EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Mactumactzá: es peligroso tener la razón cuando el gobierno está equivocado

Tryno Maldonado

Junio 01, 2021

METALES PESADOS

 

Mientras escribo estas líneas, la policía estatal del gobierno morenista de Chiapas reprime con balas de goma, tanquetas militares y gases a estudiantes normalistas, contingentes de apoyo, madres y padres de familia de la Escuela Normal Rural Mactumactzá.
De pronto parece que amanecimos en 2014, durante el sexenio represor de Enrique Peña Nieto y su campaña de persecución y estigmatización de la protesta, en general, y de las normales rurales, en particular.
“Provocadores”. “Rebeldes sin causa”. “Infiltrados”. “Seudolíderes”. “Detrás hay gente interesada”. “Grupos ajenos que quieren confrontar a las autoridades”. Son las descalificaciones que Andrés Manuel López Obrador ha dedicado a los estudiantes de Mactumactzá tras sus acciones en demanda de examen de ingreso presencial –no por internet– y, ahora también, la liberación incondicional de los 19 normalistas presos políticos de la 4T en el penal del Amate. Hasta el más corto de memoria recordará que estas imputaciones son idénticas a las que Peña Nieto declaró en su tiempo para deslegitimar públicamente las protestas y el movimiento por verdad y justicia de Ayotzinapa.
La represión del Estado no descansa. Los presos políticos de la 4T se acumulan. Las traiciones a los movimientos de los muchos abajos de los que se colgaron López Obrador y sus seguidores para llegar al poder, se acentúan: normalismo, magisterio, pueblos indígenas, sindicalismo, los nuevos 10 millones de pobres de su sexenio…
Hoy más que nunca “es peligroso tener la razón cuando el gobierno está equivocado”. Esta sentencia de Voltaire se leía en una manta enarbolada por los familiares de las y los estudiantes de la normal Mactumactzá, de Chiapas, después de un nuevo episodio de represión policial suscitado este lunes 31 de mayo, donde ocurrieron disparos de la policía con balas de goma y granadas de gas lacrimógeno hacia el interior de las instalaciones de la escuela. El ataque ocurrió mientras madres, padres y normalistas realizaban acciones de volanteo e información.
“Exigimos el examen presencial de nuevo ingreso y la liberación de los estudiantes presos”, dijo vía Facebook Live uno de los normalistas tras la represión. “Lo justo es que recibamos educación, no granadas”.
“¿Dónde están las palabras de AMLO sobre que iba a propiciar el diálogo? La respuesta fue mandar las tanquetas y golpear a los alumnos”, expresó en la misma transmisión un padre de familia mientras mostraba las evidencias de los cartuchos de cilindros y granadas de gas lacrimógeno detonados contra estudiantes, familiares –entre ellos niños y bebés– y organizaciones solidarias a las afueras de las instalaciones de la normal Mactumactzá, cuando se manifestaban por la liberación de los 19 estudiantes aún encarcelados, vinculados injustamente a proceso por el gobierno de Rutilio Escandón, allegado de López Obrador.
Mactumactzá es la normal rural con más demanda de todo el país. En las comunidades de Chiapas más alejadas a las que pertenecen los aspirantes a ingresar en sus aulas como la única opción de acceder a una mejor vida, no existe conectividad. No hay internet. Su demanda es simple y entendible: no al examen virtual, sí al presencial.
La respuesta del gobierno de Morena en Chiapas ha sido enviarles tanquetas, proyectiles y granadas de gas lacrimógeno. Van 95 estudiantes detenidos durante las protestas del 18 de mayo: al día de hoy, 74 vinculados a proceso en libertad; 19 de ellos aún presos políticos en el penal del Amate. El grado de democratización de un gobierno puede medirse por su respuesta ante las acciones directas por justicia. Y la beligerante respuesta del gobierno de Rutilio Escandón ha sido, a todas luces, desproporcionada. Brutal. Entre ellas, casos de adolescentes normalistas víctimas de violencia sicológica y abuso sexual, como ha denunciado la FECSM.
Los gobiernos de Morena están cada vez más lejos de respetar los derechos humanos y el derecho a la libre manifestación y organización, y cada vez más cerca de Atenco.
“No les bastó con desaparecer a 43 y asesinar a tres. Los policías les dijeron a los compañeros de Mactumactzá que les iba a pasar lo mismo que a los 43”, denunció el delegado de la normal rural de Ayotzinapa durante la transmisión de ayer lunes 31 de mayo después de ser reprimidos junto a las otras delegaciones de la FECSM. “Responsabilizamos de la represión al gobierno estatal de Rutilio Escandón y al gobierno federal. Señor, presidente, ¿Dónde está la Cuarta Transformación? Nosotros vamos a dar la vida por mantener nuestras normales abiertas”.
AMLO no se cansa de repetir en sus espacios de propaganda matutina que en su gobierno “se acabó la represión”, que “ya no hay masacres”. Reemplaza la comunicación por esa falaz propaganda constante. Suplanta la realidad convulsa, violenta y autoritaria promovida por un Estado en simbiosis con el crimen organizado con una visión que raya en lo esquizoide, edulcorada, magnánima y siempre a su favor.
Ni en los sueños más anhelados por el PRI de Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong se vislumbraba un escenario tan brutal por parte de los gobiernos como el actual para las y los hijos de campesinos que aspiran a convertirse en profesores.
En su perversa retórica binaria, la 4T suele estigmatizar al pueblo en dos categorías: instrumentos o enemigos. El normalismo rural, como otras luchas longevas y dignas de abajo, pasó a ser ya un “enemigo” más. Con el tiempo, se le van acumulando a este gobierno. Y no hay presión que no termine por estallar.