EL-SUR

Sábado 02 de Diciembre de 2023

Guerrero, México

Opinión

Macron ante el desafío de la impopularidad

Gaspard Estrada

Agosto 30, 2017

Las últimas semanas han sido difíciles para el joven presidente francés, Emmanuel Macron. Según el instituto de encuestas IFOP, la aprobación del presidente ha caído 22% durante los meses de julio y agosto, ubicándose en 40% en este regreso a clases. En comparación, François Hollande disponía de más del 55% y Nicolás Sarkozy del 62% en el mismo periodo. Si la tendencia se mantiene durante los próximos meses, Macron podría dentro de poco volverse un presidente tan impopular como su predecesor. Para algunos analistas, esta rápida crisis de confianza entre el presidente y la opinión pública francesa podría comprenderse por la baja aprobación de la candidatura de Macron durante la campaña presidencial: en la primera vuelta, Macron obtuvo apenas el 24% de los votos, frente al 28% de Hollande en 2012 y al 31% de Nicolás Sarkozy en 2007. Para otros, esta caída acelerada se debe al desfase entre las propuestas de la campaña de Macron y sus aplicaciones concretas cuando éste llegó al poder, a principios de mayo. Sin duda, uno de los elementos que permite explicar este problema de opinión pública reside en la estrategia de comunicación adoptada por Macron. Contrariamente a su predecesor, que se expresaba de manera muy frecuente en la prensa, ya sea a través de declaraciones públicas o a través de conversaciones en privado con periodistas, la nueva política de comunicación de la presidencia ha intentado evitar el contacto de Macron con los periodistas. Por el contrario, su equipo de comunicación se ha concentrado en la divulgación de imágenes del presidente en actos públicos, ya sea dentro de un submarino, en una cancha de tenis, en una base aérea… Y ciertamente, esta comunicación basada en la fabricación de “tarjetas postales” no ha logrado solidificar el liderazgo de Macron en el plano interno ni convencer a los franceses de la pertinencia de las reformas impulsadas por su gobierno.
De tal manera que el presidente Macron, si no quiere caer en una impopularidad prolongada, está obligado a dar resultados a muy corto plazo, tanto en el campo de las reformas como en la percepción que tienen los franceses de una mejora de su vida cotidiana. Si nos atenemos a las cifras, desde el principio del año, el índice de desempleo se ha estabilizado, en particular entre los jóvenes. Por su lado, el crecimiento de la economía parece mantenerse, y podría llegar al 2%, si la tendencia existente desde el principio del año perdura. Sin embargo, como en toda gestión pública, buena parte del éxito o del fracaso de un gobierno está ligada a la percepción que los ciudadanos tienen de las acciones del gobierno. En este caso, a pesar de la (ligera) mejora de los números macroeconómicos, la sociedad francesa no ha sentido cambios en su vida cotidiana. Por el contrario, las encuestas de opinión publicadas muestran una fuerte persistencia de la desconfianza de los franceses hacia su clase dirigente, incluyendo a su propio presidente. La revelación por la prensa, hace unos días, de los gastos suntuarios de Macron con un maquillista (al que pagó 26 mil euros por tres meses de trabajo), sólo contribuyó a aumentar este rechazo hacia las prácticas de la élite política de Francia.
Ante esta situación, Macron decidió cambiar su estrategia de comunicación. Pasó a hablar con los periodistas de manera regular, e invitó a sus ministros a defender la acción de su gobierno en los medios. Por otro lado, decidió crear una vocería en la presidencia, para alinear el discurso gubernamental, responder de manera sistemática a las demandas de la prensa, y evitar así que la ésta y los partidos de oposición dicten la agenda mediática. Veremos en las próximas semanas si estos cambios conseguirán revertir la dinámica negativa que vive el día de hoy Emmanuel Macron.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada