EL-SUR

Lunes 22 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Mandar obedeciendo

Silvestre Pacheco León

Septiembre 19, 2022

El trabajo de Miguel Vassallo, Pensamiento y acción del EZLN nos acerca al conocimiento y reconocimiento de los aportes al cambio social desde la perspectiva guerrillera de izquierda cuyo origen tiene grandes enseñanzas que rompen con ideas que dominaron en la historia reciente del país, sembradas desde la contrainsurgencia y también desde la comodidad academicista para desacreditar la vía armada.
Ni una desesperada ni vengativa respuesta contra las acciones represivas del Estado, ni una provocadora actitud para justificar la presencia norteamericana. La guerrilla en México se remonta en la historia como una acción valiente de hombres y mujeres comprometidos con ideales y principios para conquistar el derecho de todos a una vida libre y feliz.
Por eso no deja de ser relevante que a 29 años de la aparición pública del EZLN se conozcan sus orígenes y se divulguen sus experiencias, pues su formación constituye un ejemplo del compromiso adquirido por jóvenes que con toda la pasión y paciencia para transformar su país no solo eran conscientes de las dificultades que implicaba enfrentar al monstruo de mil cabezas, sino hacerlo con más valor que medios, por eso el camino que se les mostraba para participar consistía en desaparecer y borrar su historia personal para entregarse en cuerpo y alma a una preparación y acción en los lugares donde las contradicciones de clase eran más ostensibles, pasando sobre las viejas creencias de que era en las ciudades, con la clase obrera donde se encontraba la principal base firme para el cambio social.
Miguel Vassallo se toma el tiempo para traernos una lectura amena hurgando en lo que llama “Una de las tantas raíces de la Ceiba” en las que abreva el Pensamiento y acción del EZLN a través de unos papeles antiguos de sus Padres-Madres, material que acompaña el trabajo de Juan Villoro y Devra Weber como parte de lo que Arturo Martínez Nateras recogió del Coloquio La izquierda mexicana del siglo XX, realizado precisamente en septiembre del año 2015 para traerlo a los lectores en el libro La izquierda mexicana del siglo XX.
El antecedente del EZLN son las Fuerzas de Liberación Nacional y experiencias anteriores de algunos de sus fundadores, pero también enseñanzas históricas aprendidas del ejemplo muy cercano a nosotros como fue el de Vicente Guerrero quien durante cinco años (1816-1821) “allá en las montañas luchando tenaz” mantuvo el acoso contra las fuerzas del virreinato hasta consumar la independencia de México, en cuyo honor el EZLN reivindicó su lema de “Luchar por la patria o morir por la libertad”.
Entre las peculiaridades de la organización guerrillera que emergió con la fuerza de los indígenas mayas en 1994, se cuenta pues su origen urbano en la parte más desarrollada del norte del país como es Monterrey, para instalarse y extenderse en una de las más subdesarrolladas zonas rurales del sureste, en un ambiente diametralmente opuesto a la vida de sus fundadores, pero que tuvo un impacto inesperado con su aparición pública en San Cristóbal de las Casas, Chiapas el primero de enero de 1994.
El texto del joven historiador nos sirve para darnos cuenta que mucho de lo que se sabe sobre el movimiento guerrillero en general es la parte de lo que difunde como propaganda la contrainsurgencia y sus aliados para devaluar la importancia de la lucha armada y sembrar una serie de dudas para generar desconfianza y división en las organizaciones de ese tipo.
Por eso vale la pena su lectura porque también ayuda a romper con la idea de que la guerrilla fue resultado de la desesperación y el ánimo vengativo de muchos jóvenes que vivieron la represión estudiantil de 1968, sin saber que aún antes de que ocurriera la masacre de Tlatelolco ya en el país habían surgido experiencias guerrilleras como resultado de un análisis profundo de lo grave que era la situación del país que exigía para el cambio un compromiso total de entrega entre los jóvenes que representaban el sector mayoritario de la población, el más concientizado y lleno de energía, capaz de asumir como determinante de su vida en aras de conseguir para los demás todo y nada para ellos.
Ahora sabemos que mientras en Chile la CIA al frente de las corporaciones internacionales como la ITT encabezaba la reacción para derrocar la experiencia socialista y democrática de la Unidad Popular, en México se conspiraba para hacer realidad el cambio por la vía armada sin arredrarse por la objetiva amenaza de la intromisión norteamericana en el hemisferio.
Mientras en la lucha pacífica y abierta las organizaciones sociales presionaban con huelgas y movilizaciones reivindicativas en las cuales se formaban sus cuadros dirigentes como ejemplo de valentía y abnegación, dispuestos al sacrificio para trascender en la historia y eventualmente generar los cambios como respiro del sistema, los zapatistas se ocupaban de que cada uno de sus miembros reflexionara sobre lo valiosa que es la vida, comenzando por aprender a cuidar la suya propia, manteniéndose alejado de las sobreexposiciones y la de sus compañeros, para lo cual la prueba principal era enfrentarlos al compromiso de entrega total a la causa, renunciando a sus antecedentes como condición para su seguridad, la de su familia y la de la propia organización, nunca en la idea de que nadie es indispensable, sino que todos dependen de todos, por eso debían tener claro que en caso de un enfrentamiento nadie debía correr el riesgo de ser detenido, que era mejor morir defendiéndose que caer prisionero.
De ahí la idea de ver las armas como fetiche, pensando que dan poder por la sola idea de tenerlas, por eso la tarea de que cada quien tenía la obligación de conseguir la suya propia y en la medida de lo posible sin recurrir a lo que en la jerga guerrillera se conoce como expropiación, porque parte de la ética en el EZLN consistió desde un principio en alejarse de acciones como los asaltos, los secuestros y todo tipo de hechos que pusieran en riesgo a sus miembros y trajeran desprestigio y pusieran en la vista a su organización. Por eso lo peculiar de esa experiencia en la que sus miembros antes de recibir debían estar dispuestos a dar para el sostén de la estructura.
No lo dice Vassallo pero mucho del aprendizaje que enriqueció al EZLN es su capacidad para absorber la experiencia de la vida comunitaria de los pueblos originarios lo cual les ha permitido sortear las peores calamidades del sistema capitalista para erigirse hoy en un modelo de cambio que se desarrolla en parte del territorio chiapaneco administrado por las Juntas de Buen Gobierno que funcionan desde el nivel municipal donde el “poder no es un fin en sí mismo”, sino la clave que desentraña el mandar obedeciendo porque allí las relaciones sociales son igualitarias y el ejercicio de la autoridad lo determina la comunidad que consiste en un servicio gratuito.