EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Macron en la presidencia francesa: un primer balance

Gaspard Estrada

Abril 25, 2018

Hace poco menos de un año, los franceses eligieron a Emmanuel Macron como nuevo presidente de la República. Esta elección tuvo un peso político raramente visto, que se puede explicar por las sorpresivas victorias del Brexit en el Reino Unido y de Donald Trump en Estados Unidos, a tal punto que una personalidad como el ex presidente de este país, Barack Obama, decidió grabar un video en apoyo a la candidatura de Emmanuel Macron. Este activismo puede entenderse: en la segunda vuelta electoral, el joven ex ministro de Economía se enfrentó a Marine Le Pen, hija del fundador del partido de extrema derecha Front National (Frente Nacional), Jean-Marie Le Pen, que amenazaba con ganar la elección presidencial al principio de la campaña. Si Francia pasaba a ser gobernada por la extrema derecha, el futuro inmediato de la Unión Europea hubiera quedado en entredicho. De tal suerte que la victoria del hasta entonces outsider centrista trajo un alivio importante para la Comisión Europea y el sistema comunitario europeo como un todo.
Sin embargo, los franceses esperaban ante todo cambios rápidos en la economía, y de manera general una voluntad política de reformas. Desde ese punto de vista, Macron cumplió su palabra, y al mismo tiempo dejó en evidencia que su principal apuesta reside en el apoyo a los sectores productivos y a las personas más ricas, en aras de atraer más inversiones. En 2017, Francia creció poco más del 2% del PIB, lo que está por arriba de las previsiones del Fondo Monetario Internacional, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, y del propio ministerio de Finanzas de Macron. Para el presidente y el gobierno, dirigido por el primer ministro Edouard Phillippe, esta cifra fue el fruto de las reformas implementadas. Para los institutos de estadística, estos buenos indicadores son el fruto más bien de los efectos a posteriori de las políticas públicas impulsadas por su antecesor en el palacio del Elíseo, François Hollande. A pesar de esto, se puede decir que contrariamente a sus antecesores en el cargo, Macron ha hecho todo lo posible para cumplir con su programa de gobierno, en particular con los temas de índole económica y social. Como lo había anunciado durante la campaña presidencial, su gobierno reformó diferentes leyes, como la laboral, y modificó el impuesto sobre la renta en beneficio de los más favorecidos. También aumentó la carga impositiva sobre los adultos mayores, lo cual ha provocado que este electorado, que constituye la tercera parte del total del país, sea cada vez más crítico hacia la figura presidencial. En las calles, las reacciones de los sindicatos, del magisterio, y en particular de los ferrocarrileros y de los empleados de la compañía pública Air France fueron importantes: desde hace un par de semanas, una serie de huelgas escalonadas han paralizado los transportes en Francia. De tal manera que el gobierno ha tenido que responder a las presiones de la calle, concediendo numerosas entrevistas en los medios para explicar el porqué de las numerosas reformas en curso. Al día de hoy, si bien el gobierno y Macron tienen menos del 50% de aprobación en el electorado, esta reacción mediática llevada a cabo en los últimos días les ha permitido estabilizar el nivel de popularidad del presidente.
Paradójicamente, en el exterior es dónde la imagen de Macron es la mejor, por no decir excelente. “France is back”, dijo Emmanuel Macron durante el último foro de Davos, en Suiza. Para muchos empresarios y líderes de opinión, la llegada al poder de un presidente joven, con un discurso de ruptura frente a sus antecesores Hollande y Sarkozy y una voluntad firme de transformar las instituciones políticas europeas frente a las tentaciones proteccionistas de Donald Trump, es muy bienvenida. De tal suerte que en el plano diplomático internacional, Macron ha logrado ocupar un vacío en los grandes foros internacionales, gracias a su defensa del medio ambiente y de los acuerdos de París, así como del multilateralismo. Esperemos que Emmanuel Macron, en su búsqueda del liderazgo mundial, no olvide que continúa teniendo muchas tareas pendientes en Francia, comenzando por la lucha contra el desempleo y las desigualdades.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada