Humberto Musacchio
Noviembre 02, 2015
Capitalina nacida en 1932, María Elena Lazo de Mendizábal decidió adoptar el apellido de su esposo y quedó para las prensas y los amigos como Elena Urrutia. Licenciada en Psicología por la UIA y licenciada en Letras Francesas por la Universidad Libre de Bruselas, se dedicó inicialmente al cine y en diversos aspectos participó en películas como Raíces, de Benito Alazraki, y Torero, de Carlos Velo, entre otras. Feminista, dirigió Foro de la mujer en Radio Universidad (1967-86). Trabajó en la Casa del Lago, dirigió el Museo del Chopo y fue subdirectora de Difusión Cultural de la Secretaría de Relaciones Exteriores. En el Colegio de México fundó, coordinó y fue profesora del Pro-grama Interdisciplinario de Estudios de la Mujer. Cofunda-dora de la revista Fem y de los diarios Uno Más Uno y La Jornada, para los que escribió. Es coautora de Evocación de mujeres ilustres (1980), Bor-dando sobre la escritura y la cocina (1984), Nuestros mayores (1984), Las mujeres frente a la crisis de América Latina y el Caribe (1985), Diego Rivera hoy (1986), Antología tributaria (1986) y Fem. 10 años de periodismo feminista (1988). Coordinadora de Mujer y literatura mexicana y chicana: culturas en contacto (1988), Mujer y sida (1992) y Estudios sobre las mujeres y las relaciones de género en México (2002). La recordaremos como firme feminista, como una inteligencia serena y una presencia siempre grata.
“La ley mordaza, ¿necesaria?”
Crece el debate por la propuesta del priista Omar Fayad, presidente de la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Senadores, quien pretende establecer la censura en internet e imponer fuertes sanciones, incluso con penas de cárcel, a quienes usen los medios electrónicos para cometer delitos contra niños, jóvenes y empresarios, lo que no suena mal. En redes sociales se dice que el proyecto atenta contra la libertad de expresión y criminaliza a los internautas. También se acusa a Fayad de apadrinar una iniciativa redactada por Enrique Ceballos, comisionado (director) de la Policía Federal, lo que negó el legislador, quien declaró que debe reglamentarse el comercio electrónico, el periodismo digital, la publicidad y las opiniones, mensajes y elementos que vertidos en las redes sociales “pueden derivar en menoscabo del patrimonio, la reputación, el honor o la actividad profesional de alguien”. Pues sí, pero valdría la pena realizar una amplísima consulta ante de llevar al pleno una ley de esos alcances.
Hugo Gutiérrez Vega
El año pasado, en la Feria Internacional del Libro de la capital tapatía, el poeta, maestro, diplomático, actor y periodista Hugo Gutiérrez Vega recibió el doctorado honoris causa de la Universidad de Guadalajara, a propósito de lo cual apareció un libro de colección –folleto dicen otros–, en el que Hugo aparece en portada de frac, con el sombrero de copa en la mano, muy joven, patilludo, pero sin barbas, caminando por la calle de alguna ciudad donde fue un cumplido representante de México. En esta edición hallamos textos de Fernando del Paso, de Tonatiuh Bravo Padilla, rector de la UdeG; de la muy querida Lucinda Ruiz Posada, su ahora viuda; de Carmen Villoro, Gabriel Gómez López, Roberto Castelán Rueda, Juan Domingo Argüelles, Marco Antonio Campos, Jorge Souza Jauffred, Víktor Voga e Iván Trejo. El coordinador de ese bello libro es Alejandro Sánchez Cortés, director de la Cátedra Hugo Gutiérrez Vega de la citada Universidad.
Ayatero, palabra en desuso
Todavía andan por las ciudades, pero ya nadie los llama ayateros. Son esos hombres –no recuerdo mujeres porque la carga no es poca–, que llevan una o dos grandes canastas con loza y utensilios de cocina que cambian generalmente por ropa usada, aunque también aceptan otros objetos. Es de suponerse que su antiguo nombre lo recibieron porque portaban ayate, esa prenda de Juan Diego en la que aparecieron las rosas del milagro guadalupano (no confundir con la tilma, que es de algodón y se emplea a modo de capa). El mamotreto de la Real Academia no registra ayatero, pero sí ayate, que describe como “tela rala de hilo de maguey”, aunque en ediciones recientes agrega que puede ser de palma, henequén o algodón. El Diccionario de mejicanismos de Francisco J. Santamaría tampoco recoge ayatero, pero se extiende en ayate: “tela rala y basta, tejida con hilo de fibra de maguey por los indios, y que usan a modo de bolsa para cargar frutas o cosas diversas, y aun para otros menesteres”. El ayate –dice–, se usa a manera de mecapal, para llevar la carga. También como rebozo para cargar al bebé, como manta o tilma y hasta para frotar a los caballos. Pero de ayatero, nada.
Breviario…
Mañana, a las 19 horas, en el salón de usos múltiples de la librería Elena Garro, de Educal, se rendirá homenaje a Luz María Chapela, pedagoga y autora de cuentos infantiles que falleció en agosto pasado. Participarán Benjamín Briseño, Giovanna Cavasola, María Eleva Durán, María Morfín, Lourdes Morán, Marcela Romero, Luis Téllez y Vivianne Thirion. @@@ La Asociación Mexicana de Derecho a la Infor-mación eligió como presidente para los dos próximos años a Jorge Fernando Negrete Pacheco.