EL-SUR

Lunes 03 de Junio de 2024

Guerrero, México

Opinión

Los prejuicios entendidos como estrategia narrativa

Federico Vite

Julio 11, 2023

Una de las escritoras vivas más leídas de Italia es Simonetta Agnello Hornby. Su primera novela atrajo de inmediato la atención de los lectores, dentro y fuera de su país. La traducción al inglés de La Mennulara le abrió muchas puertas. Este fue su primer libro de ficción e hizo algo que pocas veces ocurre en una novela: diversos puntos de vista sobre una mujer que llegó a ser respetada incluso por la mafia. Mennulara es una palabra que se usa para referirse a una recolectora de almendras. Es decir, una recolectora terminó siendo criada de una familia de abolengo, pero más aún, fue respetada por la mafia y se convirtió en la administradora de una mansión ¿Por qué?
La Mennulara (Feltrinelli, Italia, 2002, 208 páginas) aborda aspectos poco tratados en la narrativa italiana. En especial, el ascenso social de una mujer. Es habitual, no sólo en Italia sino en todas las literaturas del mundo, que se escriba sobre hombres que desde la ignominia y la pobreza se convierten en figuras esenciales de una comunidad. Es distinto el caso de María Rosalía Inzerillo, Mennulara. Se hizo cargo de los bienes de la familia Alfallipe –sin perder nunca su papel subordinado– como una prudente administradora. De recolectora de fruta venida a sirvienta, finalmente culmina su vida como administradora de una mansión. Simonetta contextualiza la historia en Roccacolomba, Sicilia. Es un pueblo imaginario cerca de Catania, el escenario propicio para un caldo de cultivo como éste. Y el 25 de septiembre de 1963, fallece “La Mennulara”. Ahí arranca la historia, con la muerte de una mujer e inician las intrigas. Ella pide en una nota que no se le informe a sus sobrinos de su muerte. En Roccacolomba todos hablan de ella, en especial, de la riqueza que ha acumulado. Simonetta, hábil al planear el relato, logra que el lector entienda la perspectiva de todos los personajes. Una gran parte de los ciudadanos detalla los amasiatos que ella sostuvo con un abogado; después exponen con suspicacia la educación semi alfabetizada que recibió y a pesar de eso llegó a ser la administradora de una familia burguesa. Poco a poco se complejiza el misterio de una mujer que parecía afable, paciente y callada. No hablaba de más, ni una sola palabra de más. Obviamente quienes la odian por trabajadora, aumentan los decibeles del chisme cuando se enteran de su fortuna y quienes la conocieron en buena lid entienden que todo apunta a la mafia, pero dudan. Dudan, porque una mujer no debe estar involucrada con los hombres de ese negocio. ¿Una mujer en la mafia?
Orazio Alfallipe, padre de la familia para la que trabajó Mennulara, era coqueto y culto. Gracias a ella evitó la banca rota. Sin ella, Adriana Alfallipe, la esposa, hubiera quedado sola. Sin ella, los hijos de Orazio y Adriana, Lilla, Carmela y Gianni habrían crecido sin futuro. Sin embargo, los tres hermanos, de regreso a la casa familiar, tienen buenas razones para sentirse engañados por la mujer aparentemente grosera e ignorante que ha dejado un extraño testamento y los humilla.
Roccacolomba es una ciudad pequeña en la provincia siciliana, donde los pobres, sirvientes y artesanos, viven en las afueras de la comunidad y los aristócratas están en la parte alta. La historia de Mennulara implica un recorrido a pie por esa ciudad. Ella inició en la periferia y terminó en la parte más alta. Los pobres la ven como una traidora y los ricos como alguien que no pertenece a esa clase social. De niña recolectaba almendras y cualquier otra cosa comestible para alimentar a su familia. Conoció el hambre, el miedo y la violencia. Ha logrado construir una armadura emocional para lidiar con las humillaciones. Cuestión aparte, supo aprovechar las oportunidades que le dio la vida. Era inteligente, aprendió a leer tarde, pero nunca a escribir su nombre.
El relato abarca exactamente un mes; desde el lunes 23 de septiembre hasta el miércoles 23 de octubre de 1963. Tras la muerte de la Mennulara, las posibilidades de resolver el enigma de la riqueza se agranda, pero no porque haya más hilos en el relato sino porque la posibilidad de una constante fuente de ingresos en una ciudad empobrecida por la Segunda Guerra Mundial es imposible.
¿Cómo perfilar a la protagonista de esta novela? El truco, si es que podemos llamarle truco a una estrategia narrativa, es que Simonetta coloca prejuicios sobre los personajes secundarios y al darle voz a la protagonistas las repercusiones de los hechos adquieren una dimensión mucho más humana y, por supuesto, luminosa. Hay una vuelta de tuerca en este relato, pero no quiero revelar ese misterio.
Cuando han entrevistado a Simonetta acerca de la escritura de esta novela, ella suele responder que es una ficción de tesis, es decir, propone algo y trata de comprobarlo al final del relato, pero en la edición de febrero de 2019, la revista ILLibraio.it la autora menciona algo a la reportera Noemi Milani que bien vale la pena traer a cuento: “Escribí la novela ‘como abogada’, como cuando preparo un caso, un tema tras otro: asuntos familiares, sexuales. Cada tema consta en un expediente, que luego va al documento final, para ser presentado al juez, a la contraparte y a los sujetos involucrados. Así lo hice para La Mennulara”. Justamente en 2019 se reeditó en Italia esta novela, pero la reedición en la editorial Feltrinelli tiene algunos capítulos agregados, al respecto, Simonetta expresó: “La sección que agregué en esta nueva edición estaba incluida en el archivo dedicado al sexo. Como estaba escribiendo en una PC, cuando cambié a una Mac, se perdieron algunos archivos. Cuando escribí el libro pensé que no era una pérdida tan grande, también porque no pensé que tendría éxito”. Es decir, no creyó que llamara tanto la atención este libro y por eso decidió suspender la vida sexual de la Mennulara. Pero, detalla Simonetta, “hace ya años la editora de la edición francesa (la primera traducción de La Mennulara), me confesó en una reunión en París que la segunda parte le parecía un poco parca. Por supuesto que lo era: ¡había perdido la carpeta con las escenas de amor! El año pasado tuve un sentido del deber hacia la pobre Mennulara: no describí su manera abierta y moderna de ver la vida. Y entonces decidí reescribir esos capítulos perdidos”. El agregado no es mucho, aproximadamente cincuenta páginas y nos permite entender a una mujer moderna. A pesar de que la novela está contextualizada en 1963, es perfectamente verosímil la vida sexual de Mennulara.
En castellano, gracias a la editorial Tusquets y a la traducción de Carlos Gumpert, puede conocerse esta historia en México, pero no tiene los agregados sexuales, digamos, lo que dota de cierta seriedad a la novela. Otro aspecto que debe tenerse en cuenta, me parece, es que la autora prefigura la urgencia de dotar de mayor vida a un personaje que en gran parte de la novela es literalmente un fantasma. Es decir, con la vida sexual hace que un fantasma vuelva a recuperar su cuerpo, sus deseos y sus pasiones. Algo menos usual en la narrativa.
Simonetta Agnello nació en Palermo en el seno de una familia aristocrática y se crió en Sicilia, hasta que en 1965 obtuvo una beca Fulbright, gracias a ellos estudió la licenciatura en Derecho en la Universidad de Kansas. Posteriormente se mudó a Londres, donde se especializó en materia de violencia doméstica. Desde 1972 reside en Inglaterra. Fundó en 1979 un bufete de abogados en Brixton, especializado en defender a las comunidades musulmana y africana. Su despacho fue el primero en tener una sección especializada en violencia intrafamiliar. Ha sido profesora de Derecho de menores en la Universidad de Leicester. Agnello ha publicado en italiano seis novelas; la mayoría de ellas ambientadas en Sicilia. La primera es el sólido basamento de una trayectoria que rejuvenece la lectura de una novela aparentemente costumbrista, pero que se salta las trancas y se convierte en un texto sumamente atractivo, ideal para que lectores de Guerrero la conozcan. Repito: ideal.