Pacheco León

Noviembre 14, 2022

El Salto

Los lugares más atractivos de mi pueblo para el esparcimiento y la recreación familiar están todos relacionados con la abundancia del agua a pesar de que entre sus acepciones lo definen como lugar entre “murallas” o de aves preciosas.
Al primero todos lo conocíamos como El Salto o “donde revienta el agua”. Era uno de los lugares preferidos para los paseos familiares y se localiza en el rincón del ejido de Quechultenango, a tres kilómetros de la cabecera, exactamente en la esquina oriental del ejido, donde se juntan la cordillera del cerro del frijolar, paralela al río Huacapa, con el cerro de las Naranjitas, lugar donde por muchos años se explotó el mineral de “Barita” cuya empresa mantuvo transitable el tramo de carretera Chilpancingo, Quechultenango de manera permanente.
El Salto se refiere a la caída del agua que mana y revienta de la roca en caída libre a varios metros de profundidad hasta caer en el lecho rocoso que la conduce en torrente por recovecos donde el tiempo y el agua han cincelado la roca hasta convertirla en un cañón por donde baja impetuosa la corriente como herida sangrante de la roca maciza convertida en cerro.
Se trata del río Limpio que nace de las entrañas de la tierra con su agua dulce y ligera, ideal para el consumo humano.
Cuando el río sale del cañón a campo abierto se extiende en una alberca transparente de fondo pedregoso y poco profunda formada por la cortina de la pequeña represa construida como parte de la obra de irrigación que lleva el agua rodada a través de sendos canales a una amplia extensión de tierra en las dos márgenes del río durante la época de secas, y antes el agua del río discurre por su lecho ancestral como si nada hubiera cambiado, por eso la visita ideal al salto sigue siendo después de las lluvias y antes de que los cultivos requieran los riegos.
Ese es el lugar ideal para pasar un día de campo familiar, con el cerro que es una inmensa pared de roca en el fondo y en derredor la sombra de los amates, cóbanos, tepeguajes y guamúchiles formando parte del lecho del río.
La flora y fauna muy propia de la zona cerril es única para escuchar el canto de las aves de la montaña mientras se pesca con caña, arpón y tarraya la “charra de río”, los “blanquillos” y los “choguiles” propios de este río.
El Salto o “donde revienta el agua” se considera también un lugar sagrado donde se realiza anualmente la ceremonia de la petición de lluvia con la participación de las danzas locales y de los líderes de las religiones que han adaptado la costumbre milenaria del pueblo originario.

El Borbollón

El otro lugar para el paseo familiar es el borbollón, también localizado donde tiene su nacimiento el río Azul, a menos de tres kilómetros río abajo del río Limpio y del Huacapa, en dirección a las grutas de Juxtlahuaca.
Ahora que menciono los tres ríos de Quechultenango no puedo menos que exaltar las bondades del lugar escogido por nuestros antepasados para asentarse y luego por los evangelizadores españoles que lo propusieron como lugar de pueblos Congregados.
Aunque el espectáculo ha dejado de ser portentoso por su dimensión disminuida, el río que nace en borbollón, en el lecho mismo que comparten los dos afluentes del Azul, cuenta con varios manantiales en derredor que hacen de toda esa área un oásis visitado permanentemente por los lugareños y capitalinos dada su accesibilidad por la misma carretera que lleva a las afamadas grutas de Juxtlahuaca.
El agua brota en borbollón de un pequeño paredón en la orilla derecha del río, de abajo hacia arriba, curiosamente en dirección de sur a norte, igual que el manantial del río Límpio.
El agua del borbollón es azul, fría y cristalina, un poco salobre pero de tal abundancia que su corriente tiene una gran fuerza e impetuosidad formando abundantes pozas en su trayecto donde se puede practicar la natación, los clavados y hasta el canotaje, deporte del que se hacen concursos en un trayecto de varios kilómetros donde se encuentra de todo, rápidos, pasos estrechos, rocas imprevistas, pozas profundas como la del “remolino” que ha sido el principal aractivo del balneario de Santa Fe, hasta llegar a la hidroeléctrica de Colotlipa donde la canalización del agua para generar la electricidad aprovechando su fuerza tiene un canal tan largo y profundos que sirven para los concursos de natación.
Uno de los manantiales que nace en la margen izquierda del río Azul ha dado lugar a bellas pozas azules al margen del lecho del Huacapa y por eso ajeno a la contaminación de ese río que viene de la capital.
Aquí bajo la sombra fresca de los sauces y amates, sin ningún límite de tiempo ni riesgo de contaminarse en cualquier tiempo se encuentra en las mismas condiciones, con el agua helada, azul y transparente, muy propia para quitar el calor del medio día.
Un atractivo más del borbollón son sus campos de cultivo siempre verdes y una zona reforestada que da sensación de bienestar son sus restaurantes de comida local y variada con los servicios propios de los balnearios para pasarse todo el día.
su accesibilidad por carretera lo ha convertido en un atractivo regional para los paseos de fin de semana, muy distinto al Salto donde los vehículos solo pueden transitar en la época de secas. Por eso los capitalinos aprovechan su cercanía a menos de una hora de distancia y poco más de 40 kilómetros.

El Chorro

En la cabecera municipal durante un tiempo en el que la popularidad del borbollón saturó el balneario natural de visitantes se abrió a los vacacionistas “El Chorro” en el casco de la hacienda cañera de San Sebastián, al sur del poblado y en la margen derecha del río Huacapa, aprovechando como atractivo la casa de la Hacienda donde se pueden admirar los todavía enhiestos acueducto de la época de la Colonia y la chimenea del ingenio azucarero dando cuenta del poderío y desarrollo de la hacienda.
El chorro de agua de la acequia, transportada desde aquella garganta del Salto que he descrito cae del acueducto precisamente en lo que fue el lugar de acopio y cocción del jugo de caña convertido en una alberca en aras de su uso recreativo.
El lugar es amplio y sombreado junto a una avenida sombreada por árboles centenarios que los antiguos señalaban como el punto del camino real donde se podía pasar del campo al pueblo únicamente pagando a la hacienda parte del producto que se transportaba, fuera leña o cosecha.

Los manantiales

Es el balneario privado más concurrido después de la dramática desaparición por contaminación de Santa Fe, cuya parte de río recibe toda la basura de los pueblos aledaños al Huacapa desde Chilpancingo y nadie osa meterse al agua a pesar del atractivo visual que tiene.
El balneario de los Manantiales es un conjunto de albercas localizadas entre el Borbollón y Santa Fe cuya agua está constantemente renovada por un manantial de dimensiones considerables que nace en una barranca de norte a sur en sentido contrario a los manantiales del Salto y del Borbollón.
El balneario cuenta con una infraestructura que permite la estancia de cientos de visitantes que disfrutan del atractivo arroyo subyacente y el lago artificial entre el manantial y el río Azul donde finalmente desemboca.
Sus dueños siguen siendo los mismos procedentes del cacique de Chilapa, Agustín Moctezuma cuya prosapia reconocida por los conquistadores fue respetada durante la época de la Colonia, siendo este personaje quien construyó la Hacienda de San Carlos cuyos vestigios aún pueden observarse frente a la alberca principal donde se instaló el horno para cocer la caña.

Las grutas de Juxtlahuaca

Pero sin duda el lugar de mayor valor turístico ha sido la grutas de Juxtlahuaca por su larga extensión de la que se han inventado tantas leyendas como la que habla de estar comunicada con Chilapa.
Lo cierto es que los especialistas o espeleólogos sostienen que nadie ha concluido su exploración pero todos sabemos que la mejor temporada para visitarlas es cuando ha dejado de llover para poder andar los tramos más accesibles que en época de lluvias hacen crecer el río subterraneo de agua tibia y transparente.