EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Mi libertad, tu libertad

Jorge Camacho Peñaloza

Febrero 12, 2021

 

Los que niegan la libertad a otros no la merecen para ellos mismos.
Abraham Lincoln.

En tiempos de alta polarización, como la que permea actualmente en la vida política del país por el choque entre un régimen que está tratando de imponerse y quienes ven en ese intento una acción autoritaria, salen a flote amenazas a la libertad; el choque se da por el cambio en la ocupación de los espacios políticos, económicos y sociales de los principales actores en cada ámbito que llega hasta la esfera de las percepciones, generándose una especie de crisis en las libertades en donde la expansión de las libertades de algunos actores y sectores es resultado de la reducción de la libertad de los demás.
Lo anterior se expresa en la difícil relación entre el sector empresarial y el presidente Andrés Manuel López Obrador, en la que los primeros sienten que desde Palacio Nacional se les está reduciendo su margen de libertad económica y empresarial, también en la reducción de la libertad de espacios institucionales de acción pública con la desaparición de fideicomisos como el de fomento al turismo y el fondo para el fortalecimiento de la seguridad en los municipios.
Así también se observa en la ya cotidiana confrontación mediática entre el presidente López Obrador y los grandes medios tradicionales de comunicación y comunicadores de alcance nacional, enfrascados en una guerra de posiciones, en la que hay una permanente exhibición y descalificación recíproca de sus posiciones que minan la libertad de expresión de ambas partes. Igual en un proceso electoral los aspirantes a una candidatura o cargo de elección entran en una sórdida competencia por ese espacio en la que muchos, al ver que no podrán alcanzar la posición, creyendo que les corresponde o es suya, falsamente sienten que les están coartando su libertad de llegar a ella.
De acuerdo a algunas definiciones, la libertad es la capacidad humana de actuar por voluntad propia, de elegir su propia forma de actuar. Locke sostenía que en el estado de naturaleza, la libertad consiste en estar libre de cualquier poder superior; sin embargo, desde los primeros pensadores liberales de la política, se entiende que la libertad es el permitir a los otros a hacer lo que quieran a cambio de tener la misma libertad y frente al Estado la libertad de no tener injerencia de este en la vida de los particulares.
Por su parte la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano francesa de 1879 sostiene que la libertad es poder hacer todo lo que no perjudique a los demás, aunque visto desde el enfoque de las relaciones de poder, desde la antigüedad y hasta nuestros días, aunque con distintas formas, la libertad de los más fuertes se ha expandido, gracias al poder, no solo a costa de la libertad de los débiles, sino que también de las libertades sociales, lo que al extremo originó la propuesta del totalitarismo como regulación desde el Estado de los derechos de las personas.
Lo cierto es que sea cual sea el concepto de la libertad, de elección, de acción voluntaria, de no coacción por un poder superior, la libertad, para no convertirse en el choque de las voluntades, las elecciones y de coacciones, necesita de un ente regulador o de equilibrio que obliga a que la libertad de unos no se convierta en la pérdida de la capacidad de elegir, actuar o de vivir sin coacción de otros, ese ente solamente puede ser la ley que, en ese sentido, tiene la obligación de equilibrar el derecho a la libertad de todos los miembros de una sociedad, de tal manera que la libertad de uno terminan donde empieza la libertad del otro.
Impedir que la libertad de uno y de otro lo determine la fuerza o violencia es la tarea de la política, que es el procesamiento de las diferencias por medio del diálogo, la democracia, las instituciones y de las leyes, que son entes artificiales creados por la humanidad para regular los espacios de la libertad, para detener la ambición que es la antítesis de la libertad cuando sus objetivos están en el ámbito de la libertad o derechos del otro, de ahí que la libertad también necesita del elemento de la ética o de la responsabilidad para obrar sin invadir la libertad de los demás sin la necesidad de la amenaza de la sanción legal o moral.
Ahora que estamos en un proceso electoral es necesario recordar que la libertad sólo existe en una comunidad política no solo con ciudadanos responsables, éticos, que no intentan limitar la libertad de los demás, sino con gobernantes que aplican con efectividad las leyes, con justicia, democracia y respeto a los derechos de todos, con la aportación de todos a los bienes públicos redistribuidos y gastados en el bienestar equilibrado de todos, la libertad es, junto con el derecho a la vida, de los más sagrados de los derechos del ser humano.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A toda la paisanada que anda de enamorada que para este día del amor más vale que no ande como si nada, no vaya a ser que de tanto beso y abrazo, por el Covid nos lleve la tiznada.