El pasado domingo, los franceses fueron a las urnas para elegir a los dos candidatos que irán a la segunda vuelta. La expectativa y la tensión ligadas a este escrutinio eran muy elevadas, ya sea por la dinámica de las últimas elecciones en el Reino unido y en Estados Unidos en 2015 y 2016, o por las sucesivas dificultades de las encuestas de opinión para dar los números adecuados.
Los franceses se movilizaron en esta primera vuelta. Más del 77 por ciento de los registrados acudieron a las urnas para votar por el candidato de su preferencia. Las tendencias apuntadas por las casas encuestadoras se confirmaron, en el sentido que el candidato del Partido Republicano de derecha, François Fillon, no logró llegar a la segunda vuelta. Por su lado, Jean-Luc Mélenchon, ex militante del Partido Socialista y candidato del frente Francia Insumisa, logró aproximarse al 20 por ciento de los votos. Mélenchon hubiera podido llegar a la segunda vuelta en estas elecciones. Pero, a partir del momento en que sus intenciones del voto empezaron a subir, y por ende, su imagen de potencial futuro presidente de Francia comenzó a cristalizarse, la prensa de manera general se interesó en su programa electoral. En esta búsqueda, salieron a relucir un cierto número de dudas. En particular, se cuestionó el hecho de que Mélenchon planteara salir de la Unión Europea, y por el contrario quiera adherir al país a la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA).
Si bien el candidato de la Francia Insumisa hizo todo para cambiar la percepción imperante sobre el funcionamiento de las instituciones venezolanas en la prensa francesa, su voluntad de darle una prioridad política a América Latina le costó mucho en esta elección. La prensa francesa, en un afán de desacreditar y de investigar el programa electoral del candidato de la Francia Insumisa, insistió mucho durante la última semana sobre la propuesta número 62 de este candidato, que planteaba la entrada de Francia en la Alianza Bolivariana de las Américas, el ALBA. Al final, Mélenchon se situó a pocos miles de votos de la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, que llegó a la segunda vuelta electoral.
Frente a esta última, el ex ministro de economía de François Hollande, Emmanuel Macron, obtuvo 24.1% de los votos. Quedaron eliminados François Fillon con un poco más del 20% y Jean-Luc Mélenchon con el 19.6%. El Partido Socialista alcanzó un poco más de 6%. Histórico fue el resultado cuando desaparecieron los dos partidos que han gobernado Francia desde hace 40 años.
Por segunda vez después de 15 años, la extrema derecha estará en la segunda vuelta el 7 de mayo. Pero, a diferencia de la primera, cuando el padre de la candidata apareció en las pantallas, en esta ocasión no hubo sorpresa. El resultado ya había sido previsto por las encuestas de opinión. De hecho el peligro es precisamente esta banalización del segundo lugar de Marine Le Pen. En efecto, no hay que olvidar que más de 7 millones 600 mil votos representa la máxima cifra nunca obtenida por ese partido. Y si bien el Partido Socialista y Los Republicanos llamaron a votar en contra del FN, el candidato de la extrema izquierda no lo ha hecho sino que llamó a consulta a su base. Enfrente, el candidato del extremo centro (palabras de quien escribe) dio un discurso algo triunfalista. Su mensaje fue criticado. La campaña para la segunda vuelta ya empezó. Un debate en la televisión se llevará a cabo el 3 de mayo. Y aún cuando las cifras de los sondeos dan hoy una cómoda ventaja a Emmanuel Macron, nada está hecho, como lo recordó este martes el presidente François Hollande en ocasión del homenaje al policía asesinado el jueves pasado en los Campos Elíseos por un terrorista.
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.
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