EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Los primeros números de López Obrador

Jorge G. Castañeda

Diciembre 12, 2018

Varias empresas han publicado encuestas en días recientes sobre el arranque del nuevo gobierno, y el final (en todos los sentidos) del anterior. No prejuzgo la calidad o integridad de unas u otras; he optado por comentar la de GEA por cuatro motivos. Es la más reciente; es la que incluye un mayor número de preguntas; abarca la evolución de las opiniones de la sociedad mexicana con relación al gobierno o victoria de López Obrador en dos etapas (septiembre y diciembre); y comprende algunas comparaciones históricas pertinentes. Aunque los partidarios de la 4T podrán rechazarla por “fifí”, resultan interesantes esos cotejos históricos justamente como respuesta a dicha crítica. Es tan “fifí” o acertada hoy, como en 2012, 2006 o 2000.
Según GEA, así terminaron los tres presidentes de la alternancia, en cuanto a aprobación de su labor realizada: Fox, 63%; Calderón, 43%; Peña Nieto, 16%. Además de subrayar la debacle peñista, conviene destacar la correspondencia exacta entre la aprobación de EPN y el resultado del PRI en la elección. Así arrancaron los cuatro presidentes de la alternancia: Fox, 72%; Calderón, 54%; Peña Nieto, 55%; López Obrador, 57%. Estos datos corresponden más o menos a los de otras series divulgadas recientemente. Al respecto, vale la pena recordar que, desde Carlos Salinas en 1994, el único mandatario en haberle entregado la presidencia a alguien de su propio partido fue Fox, en 2006. Ni Zedillo, ni Calderón, ni Peña Nieto lo lograron.
Un segundo dato llamativo consiste en el desglose del apoyo a AMLO como presidente, en particular por nivel educativo. Algunos lectores recordarán que las encuestas de salida del 1 de julio mostraron que entre mayor grado de escolaridad de los mexicanos, mayor la votación por Morena y AMLO. Ahora, según el desglose de GEA de aprobación condicionada o incondicional, los números tienden a invertirse. Su aprobación condicionada es prácticamente la misma (32%) entre cuatro segmentos: hasta primaria; secundaria o equivalente; prepa; y educación superior. La aprobación incondicional, sin embargo, es mucho menor entre los mexicanos con estudios superiores (12%) que entre los demás (27%). En cambio, la mayor desaprobación de AMLO (29%) surge entre los universitarios, y es sensiblemente superior a la que impera en la sociedad mexicana en su conjunto (20%). Empiezan a normalizarse las cosas.
Una reflexión adicional se refiere a la evolución entre septiembre y diciembre de los atributos, las propuestas y las expectativas de AMLO. El apoyo a sus principales propuestas es monumental y ligeramente creciente: ayuda a “ninis” (78%), cancelar el aeropuerto (62%), reducir gastos y sueldos en el gobierno (78%), desaparecer el EMP (76%), devolver el avión presidencial (65%), revisar los contratos de la reforma energética (70%), construir una nueva refinería (77%), construir el Tren Maya (70%). Asimismo, en abstracto, la llegada de AMLO provoca cada vez más felicidad (60% en diciembre, y 46% en septiembre), cada vez más optimismo (66% vs 55%), y cada vez más confianza (60% vs 54%). Tres de cada cuatro mexicanos creen que el gobierno de AMLO representará una nueva etapa en la historia nacional.
No obstante todo lo anterior, y el hecho también digno de subrayarse de que estos sentimientos se trasladan a Morena, al presidente no le va tan bien en cuanto a sus atributos. Son bajos, y van en descenso. Los únicos temas en que las expectativas de éxito de AMLO se mantienen parejas es el combate a la pobreza y el mejoramiento de los salarios. En materia de crecimiento económico, el porcentaje que cree en el éxito cae de 33% a 25%; en disminuir la inflación, de 28% a 21%; en mejorar la educación de 41% a 38%; en defender al país ante el exterior de 28% a 21%; en combate a la corrupción, de 28% a 24%; y en mejorar la seguridad (lo que más le importa a la gente, según GEA), la caída es fuerte: de 28% en septiembre a 21% en diciembre.
En otras palabras, la gente recibe con entusiasmo las propuestas puntuales de López Obrador, por aberrantes o insignificantes que sean; se siente contenta por su llegada al gobierno y cree que se trata de un acontecimiento histórico; pero no espera gran cosa de su gestión. Entiéndanle.