EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Los priistas se ponen bravos

Humberto Musacchio

Agosto 25, 2016

Carolina Monroy del Mazo, destacada integrante de la rama femenil del Grupo Atlacomulco y secretaria general del PRI, lanzó la amenaza: “A partir de hoy no permitiremos un solo agravio más al señor Presidente de la República. Cada ofensa recibida tendrá respuesta” (Excélsior, 21/VIII/2016).
Luego, la señora agregó en tono marcial: “Cuenta usted, señor Presidente, con un ejército de aliados leales. Cada uno seremos (sic) difusores de sus propósitos y logros. Y juntos asumiremos también los costos”. Por supuesto, la oradora tenía muy claro que las pasadas elecciones los priistas pagaron los costos de la actuación presidencial.
La también diputada federal y ex alcaldesa de Metepec, en plausible actitud autocrítica, declaró que a los priistas les “ha faltado voluntad para hablar acerca de lo correcto y lo antiético” y abordar temas que van “desde la corrupción y la impunidad hasta las relaciones de familia, el bienestar y la convivencia vecinal”. Pues sí, por eso escondieron ya la iniciativa presidencial sobre el matrimonio gay.
Pero tiene toda la razón doña Caro, no han querido manifestarse sobre lo antiético, la corrupción y la impunidad, que en este sexenio brillan por el asunto de la casa blanca, el depa de Miami y ahora la tesis de copiar y pegar, por no hablar de otras flores que abundan en el jardín tricolor.
En abono de la militancia priista, es obvio que no le han entrado a los casos de corrupción porque correrían el peligro de morderse la lengua. La corrupción, lo dijo hace muchos años don Jesús Silva Herzog, no es accidente ni excepción, sino uno de los pilares que mantuvieron la cohesión del partido oficial.
Es cierto que al amparo del anonimato, en redes sociales circulan innumerables chistes sobre el Ejecutivo, al que se insulta con la impunidad que permite el ciberespacio. Pero eso forma parte de las cosas que debe soportar hoy un jefe de Estado en cualquier país. Desventajas de la tecnología.
En ese contexto, muy preocupante es la amenaza de la señora Monroy del Mazo, ese “no permitiremos” que erige a cada priista en policía, fiscal y juez. Hay leyes que prohíben el insulto y la difamación, pero no la crítica. La libertad de expresión que existe en México no es gracia de gobernantes ni de partido alguno, sino conquista del movimiento social.
Lo dicho por la señora no es cosa de broma. Una y otra vez los priistas han ensangrentado al país. Ocurrió durante la brutal represión de los ferrocarrileros de 1959 dispuesta por López Mateos (por cierto, ¿qué dicen los priistas del origen guatemalteco de este prócer?). El genocidio del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco fue obra del priista Gustavo Díaz Ordaz. Otro priista, Luis Echeverría, ordenó la matanza del 10 de junio de 1971, priistas son también los líderes charros que han asesinado sindicalistas, por no mencionar el aplastamiento de los movimientos campesinos o la tortura y asesinato de presuntos guerrilleros y sus familiares y toda una interminable lista enriquecida ahora con la “desaparición” de los normalistas de Ayotzinapa, el crimen de Nochixtlán y lo que se acumule esta semana.
Por si hiciera falta, Mexicanos PRImero demanda que no se entreguen a la CNTE los recursos que legalmente le corresponden. De la misma manera, Mexicanos Después, que somos la abrumadora mayoría de la población, podríamos solicitar que ya no se pague al duopolio televisivo de nuestros impuestos por la propaganda gubernamental.
Todo indica que otra vez está en juego la tentación autoritaria. Ya Peña Nieto declaró que no se negociaría con el magisterio que se opone a la reforma. Luego, el individuo que cobra como secretario de Educación, casi llora por el futuro de los niños afectados por el cierre de escuelas, como si ese porvenir fuera otro que la deserción escolar, el subempleo, la desocupación y, en el mejor de los casos, un salario de hambre.
En la misma ceremonia pública, el secretario de la Defensa Nacional declaró que “por ser una reforma constitucional”, debemos apechugar con la llamada reforma educativa. No, lo que hoy se debate en el país es precisamente la pertinencia de “esa” reforma sugerida por intereses antinacionales, producto de un cochupo entre el gobierno y la triada PRI-PAN-PRD, lo que ha dividido a los mexicanos. Otra vez, a falta de recursos políticos, el gobierno priista quiere descargar en los militares una responsabilidad que no les corresponde. Es algo irresponsable.