Marcial Rodríguez Saldaña
Febrero 14, 2019
En los dos artículos anteriores expuse la necesidad de cohesionar a la militancia de Morena en torno a sus principios y desarrollé cuales son estos. Pero además es absolutamente indispensable que para constituirse como un partido histórico debe asumir sus estatutos y los acuerdos de sus instancias como la base fundamental de su vida interna.
1.- Los estatutos de Morena establecen: los fundamentos sobre los cuales se rige; los derechos y responsabilidades de los Protagonistas del Cambio Verdadero (PCV), su estructura organizativa, que va desde los Comités de PCV –que son la fuerza popular del partido; los Congresos y Comités Ejecutivos Municipales; los coordinadores distritales; los Congresos, Consejos y Comités Ejecutivos Estatales; el Congreso, Consejo y Comité Ejecutivo Nacional. Para que el partido funcione orgánicamente se requiere que todos sus órganos de representación funcionen correctamente. Si alguna de sus partes deja de funcionar, se interrumpe la cadena organizativa y se debilita el partido.
2.- Cuando se diseñó el modelo organizativo de Morena y se aprobó en el congreso nacional fundacional el 20 de noviembre del 2012, se pensó en un esquema de partido para que en un tiempo muy breve –en seis años– lograra conquistar el poder político de México, lo cual se ha obtenido –en el 2018– gracias al fuerte liderazgo del ahora presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Después de la obtención legal del registro –el 9 de julio del 2014– se fue consolidando su estructura organizativa, sin embargo el hecho de que los Comités Ejecutivos Municipales electos para el periodo 2013-2016 no se renovaran mediante elecciones en asambleas democráticas de los PCV trajo una debilidad en razón de que se perdió el vínculo directo entre estos y los Comités de PCV.
3.- De la misma manera, el hecho de que los Consejos Estatales –que estatutariamente deben sesionar cada tres meses– y los Comités Ejecutivos Estatales –que deben reunirse cada semana– dejaran de cumplir con este mandato del Estatuto –como ha ocurrido en Guerrero– trajo y genera una debilidad institucional en el partido, toda vez que sus facultades se trasladaron a decisiones personales –incluidas las relativas a la selección de candidaturas en el proceso electoral del 2018– lo cual vulneró los derechos políticos de los militantes al hacer a un lado a las instancias colegiadas. La falta de cumplimiento del funcionamiento estatutario significa la ruptura de las normas estatutarias de Morena y de sus principios ideológicos y políticos. No hay ningún argumento democrático que justifique la anulación de sus órganos colegiados para trasladar sus facultades a decisiones personales.
4.- Si pretendemos que Morena sea un partido político histórico de México, debemos promover por convicción el funcionamiento normal estatutario de sus órganos de representación en todos sus niveles, porque de no hacerlo así, se mermarían sus estructuras y se corre el alto riesgo de que se concentren y trasladen las decisiones de sus órganos colegiados a determinaciones personales, lo cual sería el inicio de formas internas autoritarias, de violación a derechos políticos de sus militantes y de conflictos políticos y legales que entramparían al partido en controversias internas que provocarían su debilitamiento. Quien o quienes cuestionen el funcionamiento de los órganos de representación interno de Morena, lo que hacen es impulsar su destrucción como partido histórico.
5.- El funcionamiento de los órganos de representación internos de Morena forma parte sustancial del proyecto histórico del partido porque implica auspiciar uno de sus principios sustanciales que es su vida democrática interna. Morena junto con sus aliados y especialmente con el respaldo popular gracias al gran liderazgo de AMLO ganó el poder político del país en las elecciones del 2018, pero el objetivo fundamental es la instauración de un nuevo régimen que sustituya al autoritario por uno democrático, pero para ello Morena debe predicar con el ejemplo, debe arraigar la cultura y las practicas democráticas en su interior. Quienes promuevan en su interior decisiones centralistas, personales-autoritarias atentan contra el proyecto histórico democrático de Morena y de México.
6.- Estos son los temas de debate teórico-ideológico-político que debe darse en las instancias internas del partido, no la “guerra sucia” o la “grilla barata” de agraviar a militantes y dirigentes en una lucha fratricida por el poder interno a toda costa, no denostándolos por todos los medios al alcance, porque hacerlo es incitar la autodestrucción del partido. Por el contrario, Morena debe acendrar en los PCV sus principios ideológicos como la fuerza motriz que cohesiona el partido, debe impulsar el funcionamiento institucional de todas sus instancias de representación política interna y debe promover la cultura y el ejercicio democrático interno como parte esencial de la Cuarta Transformación del país; solo así podrá aspirar a convertirse en un partido histórico de México.