EL-SUR

Viernes 03 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Moliendo café

Octavio Klimek Alcaraz

Junio 17, 2023

Cuando la tarde languidece
renacen las sombras
y en su quietud los cafetales
vuelven a sentir

De Moliendo café, canción de Hugo Blanco.

El café arábigo (Coffea arabica), y sus diversas variedades, que se cultiva de manera predominante en México, proviene de las montañas de Etiopia. Es decir, no es una planta nativa de México, pero parece como si lo fuera. Los datos oficiales señalan que en el 2022 se encuentra sembradas alrededor de 700 mil hectáreas de cafetales en México, aunque sólo se cosechan menos de 650 mil hectáreas. Como más adelante se explica, es importante mantener e incluso ampliar dichas superficies.
Antes de continuar, debo señalar que mucha de la información que presento es ampliamente soportada en el libro Café de Guerrero. Identidad y orgullo, de un buen amigo y camarada, Julio César Ocaña, que publicó en 2007.
Como comunica Ocaña, las primeras plantas de café llegaron de Cuba en 1796, para cultivarse en la región de Córdoba. Se fue expandiendo su cultivo durante el siglo XIX en las vertientes húmedas del Pacífico y del Golfo de México. Ya para principios del siglo XX se habían definido las regiones cafetaleras en México: centro y norte de Veracruz; sierra norte de Puebla; las estribaciones de la costa meridional de Oaxaca; las Huastecas hidalguense y potosina; algunas elevaciones medias de Tabasco; los Altos y el Soconusco de Chiapas; la Costa Grande y la Costa Chica de Guerrero y en lugares más pequeños de Michoacán, Colima, Nayarit y Jalisco.
La producción de café está, en general, en manos de alrededor 280 mil pequeños productores, de éstos, 100 mil serían ejidatarios, 60 mil comuneros, 100 mil pequeños propietarios y la diferencia serían arrendatarios, agrupados en organizaciones regionales o locales. Al contrastar la superficie cultivada de 700 mil hectáreas, como se sabe, pocos productores van a tener más de 2 hectáreas de cafetales en promedio.
El cultivo de café se realiza bajo sombra, lo que ha resultado en poco más de dos siglos un sistema exitoso como policultivo o gran jardín seminatural en las regiones donde viven las comunidades rurales, en buena parte territorios de pueblos indígenas del país. Volviéndose en ese tiempo, parte fundamental del paisaje biocultural en las regiones donde se produce café. Entendiendo que, en un paisaje biocultural, se da una gestión integrada del territorio que conserva el patrimonio biocultural de las comunidades que se ubican en este. Es su legado conformado por el ambiente, la cultura y el territorio en relación recíproca, que propicia un paisaje en equilibrio. Finalmente, una interacción armoniosa entre la naturaleza y la cultura.
En estos paisajes bioculturales, se mantiene, en distintas variantes y gradientes, la estructura de árboles que pueden ser del bosque nativo original o de árboles cultivados como árboles de sombra y se sustituyen los arbustos por plantas de café. La biodiversidad de una selva cafetalera es impresionante, en donde se encuentran árboles maderables, y/o frutales hasta especies herbáceas con diferentes usos como alimentos o medicinas. En el artículo Conservar produciendo: biodiversidad, café orgánico y jardines productivos, de Patricia Moguel y Víctor Toledo publicado en Biodiversitas en julio de 2004, se señala que en una sola hectárea de café bajo sombra diversificada contiene entre 40 y 140 especies de plantas útiles, tanto para el uso familiar y local como para su venta en los mercados nacional e internacional (http://www.conabio.gob.mx/institucion/conabio_espanol/doctos/Biodiv55.pdf).
Las plantaciones de café de sombra por lo regular se desarrollan en las zonas templadas-húmedas del país donde se encuentra el bosque de niebla o mesófilo de montaña. El bosque mesófilo se caracteriza por tener un estrato arbóreo con especies más afines a las de las zonas boreales, mientras que en el estrato arbustivo predominan los elementos tropicales. Son junto con las selvas tropicales húmedas, los ecosistemas más biodiversos, además de mantener especies únicas, endémicas o de distribución restringida en el país.
Además, el mantener estos paisajes bioculturales de cafetales integrados a los bosques de niebla en las regiones donde se encuentran es clave para mantener los ciclos hidrológicos, y con ello el aporte del agua a cuerpos de agua y a las poblaciones de sus áreas de influencia; asimismo, se conservan los suelos en amplios territorios, y de manera fundamental, se captura carbono con la enorme biomasa de su vegetación conservada.
Las plantaciones de café bajo sombra y en especial su forma de producción orgánica son una forma de apropiación de la naturaleza, que está perfectamente adaptada a las condiciones ecológicas donde se realiza. La consecuencia positiva es que México es el principal productor de café orgánico en el mundo. Es decir, muchas de estas plantaciones de café bajo sombra han sido en buena parte certificadas para que este café se exporte y por supuesto se consuma en el país con la garantía de que están libres de los agroquímicos, que pueden ser perjudiciales a la salud humana y los ecosistemas naturales.
Por eso, en nombre de una sospechosa modernidad, no debemos permitir que sean suplantadas por formas productivas inadecuadas, por modelos agroindustriales de monocultivos de café bajo sol, como potreros para la ganadería o cultivos agrícolas temporales, debido a los bajos ingresos que en la actualidad del café bajo sombra obtienen sus productores, y genera incentivos para sustitución. Esto elimina gota a gota los paisajes bioculturales, que la sociedad mexicana afectada debe defender ante el desastre ecológico que esto propicia. Es decir, existe un interés público por en la defensa de las plantaciones de café bajo sombra café en México para nuestra generación y las futuras que vienen.
Es inspirador que muchos productores cafetaleros en estas regiones de esperanza estén luchando porque esto no suceda, luchan contra el abandono histórico del campo por sucesivos gobiernos, contra el comercio injusto de los intermediarios del café y las grandes empresas trasnacionales. El sector de los cafetaleros se ha organizado para resistir a todo esto, muchas de sus luchas son parte de la historia del movimiento campesino en México. Por eso, indigna conocer que el 25 de mayo fueron detenidos por autoridades estatales productores cafetaleros en el estado de Veracruz, ellos son Minervo Cantor Peña, Abraham Cabal Pulido, Crisanto Valiente Miramón, Cirio Ruiz González y Viridiana Bretón, acusados de haber incendiado, el 23 de enero del año pasado, las bodegas de la empresa Agroindustrias Unidas de México (AMSA), que es una de las principales acaparadoras de café en cereza para transnacionales como Nestlé, Sara Lee y Starbucks. Tienen además orden de aprehensión Salistiano Sánchez Martínez, Ambrosio Peña Castro, Telésforo Peña Castro y Judith Valerio Martínez. Algunos de ellos son parte del Consejo Regional del Café de Coatepec. Más allá de las dudosas evidencias presentadas, en el fondo se trata de reprimirlos por su lucha por impulsar la lucha de precios justos y políticas públicas en beneficio de los cafetaleros de Veracruz y del país.
Organizaciones sociales, agrarias y de productores, así como diversas personalidades han exigido que se les libere de inmediato. Me sumo a esa exigencia de su libertad. Entendamos que estos productores tienen derecho a una vida digna y que además son el baluarte en la defensa del paisaje cafetalero de Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, entre otros estados con regiones y paisajes bioculturales cafetaleros.

P.D. Me sumo a la solicitud de compañeras y compañeros para que el gobierno y el Congreso de Guerrero apoyen de manera real y concreta, en necesaria justicia, al compañero Guillermo Sánchez Nava. Muchos de los siempre privilegiados de la clase política guerrerense, tirios y troyanos, por simple decencia, deben reconocer que le deben mucho, y por tanto, retribuirle su sacrificio.