Héctor Manuel Popoca Boone
Septiembre 22, 2005
Gobernar el municipio de Acapulco no es un juego. Requiere de un gobernante serio, capaz y confiable. Sus problemas grandes, diversos y complejos son verdaderos retos y desafíos. La problemática que presenta no admite ocurrencias o improvisaciones. Tampoco poses o pronunciamientos demagógicos.
Es necesaria la continua modernización de la estructura gubernamental. Para otorgar un servicio público municipal eficiente y eficaz. Lo merece la creciente población acapulqueña. El ámbito a gobernar es vasto.
El municipio abarca mil 883 kilómetros cuadrados y tiene 62 kilómetros de litoral. Una población de 722 mil 500 habitantes, de los cuales el 85 por ciento están localizados en el medio urbano y suburbano. Acapulco es una de las diez ciudades más importantes del país.
Luis Walton Aburto propone acercar el gobierno municipal a los ciudadanos mediante: a) la descentralización de las oficinas municipales, b) la simplificación de los trámites administrativos y c) la automatización de los procesos.
A la manera de las delegaciones del gobierno del Distrito Federal, plantea el establecimiento de tres unidades administrativas descentralizadas: una sobre la carretera federal que va a la capital, otra por el rumbo de la salida a Zihuatanejo y otra más por la carretera que va a San Marcos.
Estas delegaciones municipales contarán con los principales servicios públicos que requiere la población, como son: agua, registro civil, policía y tránsito; departamento de obras públicas, oficinas de licencias y permisos, los programas del DIF municipal, etc.
Dichas delegaciones contarán con presupuesto propio y a los responsables de esas oficinas se les otorgarán facultades de decisión y aplicación de recursos en sus ámbitos de competencia y territorio asignado.
Todo esto con el fin de evitarles a los ciudadanos pérdida de tiempo en traslados distantes, en la realización de largas filas para hacer trámites o pagos o bien, en espera de resoluciones de la autoridad municipal.
En pocas palabras, el candidato del Partido Convergencia, Luis Walton, quiere que la atención al público no sea engorrosa ni farragosa; sino expedita y oportuna. Contigua a los hogares o lugares de trabajo.
La modernización que propone no significará desempleo para la actual planta laboral del Ayuntamiento. El respeto a los trabajadores del Ayuntamiento será invariable. No habrá cambios innecesarios de mandos medios hacia abajo. Antes bien, se establecerán procesos de capacitación y de mejoramiento laboral continuo. Con estímulos y ascensos de acuerdo a méritos realizados y responsabilidades cumplidas.
El organismo de agua y alcantarillado (CAPAMA) se fortalecerá aún más para su desempeño profesionalizado, eminentemente técnico y especializado.
En igualdad de precios y calidad, las adquisiciones de bienes y contratación de servicios que realice el gobierno municipal serán, preferentemente, a empresas acapulqueñas. Contribuyendo así, a que éstas se mantengan, crezcan y generen más empleos. Los recursos públicos municipales destinados a compras y servicios serán operados transparentemente quedándose en el municipio.
Walton no quiere un gobierno aislado de la gente. La participación ciudadana será consustancial al quehacer público municipal. Será promotor de pactos y acuerdos sociales para el progreso y bienestar común. Pretende un gobierno de la sociedad, con y para los acapulqueños.
Un gobierno dialogante, humano, de iguales. Donde los ciudadanos disfruten la posibilidad de decidir y construir su propio futuro. Un gobierno realista porque partirá del conocimiento de los recursos, las limitantes y condiciones que en lo económico, social y político cuenta el municipio; convirtiendo las potencialidades en verdaderas oportunidades.
Por eso las instancias de consulta y colaboración vecinal, las de conciliación y arbitraje ciudadano, las de planeación participativa, junto con las contralorías sociales y los procesos de iniciativa popular cobrarán carta de naturalización en el gobierno que propone.
Luis Walton está dispuesto a combatir todo aquello que degrada la vida y la dignidad de los acapulqueños: la inseguridad, la insalubridad, la indefensión civil, el desempleo y la impunidad. Pero quiere hacerlo junto con el pueblo, no al margen o por encima de él.