Arturo Martínez Núñez
Enero 05, 2021
Finalmente llegó el momento que durante tantos meses le quitó el sueño a más de uno, el día en que Morena definiera al candidato a la gubernatura del estado, llamado temporalmente coordinador estatal de organización.
El anuncio que se dio de manera intempestiva, favoreció al compañero senador con licencia Félix Salgado Macedonio.
A este proceso lleno de huecos y fallas no imputables a la actual dirigencia, sino a la ausencia de una dirigencia clara durante casi tres años, que provocó que se tuviera que echar mano de mecanismos contemplados en el estatuto de Morena, como la insaculación y la encuesta para elegir a candidatos y candidatas en los 15 estados donde habrá cambio de titulares del Ejecutivo.
Las reglas nos fueron explicadas con minuciosidad y todos los contendientes las aceptamos aun bajo protesta y firmamos la aceptación del resultado que arrojara este proceso.
Esto no significa que no tengamos el derecho de exigir a la dirigencia nacional que, en aras de una certidumbre total, el proceso se transparente y se nos dé a conocer la encuesta, como fue comprometido por el presidente del partido.
Los aspirantes tienen todo el derecho del mundo a consultar con sus bases respecto a la determinación del Comité Ejecutivo Nacional. No hay que espantarse ni alarmarse por eso. Cuando existen movimientos articulados y luchando en pos de una causa, no se les puede mandar a casa simplemente con un anuncio en redes o de una instrucción por teléfono. Es natural que tanto Pablo Amílcar Sandoval, como Luis Walton Aburto quieran recorrer el estado para informarle a sus seguidores y consultar el rumbo a seguir. A la gente hay que respetarla y hay que escucharla. Esto es lo que nos ha enseñado el presidente y líder máximo López Obrador, que el pueblo pone y el pueblo quita y que es nuestra responsabilidad como políticos escuchar a cada uno de los ciudadanos, con mayor razón escuchar a aquellos que nos dieron su confianza y su apoyo en un proceso político electoral.
Estoy seguro que todas y todos los contendientes tendrán altura de miras y habrán de unirse al único proyecto que debe de haber en Morena, que es el proyecto por la cuarta transformación nacional.
Ninguna victoria es para siempre, ninguna derrota es eterna. En nuestro caso como lo dijimos en la conferencia donde anunciamos nuestro apoyo a la candidatura de Pablo Amílcar Sandoval, proclamamos que no habíamos alcanzado, por el momento, nuestros objetivos. Pero estoy convencido de que habremos de hacerlo, porque seguimos siendo la opción con la mejor propuesta, con ideas claras, con un plan estatal de desarrollo esbozado y con capacidad ejecutiva y legislativa comprobadas.
En lo personal haré todo lo que esté a mi alcance para que nuestro candidato gane la gubernatura de Guerrero. Lo haré por convicción, por disciplina y por amor a nuestro pueblo. Lo haré porque yo no me metí a este proceso a ver qué sacaba o qué negociaba, sino que me metí convencido de que podíamos ser una opción distinta a las que estaban planteadas al iniciar la carrera.
Apoyaré con lealtad, con convicción y sin ningún compromiso al candidato de Morena.
Apoyaré sobre todo el proyecto que tenga que surgir de una deliberación colectiva. Apoyaré, como lo he hecho siempre, sin pedir nada a cambio, sin negociar absolutamente nada a cambio, porque los apoyos y la dignidad política no se negocian, porque la participación política debe de hacerse sin maniatar a la persona que se pretende apoyar. Lo haré porque conozco la importancia del estado de Guerrero y lo complejo de gobernarlo. Lo haré, porque como lo he dicho en repetidas ocasiones, la parte complicada no es la elección, sino el gobierno que se habrá de realizar a partir del 15 de octubre. El derecho que tienen todos los militantes a aceptar o no aceptar una decisión del Comité Ejecutivo nacional, es inalienable. Pero aquellos que fuimos participantes en el proceso conocíamos las reglas y firmamos cartas y documentos a donde nos comprometíamos a respetarlas aun a sabiendas de las enormes lagunas y vicios de origen con que contaban las convocatorias.
Yo a lo largo de mi vida política he sido un jugador de equipos, me gusta trabajar en equipo y creo que la única manera de lograr el cambio verdadero es hacerlo en colectivo.
No pertenezco a ningún grupo, ni a ningún equipo, que además en Morena están prohibidos, mi equipo es el equipo del presidente López Obrador. Desde aquí mi confianza en la dirigencia nacional, que no solo está integrada por Mario Delgado, sino por mujeres y hombres de un nivel de prendas intachables como Citali Hernández, como Ivonne Cisneros, como Pedro Miguel, por mencionar solo algunos. Acusar a Mario sería acusar también al resto de compañeras y compañeros.
Desde este espacio hago un llamado a que por la vía del diálogo y la política encontremos la ruta para lograr un solo equipo en Guerrero, el equipo que le dé la victoria contundente en las urnas al proyecto que en lo nacional encabeza Andrés Manuel López Obrador.