EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Mi compadre Tadeo Arredondo

Anituy Rebolledo Ayerdi

Julio 15, 2021

El compositor

Fallecido el 1 de julio de 1976 en un accidente carretero cerca de Tierra Colorada, Tadeo Arredondo Villanueva mantiene hoy, a distancia de 45 años, su preminencia como el creador musical más leal y amoroso de Acapulco. Viejo Acapulco, A la feria de Acapulco, Adiós a Acapulco, Serenata en La Quebrada, Carnaval en Acapulco, Diciembre en Acapulco, Mi Barrio, Virgen de La Soledad, La leyenda del pescador, En Acapulco te espero, Tlacopanocha, Agüita de mar, y más.
Tadeo viene al mundo el 30 de junio de 1936 en el seno de la familia formada por don Filiberto M. Arredondo Suás-tegui y Aldegunda Villanueva Molina, ambos de San Marcos, Guerrero. Le corresponderá el lugar seis entre sus hermanos: Belarmino, Ezequiel, Rigober-to, Darbelio e Idolina. Ervey vendrá más tarde. Don Fili, como todo mundo lo llamaba, fue administrador de la oficina federal de Telégrafos de Acapulco hasta su jubilación, mientras que doña Gunda se significará como mujer muy devota además de gran emprendedora. Ella se encerrará por mucho tiempo en su profundo dolor a raíz de la pérdida del hijo mayor, Belarmino, asesinado durante una riña callejera en la Ciudad de México, donde estudiaba arquitectura en la UNAM.

Divina noche

El autor de Atolito con el dedo fue un creador precoz. Que digo precoz, precosísimo. Cursaba el tercer año de primaria en la escuela Ignacio M. Altamirano cuando sorprende a todos por igual –papás, maestros, hermanos, amigos– con su opera prima titulada Divina noche. A partir de entonces y hasta su muerte tendrá como obligación casi monacal la de correr el lápiz saliera lo que saliera. Si bueno, mejor.
Ya “descubierta” su faceta de creador musical y estimulado por la directora Carolina Vélez viuda de Leyva, cursando el cuarto año Tadeo acepta participar en un festival escolar pero no lo hará solo, se hará acompañar por su hermano Ervey y por quien esto escribe, su vecino en la calle Independencia, recién llegado de San Jerónimo de Juárez. Tadeo, la primera voz y la única guitarra y los otros dos ni segunda ni tercera sino cada quien por su lado.
El trío infantil se formaliza como “artistas de la Altami-rano”, con el nombre de Los Costeñitos vistiéndoseles de blanco, pantalón, guayabera, un paño rojo anudado al cuello y sombrero de palma. En adelante serán el ajonjolí de todos los festivales escolares. Tam-bién coincidíamos en la Banda de Guerra del plantel: él, tambor, yo, corneta.

Soledades

Mi compadre Tadeo fue un compositor de soledades. La soledad fue su compañera inseparable a la hora de convocar a las musas de la creación literario-musical. Le venía desde chamaco cuando, una vez apagada la luz, prendía una vela para correr la pluma hasta caer vencido por el sueño. Guardado bajo llave el cuaderno cómplice de aquellos versos ocultando las voces del alma como si se tratara de pecados capitales. Había en ello el temor comprensible a la burla ajena conociéndola cruel y despiadada frente a sensibilidades diferentes. Su mayor temor era caer en la cursilería.
No fue él de hacer anotaciones en servilletas o cajetillas de cigarrillos como los clásicos. La creación fue para él un acto solitario, íntimo. Tampoco buscó y menos aceptó opiniones ajenas. Nunca “ a ver qué te parece esto que escribí anoche” o un “¿cómo se oyen estos versos? ”. Acos-tumbró dar a conocer sus obras ya terminadas, pulidas.

La Secundaria Federal 22

Vendrá luego la Secundaria Federal número 22, primero en su edificio original de Quebrada y Madero, destruido por un terremoto, y más tarde “arrimada” en las primarias federales Morelos y Avila Camacho. Tadeo y su guitarra serán el alma de las tertulias juveniles y de la serenatas románticas epilogadas muchas veces con tremendas corretizas por parte de novios celosos. El cuaderno secreto del compositor ya contenía ocupadas varias páginas: Tu ausencia, Mi cielo Mi tormento, y Divinos ojos, inspiradas muchas de ellas en amores primerizos como fugaces. No lo será el que despierte en él la compañera de grupo Chevita Terán Radilla, a la que hará su compañera de vida cursando el tercer año.
La juvenil pareja se instala en una casita con jardín frontal en la avenida Cuauhtémoc. Será el destino el que se encargue de reunir en tan pequeño universo a dos grandes cantores de Guerrero. A un lado del número 120 de los Arredondo-Radilla vive el maestro José Agustín Ramírez, quien celebrará aquel encuentro haciendo del joven su alumno preferido. Y era que éste no sabía leer música, la tocaba y cantaba “de oreja” como se decía en la jerga del oficio. Así, cuando muera el autor de Acapul-queña, Tadeo será el primero en ofrecer a su maestro una ofrenda lírica titulada El trovador de Guerrero.
Nace el primogénito y como lo dispone la costumbre costeña llevará el nombre de Tedeo y a quien el orgulloso padre cantará en la cuna Lo que soñarás. A Tito, como se le conocerá desde siempre, lo apadriné en su primera comunión convirtiendo a Tadeo y a Chevita en mis compadres. Cuando llegue más tarde el último retoño de la familia, como regalo de cumpleaños para él, se la bautiza con el nombre de Virginia, a la que el papá dedica un amoroso canto titulado simplemente Vicky. Más tarde, también para ella: Colegiala

Darbelio Arredondo

Dueño de una voz sonora y bravía, Darbelio Arredondo fue fiel interprete de su “hermanito Tadeo” y por tanto difusor de su música aquí y afuera: Leticia, Sanmarqueñita del alma, Atolito con el dedo, Rumbo a la Costa Chica, Igualteca, Tixtla, Coyuca de Benítez, San Jerónimo, Petatlán, Ixtapa Zihuatanejo, Alma aventurera, Dí que sí, no quizás, Venteñita, Cruz Grande, Costeña Hermosa. Y más.

Canción social

El campesino, La Mordida, Págale bien a esa gente, Que se lleven todo y el Bracero.

El IRBA y Las Máscaras

Tadeo Arredondo se une a finales de los años 50 al esfuerzo cultural del Instituto Regional de Bellas Artes de Acapulco, dirigido por el pintor Luis Arenas y su esposa Macrina Rabadán, operando en la azotea del edificio Pintos. Debuta como maestro de danza regional y como tal participa en una muestra de Danza Guerrerense en la Ciudad de México. Conoce al profesor Roberto Ceballos quien lo interesa en participar en el Teatro de las Máscaras. Ya incorporado al grupo actuará en varias obras y entre ellas Los sumergidos y Escuadra hacia la muerte, con menciones relevantes.
Fue durante sus andanzas culturales en las que mi compadre conoce al escritor y escultor Alberto Chessal. A él, durante una visita a su taller, le pide que jure que nunca lo convertirá en uno de sus “monotes”. Alberto no lo hace y por ello no tendrá reparos en ofrecer la realización gratuita del bronce de Tadeo. Ello cuando, en 2005, el alcalde Alberto López Rosas le rinda un homenaje póstumo develando su busto en la avenida Universi-dad. Debo decir que no hubo ningún homenaje póstumo a Tadeo en el que no haya tenido algo que ver Clodulfo Palacios, de Ometepec.

Celia Cruz y Tadeo

Arturo Escobar y yo teníamos en los 70 un programa de radio por la XECI y en él entrevistábamos los sábados a las estrellas debutantes en el cabaret El Zorro, de Alejandro Castrejón. Cuando lo hace la cubana Celia Cruz aprovecho para presentarle a mi compadre Tadeo quien, desde hacía tiempo, pretendía ofrecerle dos temas creados para su voz y estilo.
–¡Ay, muchacho, pero si tu eres el compositor de El Mudo, de la Sonora Santanera, exclama ella cuando lo tiene enfrente. Llama a su esposo, Pedro Knight (su apoderado, ex trompetista de la Sonora Matancera), haciendo los tres un aparte separándose a platicar.
La cara de felicidad de mi compadre lo dirá todo. La pareja cubana le había aceptado una propuesta que consumarían seguramente en su próxima visita al puerto. “Si se hace, ya la hiciste, cabrón”, fue el comentario de los presentes. El destino, sin embargo, dirá la última palabra.

Sus catedrales nocturnas

Interpretando sus propias creaciones acompañado por su guitarra, Tadeo Arredondo forjó varias catedrales nocturnas como El Bar Mónaco, con prolongadas temporadas. También los bares de Sanborns, El Muelle y La Estrella; Scherezada bar, Guitarra bar, Las Brisas, Hotel Tropicano y el restaurante El Arka, que operó por alquiler. Alternará con las estrellas locales del momento: Darbelio, Ricardo Pintos, Pepe Domínguez, Isael Chacón, Rubén Ruiz, Tabaquito, Benigno Burgos, Alfonso Vázquez y Macario Luviano y su orquesta.
Fue este último, Maco Luviano, un músico fuera de serie, saxofonista, con quien Tadeo armó una sólida y generosa hermandad al hacerlo su arreglista de cabecera. Mi propio compadre le reprochaba rechazar las oportunidades que se le abrían en Estados Unidos para incorporarse a orquestas se jazz que, según sus propios descubridores, lo interpretaba con el filin original. Él argumentaba, medio en serio, medio en broma, que allá no podría vivir faltándole el relleno de cuche y el manjar de Teypan, su terruño.

Sonora Santanera

Al cumplir la Sonora Santanera sus primeros 30 años, Carlos Colorado dirigió un LP titulado Mis 30 mejores canciones, tres de ellas de Tadeo: El Mudo, Sarta de mentiras y Sombrita de cocales . La propia agrupación musical entregara al acapulqueño un trofeo como uno de sus mejores compositores durante la década 60-70. Al evento en la Ciudad de México tuve oportunidad de acompañarlo.

Mi compadre Tadeo

Tal fue el título que di a una selección de obras de Tadeo grabadas en discos compactos usando mi propio equipo de cómputo, todo a partir de discos de 45 revoluciones por minuto y cintas. Obsequié unos 50 de ellos durante la develación de la placa de la calle Tadeo Arredondo, la de la Arena Coliseo y la Comercial Mexicana. La portada fue una foto de mi compadre y yo cantando en una fiesta familiar.
Sarta de mentiras, Sombrita de cocales, Por no estar junto a ti (Tadeo), Ironías (Sonora Santanera), Atolito con el dedo (Michel Tessan), Collar de cicatrices, Cuando vuelvas, Llévame (Pepe Mazón), Como te amo (Olivia de Montenegro), Vente conmigo, Alma aventurera (Darbelio), Pobre de mi patria chica (Amparo Ochoa), Viejo Acapulco (Sergio Fernando Cisneros), Provincianita y El Tulipán (Tadeo y su cuñado Sabino Terán), Carnaval en Acapulco (Sonora Santanera), Atolito con el dedo (Coro Renacimiento Mexicano).
Hoy quise repetirlo pero ya no supe cómo.