EL-SUR

Lunes 22 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Los sobrevivientes de Ayotzinapa (4)

Tryno Maldonado

Mayo 18, 2021

METALES PESADOS

 

Mi seudónimo es Apango. Mi apellido significa flores de maíz en náhuatl. Tengo 24 años. Soy graduado de la normal de Ayotzinapa.
En un primer momento pensamos que todo iba a restablecerse. Creíamos que, después de unos días de estar desaparecidos los compañeros, los hermanos, iban a regresar. Después de dos semanas, de tres… incluso hasta de meses. Pero conforme pasó el tiempo nos dimos cuenta de que no. Que era una injusticia del gobierno.
Fue difícil al inicio. Compartí momentos con mi compa El Komander (Cutberto Ortiz Ramos), con mi otro compa El Fierro (Julio César Ramírez Nava), con El Chilango (Julio César Mondragón Fontes) y con El Chino (Daniel Solís Gallardo), que era uno de mis mejores amigos. Y otros compañeros desaparecidos con los que también conviví; La Roca (Alexander Mora Venancio), entre muchos otros. Todos ellos eran de mi cubi. De mi dormitorio donde vivíamos 18. Solamente quedamos cuatro.
Conservamos las cosas de los compas desaparecidos hasta el segundo año. Luego se las pasamos a los familiares. Conservamos sudaderas, chamarras, suéteres. Al Komander le decíamos también El Marcatextos por su color verde fosforescente. Conservamos sus tenis. Los de Alexander eran unos Pirma edición especial de la Selección Nacional. Son muchas cosas que aún guardamos.
Es un sentimiento que se lleva. Mi hermano. Mi compañero. Eran cosas que ellos utilizaron en la semana de prueba. Uno siempre los miraba con esas cosas puestas. Y pues uno se queda encariñado con eso.
Fue difícil. Como estudiante y como víctima –digámoslo así— fue difícil enfrentar al gobierno. Al principio era miedo. Ya después fue el coraje que tuvimos al ver que no teníamos respuesta por el gobierno, del estado, para encontrar a nuestros 43 compañeros desaparecidos. Sabíamos que había sido él, el gobierno, porque vimos cómo subieron a los compañeros desaparecidos a las patrullas. Teníamos certeza de que fue el gobierno, de que fue el Estado.
Fue el coraje, fue la garra, fue la lucha de Ayotzinapa que siempre nos ha distinguido. Siempre nos han inculcado que no importa si entre nosotros tenemos problemas internos, entre compañeros: somos compañeros de escuela y allá afuera somos uno solo.
Eso fue lo que a nosotros, día con día de actividades de lucha y de protesta por los desaparecidos, nos hacía salir con la esperanza de que iban a regresar, con la esperanza de tenerlos ahí otra vez, con nosotros. Hasta la fecha. Seguimos con la esperanza de que el gobierno nos dé una respuesta positiva, a pesar de que ya son largos años de lucha y de exigencia para nosotros. Nuestra lucha es para que lleguen con bien los compañeros.
Uno a veces como víctima o principal actor de este caso, se sentía un poco acosado por los periodistas, por los periódicos, por la prensa en sí. No a cualquiera se le daba entrevista. Incluso nosotros mismos nos prohibíamos darle entrevista a cualquier persona. Teníamos que saber a quién darle entrevista o a quién decirle algo. Como comité y como estudiantes. Fue una decisión de nosotros mismos. La herida ahí estaba. La llaga se sentía a flor de piel. Y tocar el punto era recordar momentos que no, que no pues… Incluso era delicado, incómodo para las familias hablar de los compañeros desaparecidos, de sus hijos, de sus hermanos… Por ese aspecto fue complicado el primer año.
De repente mirábamos publicaciones, artículos, no con el fin de informar sino con el fin de lucrar con nosotros, de vender. Hay personas que hicieron cosas positivas por la escuela. Por informar, no por vender. Por dar una redacción a la gente de lo que estaba pasando. De abrirle conciencia a las personas que leían sus libros, sus artículos. Pero había gente que no quería informar, quería vender.
Sería algo histórico, muy bonito, que ellos regresaran con vida. Me lo he imaginado en especial de un paisano mío, Miguel Ángel Mendoza. Me imagino que regresa, que todos los recibimos como se merece. Con algo que los conmemore por haber luchado por sus vidas. Algo histórico. No tendría palabras. Lo abrazaría. Le mostraría mi afecto. Mi orgullo. No tendría palabras. No tendría palabras para decirle.
Pienso mucho en por qué habrá pasado. En si hubiera hecho esto o hubiera hecho el otro estando allí con ellos. Fue algo muy feo. Compañeros que incluso recibieron algún balazo, un contacto me platica que fue muy desagradable. No me hubiese gustado estar ahí. No me hubiese gustado presenciar el momento de la masacre.