EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Maravillas imperfectas

Adán Ramírez Serret

Agosto 31, 2018

 

El escritor británico W. Somerset Maugham, malhumorado y escéptico como buen inglés de entreguerras, escribió algunos ensayos, en realidad prólogos compilados de manera posterior, en donde explica la novela de una forma que me parece precisa: considera que las más grandes no lo son por perfectas, Moby Dick, El jugador o Cumbres borrascosas; obras que son clásicas no por sus virtudes, sino por sus defectos.
Más allá de la declaración provocadora, me parece que hay algo de cierto. Pues en una novela se busca de manera variada, según el lector, amores tormentosos, búsquedas infructuosas o ludópatas incorregibles. Se indagan, de alguna forma, los defectos humanos que nos describen más que nuestras virtudes. Y la forma misma de la novela no busca ser perfecta sino agotar sus búsquedas. Así, por ejemplo, puede haber novelas cursis, predecibles y por momentos mal escritas, que son muy placenteras de leer.
Pienso ahora en La imperfecta maravilla de Andrea de Carlo (Milán, 1952) escritor, guionista y músico quien desde su primera novela fue reseñado e impulsado nada más y nada menos que por Italo Calvino. Se trata de una novela de amor, cursi, sí (que novela romántica no lo es) que como se dice en los círculos intelectuales, se deja leer.
Son dos personajes, Milena, fabricante de helados, y Nick, estrella de rock, que sus vidas están “resueltas”, definidas en cuanto a lo que sucederá en su futuro próximo. Ella, a punto de ser inseminada artificialmente, pues su pareja es mujer y decidieron que es lo mejor que sea ella quien se embarace. Y él, a punto de casarse por cuarta ocasión con una mujer idónea para un rockero ya que vive en el mundo de la moda y sus amigos son personajes famosos como modelos y artistas de diseño.
Sí, claro, sucederá lo que nos imaginamos: que sus vidas son vacías y que la unión, el amor entre dos personajes tan diferentes, pero auténticos, es lo que vendrá a salvar sus vidas. La heladera con la estrella de rock. La maravilla fugaz, como el placer, el amor, la alegría o los helados (lo cursi también), siempre es imperfecta porque se acaba. Sin embargo, la novela contiene el humor suficiente, la agilidad necesaria, para leerse de manera culpable y llegar al final de las páginas con facilidad.
La historia, como todas aquellas sobre el amor y sobre la vida, contiene un aforismo de Oscar Wilde: “La vida es demasiado corta para vivir los sueños de otra persona”. Mientras escribo esta reseña, pienso que no hay tiempo para leerlo todo. Pero no todos los libros deben ser excepcionales, profundos y terribles. Algunos pueden ser maravillas imperfectas.
(Andrea de Carlo, La imperfecta maravilla, Seix Barral, Ciudad de México, 2018. 320 páginas).