EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

No sólo seguridad pública, queremos la paz

Jesús Mendoza Zaragoza

Marzo 06, 2023

 

Suele hablarse de seguridad y de paz como si fueran sinónimos, como si construir la paz fuera contar con seguridad. Es más, la seguridad tiene las más variadas acepciones. Se puede hablar de seguridad como actitud individual, también se habla de seguridad pública y de seguridad social, de seguridad ciudadana y de seguridad humana, lo mismo que de seguridad nacional. Cada uno de estos términos se refiere a algo diferente. El asunto está ahora en que llegamos a confundir la seguridad pública con la paz, cuando estamos ante dos términos que se pueden relacionar, pero no confundir. Y es claro que la seguridad pública es tarea del Estado, quien la procura, actualmente, mediante las fuerzas policiacas y militares. Pero eso que hacen policías y militares no equivale a construir la paz, aunque debiera estar relacionada con ella. Al respecto quiero señalar algunas consideraciones.
Una. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la resolución 66/290 de la Asamblea General (1994), plantea la seguridad humana como un enfoque que ayuda a los Estados miembros a determinar y superar las dificultades que afectan la supervivencia y la dignidad de los ciudadanos y a procurar la seguridad del individuo en distintas dimensiones como la económica, alimentaria, de salud, ambiental, personal, comunitaria y política, para alcanzar una estabilidad duradera. En este sentido, hablar de la seguridad humana es lo más cercano a la paz que deseamos; incluye la seguridad pública que es una mera condición para alcanzar la seguridad humana.
Dos. De esta forma, si la seguridad pública está centrada en el Estado, en cuanto que sus instituciones y legislaciones la van gestionando y regulando, no es así con la seguridad humana que está centrada en las personas, considerando las amenazas a su sobrevivencia, a sus medios de vida y a su dignidad. En este sentido, el Estado y sus instituciones tienen la obligación de garantizarla y de proveerla y de proporcionar los medios para que los ciudadanos cuenten con una vida libre de miedos, libre de amenazas y con estándares de dignidad.
Tres. Por otra parte, la seguridad humana es multisectorial ya que las personas requieren seguridad alimentaria, seguridad económica, seguridad de un medio ambiente saludable, seguridad comunitaria, seguridad política y seguridad personal. En suma, la seguridad humana se define a partir de la garantía de todos los derechos, desde los individuales, como los civiles y políticos, pasando por los derechos sociales hasta los derechos de los pueblos.
Cuatro. La seguridad humana es, por naturaleza, preventiva, en cuanto que el Estado tiene que prever las condiciones que las personas, todas las personas puedan contar con la garantía de sus derechos humanos, empezando con los más elementales como trabajo, alimentación, educación y salud, etc. Para esto son los planes de desarrollo que los gobiernos tienen que cumplir, en orden a prevenir conflictos y violencias causados por la falta de trabajo, de pan o de salud. Así las cosas, la seguridad humana se va alcanzando paulatinamente en la medida en que los derechos de todos son reconocidos y garantizados.
Cinco. Para que la seguridad humana pueda avanzar se requiere la integración (no sólo coordinación) de alianzas desde los ámbitos internacionales, nacionales, regionales y locales y la integración entre actores gubernamentales, sociales, privados y comunitarios. Los gobiernos son actores fundamentales en la medida en que comprenden que sus recursos no son suficientes, y que facilitan la integración de todos los actores para ir construyendo respuestas preventivas a los complejos problemas que pueden originar conflictos y violencias. Cuando hablamos de recursos nos referimos a una diversidad de cosas que se requieren para el desarrollo humano, tales como el arte, la ciencia, las tecnologías, la academia, la investigación, la cultura popular, la religión, la educación, etc. Hay recursos que sólo tienen actores como las universidades y las escuelas, otros los tienen las empresas, otros más, las organizaciones de la sociedad civil, otros más, las iglesias. También las comunidades indígenas tienen recursos importantes para la seguridad humana, es decir, para la construcción de la paz.
Seis. Otra característica de la seguridad humana es la importancia que se da a las respuestas locales en el sentido de la temprana prevención. Se adaptan las agendas nacionales e internacionales a las situaciones locales para evitar que nadie se quede atrás. Por otra parte, los actores locales son quienes mejor conocen sus problemas y tienen los recursos propios para afrontarlos. De esta manera, las comunidades locales se van empoderando para responder a diversas necesidades como la reconstrucción del tejido social o la gestión de proyectos de economía solidaria para fortalecer las economías locales.
Siete. En el caso de México, hasta ahora las autoridades no han asumido el modelo de desarrollo que implica la seguridad humana, y han llegado sólo a la comprensión de la seguridad pública, que no considera las raíces de los conflictos y las violencias desde los ámbitos locales y regionales. La misma receta vale para todo el país y los actores de la sociedad civil no son considerandos en una estrategia de desarrollo y de seguridad humana. Confunde la prevención del delito con medidas policiacas y militares y con la inclusión de tecnologías para la vigilancia. De esta manera la seguridad pública se define a partir de resultados como la aplicación de medidas punitivas, el endurecimiento de castigos, la detención de personas, entre otras cosas. Todas estas medidas, llegan a lo sumo a contener la inseguridad y a administrar la violencia. La seguridad pública no tiene la visión de la seguridad humana y, por lo mismo, no tiene la capacidad de construir la paz.
Ocho. Porque el modelo de seguridad pública no da para más, estamos patinando desde hace unos veinte años, en que el país se ha visto atrapado por espirales de violencias. ¿Qué otra cosa podemos esperar de este modelo? Policías y militares tienen capacidad para la seguridad pública pero no la tienen, por sí mismos, para la paz. Es más, en las condiciones que tenemos hoy en el país, ni la misma seguridad pública está garantizada por las corporaciones armadas que, como bomberos andan apagando fuegos por todas partes.
Nueve. Si la paz no es la mera ausencia de la guerra o de la violencia es porque la paz sigue siendo una utopía a la cual nos podemos ir acercando en la medida en que se abren caminos hacia la seguridad humana que integra tres libertades: la libertad del miedo ante las amenazas y violencias directas de actores diversos; la libertad de la necesidad (miseria), cuando se satisfacen todas las necesidades básicas, económicas, sociales y ambientales; y la libertad para vivir con dignidad, que incluye capacidades para exigir el respeto a los derechos humanos, y el empoderamiento para protegerse de violencias, exclusiones o discriminaciones.
Diez. La seguridad humana va más allá de la ausencia de violencias. Atiende las amenazas que afectan la sobrevivencia (abusos, violencias, muerte) los medios para vivir (desempleo, inseguridad alimentaria, amenazas a la salud, etc.) y la dignidad humana (violación a los derechos humanos, discriminación, etc.). Por ello, todos los ciudadanos somos sujetos de esta seguridad, de manera individual o colectiva, todos los sectores sociales, desde lo local hasta lo nacional. Al Estado le toca facilitar las cosas para que esta seguridad humana se vaya construyendo con la participación de todos. Se necesita una visión estratégica para mirar qué es lo que tenemos que hacer hoy para que al paso de los años estemos en estas condiciones que acerquen la paz a la vida cotidiana y se manifieste en las libertades anotadas anteriormente. Esta seguridad no la dan las instituciones armadas, sino que la construimos entre todos, incluyéndolas a ellas. Está bien, queremos seguridad pública, es lo menos que podemos pedir, pero también queremos la paz.